CAPÍTULO UNO -LA DAMA

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Annie

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Annie

Me agrada caminar por los jardines de mi casa, siempre habían mariposas y orugas en los rosales. Mi madre prohibía que bichos se alimenten de sus rosas, eran crueles con ella, sin importar que cuando su metamorfosis termine se conviertan en insectos majestuosos.

Hay cuatro jardineros cuidando el jardín, me senté en una banca de color blanco a disfrutar un poco de la luz solar. Dicen que los rayos del sol ayudan a crear serotonina en nosotros, yo la necesitaba.

Igual me agradaba mirar los barcos navegando por el mar, podía distinguirse con perfección de igual manera. Todos ellos tienen a donde ir porque son esperados, excepto yo.

—Buenos días señorita—una voz con energía me saludo al acercarse —he venido a escoltarla para un paseo fuera de su hogar.

Gire a verlo aun con los ojos chinitos por el sol. Me levanté.

Le sonreí y suspire.

Gabriele...

Tiene pelo oscuro, ojos de tonalidad gris, su cabello es rizado y tiene un pequeño lunar arriba del labio. Es muy alto y de piel morena.

—Hola—le sonreí.

Era el único amigo que veía cuando mi familia me permitía las visitas. Gabriele es un segundo hijo, sus padres no esperan mucho de él y nunca ha tenido responsabilidades con su sangre.

Es libre...

Viajaba, navegaba y tenía el control de su vida. Lo conozco desde que me entregaron a está familia, siempre tiene sido amable, educado, culto y diferente a los hombres de Cosa Nostra tal vez por eso estoy enamorada de él desde que tengo memoria.

Todos mis pensamientos de amor hacia él los escribo en mi diario, es el único lugar donde puedo gritar y decir lo que siento por Gabriele, se que mi familia no lo leerá, él no lo hará en especial. 

Escribir mis sentimientos me libera y crea un voto de independencia.

—Pensé que te alegraría verme.

Me alegra demasiado, pero hay muchos ojos aquí, especialmente más seguridad de lo normal. Todos ellos juraron sus armas a Asher, le servían, matarían por él y darían su vida por él.

Fuera de eso, se que también estoy en la lista de ellos. Un abrazo no puede ocultar los sentimientos de alguien, no podría poner en peligro a Gabriele porque se que soy la ragazza que será la signora de Ferreti.

—Hay mucha gente —hice una mueca al mirar por los lados—no quiero causar problemas.

—Se me olvidaba que pronto serás nuestra Dama.

—Un título que no pedí — me apresure a decir— nunca soñé con una boda grande, invitados y comida nada de eso.

Con solo decir esto hace que mi corazón se acelere de temor. No quiero cumplir con esto, yo no soy la hija muerta de esta familia, no soy una ragazza italiana . No pertenezco aquí ni a esta cultura llena de muerte, unida con el narcotráfico.

PRESA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora