1 de Agosto de 2024.
Tres horas, tres horas en las que solo había observado el Google Maps tratando de encontrarle sentido a la enorme ciudad a la que estaba apunto de mudarme, mientras esperaba mi vuelo, que para mí mala suerte se habia demorado por una tormenta eléctrica.
—¡¡Me encantaría que terminarás con eso de una buena vez!!—Se notaba los nervios en la voz de mi madre, acompañado de un muy notable tono de irritación, algo que no es nuevo en ella. Va dentro de su ensordecedora personalidad—Me encantaría saber qué tanto miras en ese aparato.
—Solo trato de ver dónde esta el departamento y que tan lejos está del New York Post.
—¿Y?,¿Está muy lejos?
—Mamá, Hablamos de Nueva York, obviamente todo está lejos en esa ciudad—alce la vista del móvil justo a tiempo para presenciar su mirada de disgusto y reproche hacia mi comentario—No es como aquí en Memphis, yo voy a vivir en Brooklyn al otro lado del rio este.
—Esta bien—dejo la mirada fija en el techo, suspiré. Ya sabía lo que se venía. Cuando bajó la mirada una lágrima le cruzo la mejilla—¿Cuando podré ir a visitarte?
La conocía perfectamente, esa lágrima no era nada comparado con lo que se venía en el momento que cruzará las puertas de embarque.
—Mamá, tú podrías visitarme cuando quieras una vez que me establezca en la ciudad. Verás que pronto vamos a salir juntas a recorrer el Central Park.
Mi madre se seco las lágrimas y me dio un fuerte abrazo.
—Recuerda llamarme. No te olvides de tu madre.
—Nunca me olvidaría de tí. Recuerda, somos tú y yo contra el mundo.
Se anuncio el embarque y sentí como los nervios recorrían mi piel. Estaba apunto de mudarme a una ciudad que odiaba, completamente sola y no conocía ni una sola calle.
—¿Ya te debes ir?¿No te puedes dejar el viaje para la próxima semana?— me miró fijamente y puso un pequeño puchero, como el que yo le hacía cuando era pequeña y queria dulces.
—Si. Y la próxima semana me pedirás que espere a la siguiente como lo has hecho durante el último mes—La mire con gesto de reproche mientras anunciaban el final del embarque a mi vuelo—debo irme, es muy importante que me prepare está semana, me familiarice con las calles y la ciudad.
—Lo entiendo, pero sabes que te voy a extrañar muchísimo.
—Yo también te voy a extrañar, madre. Pero debo irme o me va a dejar el vuelo.
Después de despedirnos me acompaño hasta la puerta de embarque, donde–como ya lo había predicho–se soltó a llorar como una magdalena.
Yo decidí reservar mis lágrimas para cuando estuviera sola y nadie me viera, o mejor dicho, para cuando me sintiera sola y desamparada en la ciudad que nunca duerme y estoy segura de que eso será más temprano que tarde.
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Buscame En Nueva York
Teen FictionPara Anabeth Nueva York siempre fue una ciudad complicada, muchas personas, cientos de edificios, cero paz y tranquilidad. Odiaba esa ciudad. Para Tom, siempre fue un sueño. Una ciudad llena de oportunidades, buena vida, y personas con las que compa...