Introducción

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Diego




La vida de Diego siempre fue buena, había nacido en cuna de oro y nunca le faltó nada, es más, le sobraba, tenia la atención de su mamá, el amor de su hermano y los caprichos cumplidos de su papá, todo en su vida era perfecto, hasta que esa atención fue disminuyendo, el amor de convertía en rivalidad y los caprichos ya no le llegaban a la palma de su mano.
Con lo rápido que su padre ascendió a un puesto más alto, obteniendo el liderazgo de una plaza completa, toda la atención estaba centrada en eso.

Siempre veía cómo su papá mandaba a todos y cómo todos hacían lo que él les decía, no era temor, era respeto, y Diego comprendió que debes imponer respeto para que la gente te de lo que quieras.
Siempre vio a su madre ser amorosa con su papá, incluso si él no tenía tiempo para ella, su madre era el principal soporte de su padre, sin ella él estaría totalmente perdido, era quien le mantenía los pies en la tierra.
Su hermano siempre fue un ejemplo a seguir para él, siempre fue inteligente, duro, astuto, sin duda era quien más se parecía a su padre, su hermano lo amaba, le enseñaba a jugar fútbol, a nadar, a andar en bicicleta, le ayudaba con sus tareas de matemáticas. Todo.

Fue cuando Diego cumplió dieciséis años que todo eso comenzó a ir en declive, su hermano se había mudado a Canadá para estudiar en una de las mejores universidades de ahí; su madre ahora ayudaba a su papá en sus mandatos, convirtiéndose en la jefa, dejando de darle la atención que a Diego tanto le llenaba el corazón; su papá comenzó a estar cada día más y más ocupado, sin tener tiempo para él y sólo soltando el dinero que Diego le pedía.
Ya no sabia que hacer, nunca estuvo acostumbrado a estar sin la atención de su mamá y sin el cariño de su hermano, así que se descontroló.
Siempre lo podías ver en los mejores antros de la Ciudad de México, con sus amigos falsos de la prepa que sabían lo que hacían sus papás y por eso se juntaban con él; usando sus influencias para entrar aún siendo menor de edad, bebiendo tanto alcohol hasta vomitar y probando sustancias que lo mareaban al segundo.
Sin duda su teatrito para llamar la atención de sus papis había funcionado, no de la manera que él esperaba, pero funcionó.

Un tiroteo bastante violento ocurrió una noche que Diego se encontraba en un antro mediano de la ciudad, eran unos hombres armados y encapuchados que seguramente venían del bando contrario, yendo directamente por él pero siendo interrumpidos por los vigilantes del lugar, dejando bastantes heridos a su paso.
Los pseudo amigos de Diego se habían ido, dejándolo solo en ese lugar, rodeado de patrullas y noticieros.
Unos policías lo reconocieron por su apellido y lo llevaron a su domicilio, diciéndole a su padre lo que había hecho cómo si de un pequeño de cinco años se tratara, y en ese momento, Diego se sintió cómo tal.

-¿Estás contento, Diego?
Su padre estaba bastante enojado con él.

Y Diego sólo mantenía la cabeza baja.

-No, pa.

-Ahora tu showcito nos va a salir caro, por tus pendejadas, Diego.

-Perdón, no sabía que eso iba a pasar.
Las lágrimas ya recorrían sus mejillas.

-Pues no, nunca sabes nada, Diego, ¡nunca!
Para este punto, su padre ya le estaba gritando.

-Vas a empezar a estudiar en casa y quiero que dejes de hablarle a esos mocosos que a la primera te abandonaron. Voy a ver a quien puede conseguir Luis para que te cuide.
Y se fue, dejando a Diego solo en el sillón, llorando desconsoladamente, estaba bastante asustado.

Días después, el problema estaba solucionado, ya nadie hablaba de eso, Diego sólo escribía y escribía de su computadora a su cuaderno todas las tareas y actividades que los profesores le mandaban; sus "amigos" ya no le hablaban y su papá había comenzado a consentirlo de nuevo, dándole lo que quería, aunque con un poco más de cuestionamiento.
Es día en particular, era miércoles, y su padre ya le había dicho que ese día conocería a la persona que lo iba a cuidar, a su "guardaespaldas", no pudo negarse ni quejarse, así al menos lo dejarían salir a comprarse lo que le diera la gana, sólo esperaba que no fuera un cualquiera que no sabía hacer nada.




Edson



Edson Álvarez desde que tiene memoria tuvo que solucionar sus cosas él mismo, su padre había fallecido cuándo Edson apenas tenía dos años y su madre quedó sola con tres hijos, siendo Edson el mayor.
Desde niño, tuvo que trabajar en cualquier cosa en la que pudiera acomodarse para poder ayudar a su mamá y a sus hermanos, entrando al mundo de la delincuencia a la pronta edad de quince años.

La madre de Edson nunca quiso que éste dejara de estudiar, así que se partía el lomo para que a ninguno de sus hijos les faltara estudios.
Y esto se complicó cuando Edson tuvo que entrar a la preparatoria, los precios de la inscripción, los materiales y el transporte (entre otras cosas) eran ya bastante altos, así que decidió aceptar la propuesta de su amigo Kevin de trabajar con él cómo un dealer para Don Mauro, bueno, para alguien que trabajaba para alguien que trabajaba para Don Mauro.
Jamás se esperó que ese trabajo le iba a resultar tan bien, quedándose ahí por casi todo lo que le quedaba de vida.

Casi diez años trabajando de dealer en los outmost junto a su amigo Kevin, nunca le había fallado a su jefe e iba aumentando de posición cada vez más, llegando a codearse con los íntimos de Don Mauro, siendo ya casi parte de el equipo de mano derechas de Laínez.
Diez años tuvieron que pasar Pat que dejara de ser "un simple dealer" y comenzara a ser alguien importante, importante en la vida delictiva, claro.

-Mi machín, ven para acá, rey. Has de cuenta que el mocoso de Don Mauro anda jugándole al vergas, y eso al patrón no le gusta nadita.
Ni entendía a qué quería llegar.

-¿Y yo que tengo que hacer?
Nunca le habían pedido que matara a alguien, quizás si que intimidara o si acaso una bala en la pierna, pero de verdad esperaba que jamás le dieran cómo orden asesinar a a alguien.

-Me dijo que busque a mi hombre de mayor confianza para que le cuide al chamaco. ¿Aceptas?
La sonrisa petulante de Luis y la mano apretando su hombro no lo dejaron negarse, tampoco era que quería.

-Cuenta conmigo.
Dijo firme, mirándolo a los ojos y con una expresión seria.

-Ese es mi machín, siempre supe que de ti jamás me podía defraudar.
Dejó un beso ruidoso en su mejilla, dejándola algo ensalivada y con picor por su bigote.

El miércoles, Edson ya estaba en la gran casa del patrón, una casa que parecía más bien una ascienda, solitaria, casi en medio de la nada, una casa enorme que Edson admiró y deseó con todas sus fuerzas poder tener una casa así para llevarse a vivir a su mamá y a sus hermanos.
Fue recibido por una mujer un poco mayor, con un uniforme pulcro y limpio y una amable sonrisa, indicándole que pasara, dejándolo sentado en el sillón de la enorme sala y dándole indicaciones de que en unos minutos bajarían los señores Laínez y su hijo para checarlo.
No estaba nervioso, de hecho se sentía bastante calmado, sabía lo que hacía, por algo lo habían recomendado a él, ¿no?

-Buenas, un gusto, ¿Edson, verdad?
Escuchó la fuerte voz y se paró enseguida, acercándose a aquel hombre con porte exuberante y ofreciéndole la mano.

-Así es, señor, Edson Álvarez, para servirle.
Don Mauro tomó su mano y la sacudió levemente.

-Supongo que Luis ya te habrá hablado de lo que tienes que hacer, pero si no: aquí está mi muchacho, lo castigué unos días por un arguende que hizo pero cómo no se la puede pasar sin salir a bobear a las plazas, pues quería alguien que lo cuidara para sentirme más a gusto dejándolo salir.

Un muchacho delgado, de tez morena, bastante bajito, cabello largo, cara perfectamente proporcionada y ojos preciosos lo volteó a ver.
Bastante arisco, el muchacho le dio una mirada de pies a cabeza, dándole la sensación de que lo estaba juzgando con esos ojos claritos.

-Hola, mucho gusto, soy Edson, para servirle.
Extendió su mano, esperando que el contrario la tomara, pero no lo hizo hasta que su padre le dio un asentimiento.

-Me llamo Diego.
Fue todo lo que dijo.

Y desde ese momento, Edson cayó rendido ante unos ojos claros, un cabello chocolate y una voz suave, ronca, linda.






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Fuaaaaa
Esta idea la tengo desde hace AÑOS ojalá les guste.
Ya puse en un anuncio lo de mi celular, pero intentaré aquí escribir (recordar) lo que tenia en el otro, en especial los pedidos q son los q me urgen.
Me dicen q tal, errores y eso corrijo mañana, saben q recomendaciones me pueden decir.
Un besote 😽😽😽

¿Cuánto cuesta tu sangre?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora