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En una sala más lúgubre de lo que solía serlo, donde la costumbre del traqueteo de la caja registradora y las constantes visitas de diferentes personalidades bastante... interesantes, una voz más seria y sin emoción de lo que estaba acostumbraba soltó la tan odiada frase, pero al mismo tiempo ya se veía venir -Está despedida- la voz seca hizo que esta corta frase rebotara en cada una de las esquinas que encerraban aquella habitación, solo bastó ese gesto para que la chica apretara sus puños y se levantará con su mochila y saliera de aquel lugar ahora siendo su nuevo ex trabajo, del quinto que fue despedida, todo en menos de 2 meses.

La mujer caminaba por aquellas calles silenciosas repletas de gente tan gris como ella, algunos vagabundos y otras... criaturas, así era donde vivía, por lo menos podías acceder a trabajos de todo tipo, pero su carácter no le permitía; siguió caminando hasta lo que sería el área de recursos humanos, era su última opción solo pedía un trabajo que no interactuara con gente o al menos con quienes no sean unos imbéciles.

Luego de una larga espera, que en realidad se sintió peor de lo que fue en verdad escuchó como la llamaron.

-Número 30... - Habló una anciana que tenía una lista a la mano, la chica se levantó siguiendo a la mayor la cual la guió por una sala algo aburrida por su costumbre monótona al hablar. – Aquí... - La dejó frente a la puerta mientras se iba.

-Solo pido que sea algo bueno, algo bueno que sea por favor... - Susurró mientras tocaba la puerta y esperaba a que la dejaran entrar, al cruzar el pórtico de esta habitación pudo ver a una mujer de mediana edad, rondaba los 50 por lo menos, su rostro demostraba una gran cantidad de aburrimiento y remordimiento frente a sus decisiones pasadas.

-Oh... Charlotte Willington... No es común hoy en día debo decir... - Murmuró la mujer con una voz muy pausada, tomándose todo el tiempo del mundo para iniciar sus siguiente línea mientras estaba viendo el informe – Tienes un historial algo interesante la verdad, llegan pocos casos de como chicas como tú- La vio de pies a cabeza, se notaba de buena figura, tendría una postura elegante si no fuera por esos pantalones anchos y polera holgada.

-¿Gracias? supongo... Solo vengo a ver si tiene algo para mi que no consista en interactuar con gente- Murmuró mientras se sentaba frente a la mujer, la encargada vio una postura recta y piernas levemente cruzadas era como ver a una persona que creció fuera de estos suburbios, con modales, o que aparentan al menos.

-Tal vez no es un trabajo... Por lo que veo sabes obedecer y haces el trabajo estupendo... Tu carácter en cambio es otro tema... Has estado en peleas clandestinas y salido victoriosa a pesar de que todas las apuestas han estado en tu contra... - La menor frunció el ceño mientras se levantaba de golpe, veía a la mujer con cautela preguntándose como ella sabía todo eso.

-¿Qué diablos está insinuando?- quiso completar esa frase con algún insulto, pero previó que no era la mejor opción si quería conseguir su objetivo, o algo para sobrevivir un par de meses al menos.

-Oh querida- dijo la encargada con un tono de voz soberbio y altanero- no te sorprendas, soy buena en mi trabajo puedo darle a cada persona su trabajo ideal- La siguió viendo mientras tenía una ligera sonrisa – Te propongo algo niña... El trabajo que te daré tendrás que interactuar, pero algo me dice que si te gustará... Pero... Hay unas cuantas condiciones - Tomó otra carpeta mientras la abría para echarle un vistazo.

-Tsk... ¿Qué planeas? Me negaré a participar si es algo bajo... - La vió seriamente, atenta, pero desafiante ante la propuesta que viene, después de todo, es la única que quiso extenderle una mano.

𝕭𝖚𝖊𝖓𝖆 𝖊𝖘𝖕𝖔𝖘𝖆 | Valeria GarzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora