❜ No necesito tus seis ojos para ver a través de esa falsa felicidad, Satoru ❜
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𝗦𝗮𝘁𝗼𝗿𝘂 es el chamán más...
EL SILENCIO INUNDÓ el recinto, por mucho que Masamichi Yaga quisiera ayudar a Sai, si la chica no le daba razones válidas con cual pudiera defenderla estaba en obligación de entregarla o si no, se metería en problemas de los que ni siquiera sabía si valían la pena. Suspiró dejando visible su estrés para el muchacho de cabellera negra que esperaba pacientemente a un lado de la puerta.
ㅡTengo que hacer unas llamadas, te encargo a la niña ㅡMasamichi ordenó volteando a ver a Geto.
ㅡComo diga, profesor ㅡrespondió calmado viendo a su mayor encaminarse hacia la oficina del director. Geto esperó hasta que Yaga no lo escuchará más y soltó un suspiro similar al suyoㅡMas te vale que no me metas en líos, no quiero perder mi fin de semana castigado ㅡmurmuró y detrás suyo salió su amigo.
ㅡNo te preocupes, Suguru. Soy más sigiloso que un felino ㅡGojo, quien había estado escondiéndose en un costado del edificio, se hizo con la manija de la puerta y se escabulló dentro sin decir nada más.
Geto estaba seguro de que haber dejado al albino entrar a solas con Sai era una pésima ideaㅡsobre todo porque si no fuese por él y por Shoko, Sai le habría arrancado el dedo de un mordisco a Satoru y él la habría empujado a las vías del tren solo en su tránsito hasta allíㅡy aun así, la curiosidad de Gojo había terminado por contagiarsele; consciente de que no podía domar al usuario de los seis ojos, no le quedó de otra que fingir que no lo había visto entrar y posiblemente echarle toda la culpa si el profe se llegaba a enterar.
Por otro lado, el de ojos azules buscó con su mirada a su presa entre cada rincón del lugar, sin embargo, no pudo detectar la presencia de la pequeña chica de ojos esmeraldas. Dentro de si, sintió un mal presentimiento; se hizo paso haciendo sonar sus suelas en el piso de madera encerado llevando sus ojos a sus costados a todo momento. Satoru se detuvo donde su profesor se había sentado antes de que lo mandara afuera junto a Shoko y bajó un poco sus gafas dejando que sus orbes hicieran el trabajo de resolver tal misterio.
Fue entonces que ante él un par de pasos aparecieron brillantes, siguió su rastro hacia una esquina oscura solo para percatarse de que una cantidad aberrante de energía maldita escurría por la pared.
ㅡ¡Suguru! ㅡGojo se dio la vuelta de inmediato y corrió hacia la puerta que resguardaba su amigo.
El albino no podía creer que suerte tenía como para que entrara justo en el momento en que la chica había desaparecido. El grito llegó a oídos de su compañero en el momento en que Gojo ya había empujado las puertas con fuerza para salir, Geto lo miró con el ceño fruncido por el susto, pero, al ver su expresión nerviosa supo de inmediato que Sai debía haber escapado o peor aún, la habían secuestrado justo en sus narices.
