PROLOGO

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"Cuando sientes que la vida se te va derrumbando poco a poco, cuando ves que todo lo que tenias se viene al piso. Cuando crees que nada puede resultar peor, la vida te muestra que si puede ser peor".

Soy Kim, capaz y ya tienen muchas amigas con mi nombre, pero ninguna con mi historia. Una historia en la que en pleno 16 de diciembre del 2023 comienza con una tragedia. Algo que cambió todo, pero para explicar mejor, me voy a regresar al mismo 16 de diciembre del año pasado a este.

Mi primo y yo habíamos logrado jugar bien al FIFA sin que se bugueara el ordenador, siempre estábamos juntos, siempre hacíamos todo y parecíamos hermanos, novios para quienes nos veían por la calle, hermanos para quienes recién nos conocían y primos para esos que ya nos veían desde críos.

Esta historia que les voy a contar no tiene diálogos, todo va desde mi punto de vista, quizá encuentren un toque de esquizofrenia. Aunque pensándolo bien, puede que si haya algunos diálogos.

Dan y yo somos muy distintos, pero al mismo tiempo iguales. 

Nuestra adicción más eterna, el pan.

Pero no era la única, por ejemplo solíamos tumbar mangos, comer bananos, hacer pastas con una montaña de salsa de tomate y nuestra comida favorita eran las lentejas y la mojarra roja, nunca juntas, pero eso si que con bastante arroz.

Nuestros padres muy sobre protectores, nunca nos dejaban ir solos a ninguna parte, siempre teníamos que ir juntos y eso, aunque amaramos nuestra compañía, nuestros espacios eran importantes.

Sobretodo porque nunca quería escuchar las conversaciones asquerosas que tenia Dan con otras tipas.

Un día como cualquier otro, a Dan le ofrecieron un viaje a Cartagena, todos los gastos pagos.

¿A qué costo? o mejor dicho ¿con quien se tenia que acostar? Ni idea, pero no lo iba a dejar ir solo.

— ¿Por qué siempre tienes que ir conmigo a todas partes? — protestó con las boletas en la mano

— ¡Porque yo también quiero ir a Cartagena! — refuté 

— No puedes ir conmigo, ¿donde te vas a quedar?

— Pero tienes dos boletas ¿Por qué no puedo ir? siendo realistas.

Se quedó pensativo por un momento y luego respondió — No sé.

— Tienes que ir conmigo, porque sino le voy a decir a tu mamá cual es la procedencia de esa boleta

— No te atreverías

— ¿Quieres apostar?

Nuestras miradas quedaron clavadas como en una guerra, que claramente él sabia que yo ganaría.

— De acuerdo — renunció

— Lo sabia, empacaré mis vestido de baño

— ¿Qué? No vas a usar bikini

— Obviamente que si, pero eso lo voy a usar cuando no estés tú. No eres digno, lo voy a guardar para un momento justo.

— No creo que debas llevar ese bikini, todos los hombres te van a estar mirando y voy a estar verdaderamente ocupado como para cuidarte.

— No necesito que me cuiden, yo sólita me sé defender.

— Si tu lo dices, fiera.

— Yo soy una gata panza arriba, tócame y te muerdo.

— Yo creo que si te tocan, lo que vas a terminar mordiendo va a ser la almohada

— ¡ERES UN PERVERTIDO!

Las risas de ambos resonaban por toda la casa, esos chistes hacían mi vida un poco menos aburrida y monótona, su presencia era como un refresco para todos esos años que pasé sola.

ANHELO A CARTAGENAWhere stories live. Discover now