El hada y el Diablo.

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DIXON

Hace tiempo me encontraba en esa misma plaza, pero desde una perspectiva muy distinta. Asimilaba la realidad de que iba a ser padre sin encontrarme alegre por la noticia. No mentiría y diria que si, fui el más feliz de este mundo, porqué mentir jamás fue lo mío. Sin embargo, el amor que le tuve a mi hija no se podía negar; hoy me arrepentía por sentirme asi, pero entendí el porqué de mis miedos y esa reticencia.

Aquélla ocasión creí que no podria venir a un lugar asi y disfrutar con mi familia sin temer que pudieran dañarlo, aqui estábamos los tres, felices en un picnic familiar. Por supuesto, existían peligros en la ciudad del Diablo, no obstante, me esforzaba todos los dias por darles una vida normal a mis mujeres, y al parecer lo conseguía. Hoy Holly se veia feliz y radiante mientras incitaba a Molly a caminar. Mi MR ya solia dar pequeños pasos, pero aun no se lanzaba a caminar del todo. Mi esposa la sostenía de las manitas y le aplaudía cuando daba dos pasos y luego reían al momento en que las rodillas tocaban el cesped.

Rei y di un trago al agua. Procuraba no beber demasiado, solo una copa cuando me hallaba estresado, pero embriagarme ya no, ¿que ejemplo le daria a Molly? No queria que viera a su padre cayéndose de borracho, aunque quizas habría excepciones, no lo sabia con seguridad. Comencé a desintoxicarme de algunas cosas, incluidas las que me jodían la cabeza.

—Ve con papa —la animo Holly. Mi hija me miro, titubeante, nerviosa, apenas balbuceaba, aunque la palabra papa ya salia de su boca, fue la primera que dijo y eso me hizo sentir orgulloso.

—Anda, mi niña —apoye a su madre— ven conmigo; no tengas miedo, no te dejare caer.

Holly desprendió las manos de su cuerpecito, entonces Molly dio un paso, se tambaleo y estuve listo para sostenerla, sin embargo, continuo dando otro y otro mas.

—Eso es, cariño, ya lo estas logrando —dije, emocionado, mientras Holly nos grababa con el movil.

Estire los brazos y Molly apresuro sus pasos, tanto que se oscilo hacia los lados, pero antes de caer la sostuve a la vez que ella soltaba una risa.

—Te tengo —Le hice cosquillas y la llene de besos, deleitándome con el sonido de su risa.

—¡Papi. no!

—Papi, si —replique, haciéndole mas cosquillas.

—¡Mami! —Rio, pidiendo los brazos de Holly.

Mi esposa la libero de mi tortura y ambas me miraron.

—Ya ha caminado —susurré.

Le roce la mejilla y Molly bostezó.

—Ya era hora, estoy ansiosa por verla correr.

Le acomode los bucles castaños y bese su frente.

—Volvamos a casa, alguien ya esta cansada. —Señale a nuestra hija, que se acomodo contra el cuello de su madre.

Recogí las cosas que habíamos traído y, tomados de las manos, nos dirigimos a la camioneta. Habia mas parejas con niños, ellos no sonreían al vernos pasar, tomándonos como uno de los suyos. Suspire. Ya entraba en el circulo de padres de familia y la idea no me molestaba para nada.

Al llegar a la camioneta acomode a Molly en su sillita, deje todo lo demas en el maletero y posteriormente le abri la puerta a mi esposa, al final subi yo. Encendí el motor y Holly me tomo de la mano.

—¿Como estas hoy? —pregunto. La mire un segundo.

—Feliz, nena, como lo soy desde que te tengo en mi vida —respondí, dándole un beso en el dorso.

Un Extra de Crueles Instintos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora