Cómo cualquier otro día, el héroe de todos, Luminis, se encargaba de perseguir al más importante malhechor de su ciudad; Umbra.
En medio de esa persecución algo inesperado surge del cielo, un mal mucho más peligroso y complejo que podría corromper l...
Y aquí vamos otra vez. Ya era rutinario para Luminis y Umbra perseguirse como perros por las calles de la ciudad. Umbra hacía uno de sus tantos experimentos, afectando a la población. Y Luminis, como siempre, debía salir a resolver el problema. En realidad, era algo que colmaba su paciencia. Luminis, un hombre de carácter fuerte y empático, siempre buscando lo bueno en los demás. Pero, por mucho que se esforzará, Umbra lograba ponerlo de los nervios, pareciera que el único motivo de sus experimentos era molestarlo, ¿y para que mentir?, En realidad si tenía un poco de razón.
Umbra conoció a Luminis en su juventud, cuando era tan sólo un joven curioso, lleno de sueños y metas, alguien inocente. Quedó asombrado ante la brillante figura del héroe que Luminis mostraba, lo inspiraba. Por una parte, le atraía, pero por la otra, lo detestaba. Umbra, después de sus primeros enfrentamientos, decidió que molestar a Luminis seria su actividad favorita. Ver la cara del heroe llena de ira al escuchar su nombre era de las experiencias mas energizantes y divertidas que Umbra podía tener.
Luminis y Umbra eran seres completamente contrarios, la más fiel representación de la luz, junto a la cruel representación de la oscuridad.
Umbra era inteligente y astuto, siempre por un paso adelante. Los callejones y calles oscuras se habían convertido en su hogar, por lo que era fácil para el camuflarse entre éstos para escapar del luminoso héroe.
En cambio para Luminis, los barrios bajos y ensombrecidos no eran de su agrado. Perder a Umbra era fácil, un simple aparte de vista y este ya habría desaparecido. El silencio en la ciudad era tenso, e incluso, si se concentraba lo suficiente, podría escuchar su propia respiración. Miró a su alrededor con cautela, buscando alguna pista de su escurridizo contrincante.
Entonces, del cielo oscuro iluminado por estrella, nace una grieta negra con destellos morados que rompe la superficie de la realidad en un instante. De ella, sale una criatura de aspecto intimidante que recorre el cielo en una danza sobrenatural.
Umbra, en un movimiento en falso, revela su ubicación, escondido detrás de unas paredes maltrechas. Luminis, desde su posición, observa el mar de estrellas frente a él junto a su oponente de vida. Juntos, se miran en un silencio cómplice, el cual comunicaba la incertidumbre frente a la nueva amenaza que estaban apunto de conocer.
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