Uno.

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Y ahí estaba ella, Grace Vettel, la única hija de Sebastian y Elisa Vettel, la que era la niña prestigio después de la exitosa carrera que su padre había tenido. Su padre, el legendario piloto Sebastian Vettel, se había encargado de criarla con buenos valores, incluso; de introducirla a su mundo, aún que claramente ella sólo podía ser una espectadora más, sin llegar a otro punto de la carrera.

Desde que tenía memoria, Grace había compartido su amor por las carreras con su mejor amigo, Mick Schumacher, el hijo del tan aclamado Michael Schumacher. Juntos, habían crecido entre motores rugientes y el inconfundible aroma a gasolina, que sin duda les llenaba de felicidad recordar, incluso cuando en su adolescencia se escondían entre las llantas para jugar. La amistad entre Grace y Mick era tan sólida como el chasis de un monoplaza.

Pero para Mick, era más que amistad. Pues el siempre tuvo un amor secreto hacía ella, aún que siempre vivió bajo el estigma de que siempre se irían con su hermano mayor, el típico atleta que tenía a todos a sus pies, pero parecía que Grace no era así, tantos años conviviendo juntos y parecía ser que la amistad era sincera, él sentía que podían existir sentimientos de atracción en Grace por él.

Grace y Mick Schumacher se encontraban en el jardín, preparando una sorpresa para el cumpleaños de la madre de Mick. Las risas y charlas llenaban el ambiente mientras colocaban luces y decoraciones. Ella no estaba enterada de la fiesta, por lo cuál sería una sorpresa para Meissie, quién había perdido a su esposo, el padre de Joe y Mick, desde ahí; Grace y su familia se volvieron más unidos a los Schumacher.

Mick veía a Grace reír, su corazón palpitaba tan fuerte y rápido que le parecía hermosa la manera en que Grace actuaba, cualquier mínima cosa que hiciera; era la maravilla para él.

En un momento de pausa, Mick se acercó a Sebastian Vettel, quien observaba la escena con una sonrisa sabia, atento a los movimientos de su hija y de por supuesto, la demás familia de Mick.

—Sebastian, ¿puedo hablar contigo un momento? —Mick preguntó, buscando la aprobación del padre de su mejor amiga.

—Claro, Mick. ¿Qué pasa? —Sebastian asintió, estaba notando la seriedad que comenzaba a aparecer en la expresión de Mick.

Mick suspiró profundamente antes de continuar, tenía tanto miedo.

—Sebastian, he tenido la suerte de compartir tantos momentos con Grace, momentos que han dejado una marca imborrable en mi corazón. — Hizo una pausa, Sebastian lo miraba atento. — Es la forma en que ella ve el mundo. Su risa, sus sueños, todo en ella es como una melodía que quiero escuchar toda mi vida. 

Sebastian le interrumpió.

— Mick, ¿a dónde quieres llegar con todo eso? ¿hay algo malo en su amistad? 

— No es solo amistad, es algo más profundo, algo que crece con cada latido de mi corazón. Y hoy siento que es el momento de confesar lo que llevo tanto tiempo guardando dentro de mí.— Tragó en seco, no estaba del todo preparado, pero no podía echarse para atrás.— Estoy enamorado de Grace, no solo como la mejor amiga, sino como el amor que ha estado frente a mí todo este tiempo.

Mick confesó, sus ojos reflejando la sinceridad de sus palabras. Sebastian permaneció callado algún rato, hasta que habló por fin.

—Mick, amas a mi hija como si fueras de la familia. Siempre he visto la forma en que la miras, y sé que no es solo amistad. El amor es un camino complicado, pero la honestidad siempre es el mejor combustible. Si sientes esto tan profundamente, creo que es hora de que Grace lo sepa. —Sebastian aconsejó, sus ojos reflejando el cariño de un padre para ambos jóvenes.

Mick se sintió aliviado, asintió a las palabras de Sebastian, sabía que hoy tenía que ser el día. ¿Había alguno otro mejor? Probablemente no, se dirigió a Grace y antes de que el pudiera hablar, ella le interrumpió.

— ¡Mick, tienes que esconderte! El auto de tú mamá está afuera.— Lo jaló del brazo y lo llevó con ella, se encargaron de apagar las luces.

La sorpresa estaba en marcha, la puerta se abrió revelando a Meissie, la madre de Mick.

—¡Sorpresa! —gritaron todos, incluido Mick, con sonrisas luminosas, aún que la mirada del rubio no se despegaba de Grace.

Meissie de pronto tenía lágrimas de alegría en los ojos, se cubrió la boca con sus manos.

— ¡Qué hermoso es todo esto! — Dijo ella, se acercó y abrazó a su hijo también a Grace. —Nunca dejarán de sorprenderme. Gracias a todos. —dijo Meissie, emocionada.

(...)

Fue abrazando a cada uno de los invitados, charló con ellos algún rato hasta que llegó el momento del pastel, Mick aún no encontraba el momento para contarle lo que sentía. Grace y Sebastian se encargaron de llevar el pastel a la mesa de la sala, ahí todos le cantarían a Meissie, estuvieron a punto de hacerlo, pero un golpeteo en la puerta resonó en la sala.

— ¡Yo abro! — Gritó entusiasmado Mick, corriendo para la puerta con rapidez, no quería perderse del cumpleaños de su madre. 

Llegó hasta la puerta, giró la perilla y abrió esta, aún que la sorpresa no fue grata. 

—¿Tú? —Mick dijo sorprendido al abrir la puerta.

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2023 ⏰

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Loving Two | Mick Schumacher.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora