Brook | ONP [oneshot]

ONE SHOT

Nami—

¿Cómo había sucedido?

Un nudo en la garganta se le formó al traer a la memoria los recuerdos de aquel rubio, al cual llamó Nakama en el momento que pisó aquel barco.

¿Por qué tuvieron que ser las cosas de esa manera?

Lágrimas brotaron por sus mejillas mientras su respiración parecía faltarle, empuñó sus manos llena de frustración antes de lanzar un par de golpes al árbol que estaba frente a ella.

La sola idea de pensar en cómo no dudó un segundo en lastimar a su capitán le hizo sentir un inmenso agujero en el pecho.

Dolía...

Y demasiado.

Un grito desgarrador dejó salir de su garganta antes de dejarse caer de rodillas en el barrial que se había formado gracias a la tormentosa lluvia.

Sus lágrimas se fueron mezclando con la lluvia y eso le hizo sentirse aliviada, aliviada de que la persona que la mirase no notase su deplorable condición.

La calidez que había llegado a sentir en su pecho con el sólo hecho de pensar en el rubio se estaba enfriando y eso la estaba desesperando.

No quería dejar de amarle, no quería dejar de sentir ese hermoso sentimiento.

Su pecho se estrujó y eso le hizo terminar desplomandose por completo en el suelo.

Ya no quería seguir.

Quería que todo acabase en ese instante.

Su respiración estaba cesando y eso le hizo saber que pronto dejaría de vivir ese torturoso momento.

—¡Namiiiiiii!—le llamó su capitán.

Ella con sus ojos entrecerrados logró divisar al hombre que le había dado la dicha de vivir una buena vida, al hombre que hacía promesas y las cumplía.

—Luffy...— Susurró en un hilo de voz antes de ser alzada por los brazos de su capitán.

—Está bien.—añadió su capitán caminando en dirección al barco.

—Prometeme que lo traerás de vuelta...—susurró en una agonía que hizo saber a su capitán lo terrible que se sentía en esos momentos.

—Porfavor...— rogó sintiendo como su cuerpo se debilitaba poco a poco.

—Te juro que lo traeré de vuelta...—aseguró frunciendo sus labios, intentando no derrumbarse frente a su Nakama.

Debía ser fuerte si no quería desilusionar a su Nakama, debía soportar y aguantar.

—Nami, estás muy fría..— añadió mirándola.

Sintió como su corazón se detenía al divisar lo pálida que se encontraba entre sus brazos.