Amélie Carter, de 15 años y apenas alcanzando 1,50 de estatura, cargaba consigo 30 kilos de más que se aferraban a su figura como un fardo ineludible. Su presencia era notoria, pero no por las razones que deseaba. Enfocada únicamente en sus estudios, Amélie no buscaba la compañía de chicos, convencida desde la infancia de que su esencia no sería amada. Su cuerpo, marcado por el sobrepeso, parecía ser motivo de repulsión para todos, salvo para sus padres. A esto se sumaba la falta de gracia y personalidad, fruto de un entorno religioso restrictivo que había limitado su desarrollo social, hasta que ingresó a la secundaria.
Esta breve introducción a la protagonista desvelaba una historia compleja y llena de obstáculos.
Amélie, debido a su vida aislada, era introspectiva y, a menudo, incapaz de sostener la mirada con otras personas. La vergüenza y la ansiedad social, desatendida y sin tratamiento adecuado, la habían llevado a tener solo cuatro amigas y un amigo varón, incluyendo a Dharla, a quien más adelante culparía por su destino.
- ¡Amélie! - Dharla me jaloneó, desestabilizándome casi al punto de caer al suelo. - Las vacaciones fueron cortas, necesito más.
Traté de esbozar una sonrisa, pero mis ojos encontraron refugio en el suelo.
- Créeme, no eres la única a la que le parecieron cortas, - suspiré, sintiendo la presión en mi frente. - Ni siquiera quería venir a clases.
En general, Dharla y yo éramos las primeras en llegar al salón, a menos que alguien en particular nos ganara; y precisamente por esa razón Dharla llegaba temprano, debido a su absurda competencia con él, arrastrándome consigo para evitar quedarse sola.
Ella mantenía una especie de enemistad con un chico del salón, Nathaniel, cuya sola existencia le resultaba insoportable.
¿Cómo había comenzado todo? Nathaniel era el típico chico desinteresado en las clases, el bromista consentido de los profesores, cuyos chistes rara vez recibían alguna reprimenda. Aunque no se esforzaba demasiado, sus calificaciones eran regulares, no las mejores pero tampoco las peores del aula.
Al principio, Amélie no le prestaba atención, apenas notaba sus bromas. Sin embargo, comenzó a reparar en él cuando Dharla no hacía más que quejarse o hablar sobre él durante el trayecto a casa. Sí, porque por casualidad del destino, Dharla y ella resultaron ser vecinas. Se conocieron en el centro educativo, pero el descubrimiento de su vecindad las convirtió en compañeras de camino hacia y desde la escuela.
Unos pasos interrumpieron los pensamientos de Amélie, y como si fuera invocado por sus reflexiones, Nathaniel irrumpió en el salón con sus auriculares estruendosamente sonando. Era habitual, él siempre llevaba la música a todo volumen, compartiéndola con todo el salón aunque solo él estuviera escuchándola. Ni siquiera se molestaba en saludar a quienes no fueran sus amigos antes de dirigirse a su asiento.
Y así comenzaba el ritual diario.
- ¿Lo viste? Es un tremendo mal educado, hijo de papi. Ni siquiera dice los 'buenos días' ni nos dirige la mirada. No puedo creer que estemos a punto de entrar al instituto y no le hayan enseñado buenos modales desde niño. - expresó Dharla con un tono de disgusto evidente. Sus cejas fruncidas y el brillo de frustración en sus ojos dejaban claro el peso que le daba a la conducta de Nathaniel.
Sus comentarios sobre él eran una mezcla de indignación y desilusión, como si Nathaniel representara todos los valores que Dharla detestaba. Cada acción desconsiderada de Nathaniel parecía afectarla profundamente, como si fuera un reflejo de las injusticias que veía en el mundo.
Aunque en mi interior considero exageradas muchas de las opiniones de Dharla, me veo forzada a guardar silencio frente a ella. Su personalidad terca y dominante convierte cualquier desacuerdo con sus ideas en algo parecido a un crimen. Es como si la mera discrepancia fuese un ataque personal que ella defiende con fervor.
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El Peso de los Anhelos
Teen FictionEn un mundo donde los límites entre los sueños y la realidad se desdibujan, acompaña a Amélie en un viaje de autodescubrimiento y emociones entrelazadas. Cuando los sueños de Amélie comienzan a estar habitados por la enigmática figura de Nathaniel...