Capitulo 1: Encuentro aleatorio

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A lo largo de tu vida, posiblemente habrás escuchado múltiples consejos y anécdotas de personas queridas que llegaron a cambiar tu vida, sea por lo que te enseñan o por lo memorables que llegaron a ser, en mi caso, me hubiera gustado oír una determinada frase antes del momento en que tuve oportunidad, aquella frase fue "Puedo ver como se ha roto tu alma, pero el único capaz de reconstruirla eres tú" pero antes, me gustaría que conocieras todo lo que me llevo a escuchar esa frase que cambio mi vida.

Antes que todo, creo que es correcto que conozcas quien era yo en ese entonces, mi nombre (que no ha cambiado) es Juan, era un chico que se podría considerar normal en plena etapa de la adolescencia, tenía mis aficiones y gustos, me gustaba jugar videojuegos, ver series en mis ratos libres, y a su vez tenia sueños, deseos y esperanzas, pero eso eran cosas que cada día empezaban a desaparecer para mí.

En ese entonces me encontraba en un momento difícil, había podido cumplir los sueños que tenía para poco después ver cómo eran destruidos por el mundo que me rodeaba, esto me hizo ser un muchacho callado, desconfiado, pero sobre todo resentido, hacia el mundo y hacia sí mismo, en ese tiempo pasaba por una situación económica complicada, y cada vez que escuchaba a mi familia, conformada por mi padre y abuela, discutir por la cantidad de dinero que llegaba a la casa, o simplemente desear tener cosas que todos deberían poder tener, me sentía miserable, sentía muchísima impotencia porque nunca supe que hacer para ayudarlos a sobrellevar esa carga, lo único que pensé que podría ayudar fue ser alguien callado, alguien que no pudiera representar una preocupación para ellos en temas de comportamiento, por ello fui alguien que nunca causo problemas, pero también era alguien que guardaba sus deseos en su interior, era alguien que se encargaba de retener sus sueños para evitar que su familia tuviera más cosas de las que preocuparse, y esto hizo que mi vida por esos años se convirtiera en una constante tortura, un ciclo constante de sufrimiento y lastima, del que no veía salida alguna, estaba desesperado por salir de ese lugar, por sacar a mi familia de ese sitio que a mis ojos cada vez más parecía una pocilga, y eso me hizo tener miedo del futuro que me esperaba, sentía un pánico terrible ante la posibilidad de afrontar un futuro en el que yo tuviera que vivir en ese sitio por mi cuenta, un trauma del que nadie se enteraría por los motivos que mencione antes, se podría decir que había entrado en un círculo vicioso sin fin.

También quiero hablarles de mi pasado, un momento en el que ninguna de estas preocupaciones existía, en ese tiempo yo era tan solo un infante, que no veía con preocupación a su familia sufrir pensando desesperadamente en cómo sacarlos de esa espiral de dolor, sobre todo porque fue un momento de mucha abundancia para mi familia, viéndolo desde ese punto de vista parecía un cuento de hadas, nunca fui alguien exigente, pero en esos tiempos podía permitirme tener más libertad a la hora de pedirle algo a mis padres, sin embargo seguía teniendo un trauma muy presente en todas las cosas que hacía, un miedo paralizante ante la idea de fracasar en algo, trauma cimentado por ciertas reacciones de mi padre ante mis calificaciones académicas, no era algo que fuera muy constante, pero ocurrió un par de veces que me marcaron para siempre, en algún punto llegue a ser el mejor estudiante, pero se sintió como algo tan vacío para mí que inmediatamente perdí las ganas de esforzarme de manera sobrehumana por eso y si bien mi padre poco a poco había dejado de tener esas expectativas, el temor a fracasar siguió siempre dentro de mí.

Respecto a mis amigos es un tema un poco distinto, en ese tiempo conversaba con bastantes personas, pero nunca llegue a sentir vinculación real con ninguno de ellos, sobre todo porque en mi infancia llegue a tener otro temor, el miedo al rechazo por parte de los demás, por mi apariencia física recibí acoso escolar durante bastante tiempo, pero esto me ayudaría a aprender una lección que mucha gente no está dispuesta a dar, las personas con intenciones malvadas solo aprenden a las malas, y una vez empecé a defenderme de estas personas, inmediatamente empezaron a tratarme con respeto e incluso pasaron a convertirse en mis compañeros, pero ese miedo a la constante burla, al bullying más específicamente, nunca desapareció al conocer a alguien nuevo, al entrar en un nuevo grupo de amigos, y a pesar de que no era algo tan preocupante como los demás aspectos para mí, seguía siendo un miedo que se suma a la lista de las cosas que me acomplejaban.

Camino a mi plenitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora