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"Mire hijo de puta si quiere puede irse a la mierda"
Señor como ya le expliqué, no poseo en estos momentos efectivo para darle vuelto- explicaba nuevamente al cabron que tenía delante-.
¡No joda siempre es el mismo rollo! -traga saliva-. ¡Quiero la plata coño, la plata!
"¿Por qué no va y se come un cerro de mierda?"- señor vuelvo y me repito, no poseo en estos momentos los 10 dólares.
Domingo en pleno mediodía, gracias a la sabrosa luz del sol golpeándome de frente, y el imbécil de cliente que tenía delante, estaba la mar de sediento.
El imbécil abrió la boca para decir algo, cuando la voz de Yolbert sonó a mis espaldas:
Mira aquí está el pago de Oviedo- me tendió dos billetes de 10 dólares-.
"Aleluya"
Una niña se lanzaba a la piscina asegurándose de salpicar todo lo posible, entre ello la cara de una chica que lanzo un débil grito antes de mentarle la madre a la niña.
Me volteo, y tiendo uno de los billetes al cliente.
Tenga- "Stronzo"-.
¡Por fin! - hace una mueca, da media vuelta y se va-.
Figlio di Puttana- digo por lo bajo, casi un susurro-.
Cliente difícil- ríe Yolbert-.
Resoplo como respuesta.
Me sirvo un vaso con agua, tomo un sorbo, y me dirijo hacia Yolbert.
Joder entre el calor, y el imbécil este no joda- tomo otro sorbo-.
Coño si, dígame yo que tengo que estar aquí al sol- apunta al cielo-.
Al menos las puedes ver de cerca- ladeo un poco la cabeza indicando un grupo de mujeres riéndose del altercado provocado por la niña-.
Al menos
Le señalo una mesa que pedía atención, y él sale expedito.
Jodá, buscando propina- digo para mí mismo-.
Buenas- suena una voz detrás de mí-.
Me doy la vuelta encontrando una hermosa cara, y bajo ella unos turgentes pechos donde me gustaría hundir la mía.