𝐓𝐡𝐞

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Todo y a la vez nada.

Roier no sabía ni que lo mantenía vivo hasta ahora

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Roier no sabía ni que lo mantenía vivo hasta ahora.

Él podría decirle a cualquiera que su vida era normal y ordinaria, pero él mejor que nadie sabía que eso era una despiadada mentira.

No tenía amigos o conocidos con quienes salir a pasarla bien.

Sus padres se encargaban de hacerle saber siempre que pudieran ─aunque ya no viva con ellos─ que era la decepción de la familia.

Que ridículo, solo porque le gusten los hombres tendría que lidiar con eso.

Su trabajo de ponía cada vez más difícil, y se esforzaba al máximo, aunque tuviera ganas de renunciar cada día. Pero claro, eso no era un lujo que se podía dar.

A duras penas estaba bien económicamente. El señor que le cobraba la renta le tenía demasiada piedad, según él.

Y ahí estaba él; regresando de un tortuoso día de trabajo. Solo quería llegar a su habitación y tirarse a su cama, ni siquiera se molestaría en cambiarse. Aunque un baño no sonaba nada mal.

Y así fue; abrió la puerta de su departamento, dejó sus cosas a un lado, fue hasta su habitación, eligió que ropa se pondría ──su pijama favorita de Spider-Man, porque sí, aún utilizaba ese tipo de pijamas, ¿Y qué?── y se fue directo al baño a calentar el agua.

── Que día más mierda. ── Dijo para sí mismo viendo el agua correr. ── Parece ser que la vida cada día me pone más obstáculos. ── Se quejó. ── Dios, tu mejor Guerrero no está soportando.

Comenzaba a creer que su mejor compañia ere sí mismo. O eso decía para no pensar que se estaba volviendo loco.

Al terminar de bañarse, fue hasta la cocina, agarró algún snak que tenía por  ahí, y se dirigió hasta la sala para ver alguna película

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Al terminar de bañarse, fue hasta la cocina, agarró algún snak que tenía por  ahí, y se dirigió hasta la sala para ver alguna película.

Prendió la televisión y se dispuso a buscar algo por los canales.

¡Genia! Estaban dando Spider-Man: un nuevo universo. Al fin algo bueno en el día.

Le gustaba mucho esa película, y más ya que era animada.

(...)

Bueno, tal vez estaba demasiado cansado para ver películas. A mitad de esta, se quedó dormido.

── ¡Ro! Ya volviste.

Dijo mientras se le colgaba del cuello al castaño. Era un chico, un híbrido de oso.

── Vení, te estaba esperando para comer. ── Tomó su mano y lo guió hasta el comedor, donde un gran plato de spaghetti con salsa lo esperaba.

── Oh, wow, ¿Tú lo preparaste? ── Preguntó.

El chico parecía emocionado. Se sentó a su lado y lo miró sonriendo.

── ¡Si! Vi la receta y quise probar hacerla. ── Le contestó entusiasmado. ── Me parece que no me salió tan mal, ¿Probaste?

Preguntó. Tenía un acento peculiar. No era de ahí definitivamente. Parecía, ¿Argentino, tal vez? Tenía un compañero de trabajo de ese país, y tenía el mismo acento.

Roier probó la comida.

Y Dios, era lo mejor que había probado nunca.

── Ay, Spreen, esto es lo mejor que probé en mi vida. ── Habló ni bien terminó de tragar.

Los ojos de aquel chico brillaron de la emoción, y así continuó aquella cena.

── La mejor cena de mi vida. ── Dijo el castaño mientras terminaba de lavar los platos. El oso estaba a su lado secando y guardando los platos.

── Gracias, mañana veo que hago. ── Rió.

Terminaron de hacer eso y fueron a su cuarto a acortarse.

Se acomodaron en la gran cama matrimonial en aquella habitación tan linda.

── Buenas noches. ── Dijo el oso.

── Buenas noch-

── Te amo. ── Lo interrumpió, y cerró sus ojos.

El castaño se levantó repentinamente de su sillón, quedando sentado.

Estaba en su departamento.

── ¿Qué- qué fue ese sueño? ¿Quién era él? ── Se preguntó a sí mismo confuso. ── Spreen...── Susurró. Sus mejillas ardían al recordar aquel sueño. Parecían ser pareja. Que extraño, en su vida lo había visto. ── Creo que tanto trabajo me está afectando. ── Rió, y volvió a su habitación para poder volver a dormir.

¿𝗤𝘂𝗶𝗲́𝗻 𝗲𝗿𝗲𝘀?

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¿𝗤𝘂𝗶𝗲́𝗻 𝗲𝗿𝗲𝘀?

𝗘𝗹 ᴄʜɪᴄᴏ 𝚍𝚎 ოiა 𝐬𝐮𝐞𝐧̃𝐨𝐬. °ˢᵖᶦᵈᵉʳᴮᵉᵃʳ° Donde viven las historias. Descúbrelo ahora