Comúnmente generamos vínculos con incontables personas a lo largo de nuestra vida, no obstante, ¿cuántas de ellas siguen en el momento presente?, ¿cuántas de ellas estarán en el futuro?
Pienso en ello cada día, cuando recibo un saludo, un abrazo, un beso, o una mera interacción. Continuo así preguntándome cuantas de esas personas que me brindan un poco de cariño realmente se quedarían a mi lado si intento generar una relación más cercana; tiempo, siempre respondiendo las preguntas cuando lo cree necesario, añade personas a mi vida sin algún motivo aparente, con las cuales llego a creer que hay una conexión genuina y, las que espero solo se terminen yendo por una razón de fuerza mayor.
Contradiciéndome, el tiempo, así como suma esas personas a mi vida, también me las quita, las arranca de mi lado con una facilidad demencial. No siendo la primera vez, he aprendido a disfrutar la fugacidad de dichas personas, que brindan su mejor cara cuando las emociones están a flor de piel, con la misma premura con la que se alejan así mismo van mis emociones, se desprenden de mí como si fuese el ser más insensible en el mundo. Como un puerto, viendo los barcos y los navios ir de un lugar a otro, esperando la llegada de uno, viendo la salida de otro, pero siendo incapaz de seguir su rumbo.
Pocos barcos se han quedado aquí por mucho tiempo, pocos de esos pocos barcos han llegado a quedarse aquí todo el tiempo. Muchas veces los pocos de los pocos que se quedan para siempre, van y vuelven, solo haciéndome cuestionar cuándo llegará el día en que el mar los consuma y no vuelva a verlos. Algunos de esos pocos se hacen muy notables cuando echan sin cesar carbón a sus calderas, su afán, como el humo que despiden es gigante, solo un cruce de miradas es suficiente para saber que no volverán...
Solo un último vistazo es suficiente, para despedir mis pesados sentimientos y con ellos, todos aquellos momentos vividos a su lado, que ahora solo se albergarán en un rincón oscuro de mi mente, esperando su pronto olvido. Las sonrisas, los abrazos, las risas, los besos, las extensas y entrañables conversaciones... Lo que sentiamos, será solo una carga lanzanda a lo pronfundo del mar.
Quiero ser uno de esos barcos, no solo verlos desde aquí mientras se alejan, mientras vuelven, mientras tiene la libertad de hacerlo, mientras yo sigo anclado a la orilla.
Su cinismo me impresiona, me impresiona como todo lo que siente lo puede ocultar bajo esos ojos que no dicen nada, tras esa lengua que sella con su boca, y solo abre para soltar falsedades e ilusiones, me impresiono aún más, El saber que soy yo el que es capaz de recibir todo eso, recibir la carga de mis sentimientos nuevamente. La carga que ellos soltaron la corriente solo la trajo de vuelta a mí, las olas la atraen en una lenta y segura forma, sintiendo más y más, para cuando choquen con la arena, me vuelva a derrumbar, vuelva a perder la estabilidad que tenía al creer que acepté en lo más profundo de mi corazón que no volverían, al creer, que mis sentimientos como en ocasiones pasadas, no me cercenarían el cuello.
¿Seré el ser mas sensible del mundo? Sino es así, ¿por qué eres capaz de mirarme tan fijamente cómo si nada hubiese pasado?
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Catástrofes para Ser.
PoetryEn la vida, como en nuestro mundo, acontecen catástrofes que nuestra mucha o poca preparación no nos permitirán enfrentar. No obstante, el ser capaz de ver un mañana pasando por cada una de estas formarán la persona que seremos hoy día, la que serem...