Madison.
Cuando tu mente empieza a pensar, no puedes parar de hacerlo. Nuestra mente empieza a generar miles de respuestas posibles debido a aquel motivo al que le damos tantas vueltas, y esas respuestas nos pueden jugar en nuestra contra.
Y bueno, aquí estoy yo, sobrepensando a las cuatro de la mañana. ¿El motivo? Mi ex. Si es algo estúpido porque lo encontré engañándome y él, como si nada, con ella. ¿Quién es ella? Pues nada menos que Elena Cox, la capitana de las porristas, y aquí es donde le pregunto a mi cabeza: ¿Por qué pensé que me elegiría? Cuando ella está más bonita que yo. Esta es rubia, ojos verdes, de un físico envidiable, y yo, pues... una castaña de ojos verdes y un físico no tan atractivo.
Mis lágrimas querían salir, pero me negaba rotundamente a llorar por un hombre mujeriego, que se la pasaba sin camisa enseñando su cuerpo trabajado y que huele a huevo y proteína barata. Simplemente me negaba a llorar por él, y era algo por lo que me sentía orgullosa. Tiro tres años de relación a la basura y aquí es donde me pregunto: ¿Cómo lo aguante tanto? Dios... estaba ciega a mil y eso que tengo muy buena vista.
Yo debería de estar durmiendo, no acá sobrepensando y hablando sola. Sinceramente, necesito un psicólogo, estoy loca. Bueno, creo que ya mucho me tengo que ir a dormir, pero si simplemente mi mente dejara de pensar estupideces, se lo agradecería tanto.
*
No sé ni cómo, pero me dormí. Es algo a lo cual le agradezco al de arriba, si no fuera aparecido con ojeras y con un mal humor. Me quedé reflexionando de la vida mientras miraba una chancla por un buen rato. No sé cómo, pero salí del trance, a lo cual miré la hora y salí corriendo a ducharme.Al cabo de un rato terminé de ducharme, así que fui a elegir qué podría ponerme. Me decidí por una mini falda y una camisa un poco corta de tirantes, mi cabello lo sequé y lo dejé a su forma natural. Apliqué algo de maquillaje que consistía en rímel, blush y gloss de fresa. Sí, sí sabe a fresa. Al finalizar, unos tenis blancos y por último perfume con olor a fresa. Creo que no se nota que me gusta la fresa.
Ya lista, bajé hacia la cocina donde se deberían estar. Mi papá fue el primero en verme y abrió sus brazos. Fui a él sonriendo. Este me abrazó con fuerza y dejó un beso en mi frente.
–Mi princesa, cada vez más hermosa. –Este me tomó de la mano y me dio una vuelta. Mi mamá, en eso, llega y sonríe al vernos, a lo que voy hacia ella a abrazarla.
–Mi niña, estás hermosa, ven, vamos a desayunar. –Sonreí y asentí mientras me sentaba. Mi madre había preparado hot cakes con fruta, a lo que me decidí por comer solo fruta.
Escuché la bocina de un auto, a lo cual sonreí mientras negaba. Miré a mis padres para así decirles sobre la llegada de mi mejor amigo.–Mami, papi, llegó Theo por mí. –Me levanté rápidamente y besé la mejilla de ambos, yendo a tomar mi mochila y móvil, donde me llegaron miles de mensajes de Theo, a lo que negué rápidamente y fui hacia la salida, y grité desde allí. –Adiós, los amo.
Caminé hacia el auto, el cual no paraba de sonar su bocina para que me apurara. Theo suele ser demasiado impaciente.
–Ya cállate, vas a despertar a todos los vecinos. –Este soltó una risa y en eso entré al auto fulminándolo con la mirada.
–Te demoras mucho.–Reí mientras negaba y este empezó a manejar.
Theo y yo hemos sido mejores amigos durante toda nuestra vida. Este me defendió cuando un niño tiró mi jugo al suelo diciendo que estaba fea. Antes de eso lo había rechazado, pero en fin, hombres. Theo y yo también fuimos novios, pero lo nuestro no funcionó, pero aun así nada cambió entre nosotros.
–¿Qué piensas? –Theo me interrumpió de mis pensamientos y me quedé en blanco al escucharlo
–Nada, bueno, terminé con Aarón. –Susurré mientras volteaba a verlo. Este volteó a mirarme y rodé los ojos.
–Me engañó con la capitana de las porristas. –Suspiré y volví a mirar hacia la carretera mientras esperaba la respuesta de Theo.
–Te dije que te iba a engañar, no me escuchaste. –Hice muecas imitando lo que hacía Theo. –Es en serio, Madison. –Puse los ojos en blanco y lo miré enarcando una ceja.
–Cállate, dejemos el tema. –Murmuré y en ello me di cuenta de que habíamos llegado al instituto.
–Bien, llegamos. Necesito prepararme para los murmullos y miradas. –¿Me veo bien? –Pregunté para así aplicarme gloss mirándome en el espejo retrovisor.
–Por Dios, Madi, siempre te ves hermosa. –Me sonrió y dejó un beso en mi mejilla. –Ahora vamos.
–Listo, vamos. –Susurré al terminar de aplicarme el gloss.
Theo abrió la puerta del auto y salió para rodear el auto, para así abrir mi puerta y que yo pudiera salir.
–Muchas gracias, señor chofer. –Reí al ver a Theo rodar los ojos. –Ya, ya, ya, no se enoje que se envejece. –Volví a reír y este cerró la puerta del auto.
–Ya, mejor vamos que llegaremos tarde. –Asentí comenzando a caminar junto con él.
Los murmullos empezaron a escucharse y las miradas no se hicieron esperar. Se venían las fiestas de inicio de año donde todo es un desmadre. Bueno, eso no es tan importante o bueno, sí. Theo se va a sus estúpidas apuestas y me deja sola. No tengo amigas, así que no creo ir, aunque la que más me interesaba era la fiesta de máscaras.
Las personas seguían viéndonos y murmuran, sentía la tensión en el aire y como si las cosas no pudieran empeorar, ahí estaba Aarón con Elena, y como cosa típica de él, se encontraba sin camisa. Simplemente opté por ignorarlos, al fin y al cabo, me había quitado un peso de encima.
Theo pasó uno de sus brazos por mi cintura, sonreí y para así mirarlo desde abajo. Se notaba la gran diferencia de altura. Él mide 1.80 y yo, un duende de 1.50. Theo es castaño, ojos azules y de piel blanca.
–Madi, tengo clase, cuídate. –Asentí y dejó un beso en mi frente. –Te cuidas, cualquier cosa me avisas, adiós.
–Adiós, Theito, sí, yo te aviso. –Reí y lo miré alejarse. Tenía dos horas libres, por lo que fui a la biblioteca a hacer unos deberes que me hacían falta y luego leer un poco.
Di media vuelta y fui hacia la biblioteca, pero en mi camino se cruzó Aaron. Me crucé de brazos.
–Fuera de mi camino, me estorbas. –Él solo sonrió y relamió sus labios. Enarque una ceja y este me tomó del brazo con fuerza. Jalé mi brazo para soltarme de su agarre. Le saqué el dedo del medio y en ello le digo: –No me vuelva a tocar nunca más. –Suspiré y seguí mi camino hacia la biblioteca.Estaba hecha furia, los murmullos volvieron a incrementar. Simplemente los ignoré y seguí mi camino. La biblioteca era grande y casi nadie iba allí, por lo que podría estar en paz.
Al entrar observé a un chico sentado leyendo. Se me hizo raro, pero simplemente lo ignoré. Me senté en una de las mesas libres, me dispuse a hacer mis deberes, pero había algo que hacía que no pudiera apartar mis ojos del chico. Podía notar que era pelinegro, de piel blanca y tenía un tatuaje en su brazo, pero no lograba mirar de qué era. Se me hacía que venía de intercambio porque no parecía ser de aquí.
*
Pasaron dos horas donde no pude concentrarme. Aun así, terminé mis deberes, empecé a recoger mis cosas para meterlas en mi mochila. En abrir y cerrar de ojos, el chico no estaba. Terminé de guardar mis cosas y salí de la biblioteca. En ello, fui a la cafetería a comer algo, ya que tenía hambre.
Suspiré y volví a sentir las miradas de las personas hacia mí. Los murmullos cada vez eran más. Por fin llegué a la cafetería y pedí una malteada de fresa. Todo era raro. En este momento estaría con Aaron, pero ya saben lo que pasó. La malteada estuvo más rápido de lo que esperaba y en ello el timbre sonó, eso indicaba que la clase había empezado. Pagué rápidamente y salí corriendo, procurando no tirar la malteada. En ello, choqué con alguien, tirándole toda la malteada encima y yo cayendo al suelo.
–¡MIERDA!
Nota de la autora. 💗
¡Holii! ¿Qué tal el nuevo capítulo reescrito?
Espero que te haya gustado, quise cambiar todo, pero aun así teniendo la misma trama del inicio, de verdad muchas gracias por leerme y si el capítulo te ha gustado no olvides votar y comentar, eso me sería de ayuda.
Gracias, muak besito en la frentecita. 💋✨
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¿Yo enamorarme de ti?
RomanceTener que fingir ser pareja por beneficio propio, pero ellos se odian al cien por ciento... ¿En verdad se odian tanto? Ella sabe el secreto de él y él tendrá que ayudarla para que no revele su secreto. Un juego interminable de engaños, mentiras, man...