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|Ignacio Maestro Puch x Luka Romero|

La sonrisa del tucumano, al recibir la noticia de su familia, se esfumó. Durante muchísimo tiempo había esperado sus vacaciones, sobre todo si eso significaba viajar a Milán para ver a Luka, días tachando el calendario esperando su momento de embarque hacía el viejo continente; realmente necesitaba ver al menor y sentirlo entre sus brazos. Claramente eso no iba a ser posible, su familia se adelantó sorpresivamente haciendo que sus planes decayeran sin mencionarlos. Se sentía entre la espada y la pared. No sabía qué decir.

La sorpresa yacía sobre sus manos: billetes de avión, con destino a New York. Su felicidad se vino abajo, su rumbo tomará otro camino. Mordió su labio para intentar hacerle saber a su pequeña familia que estaba emocionado por ir con ellos a recorrer el mundo, sueño que siempre ha tenido antes de entablar una relación con el méxicano/argentino. No culpaba a su madre, ella ni ningún miembro de su familia sabía de la existencia de ese amor que renació tras el sudamericano sub-20 y se sentía un cobarde por ello. Deseaba decirles, gritarles que estaba enamorado de un chico, uno muy hermoso y adorable.

"Nacho" chilló, su madre buscando su atención "¿No estás feliz?"

"Sí, viejita linda" sonrió muy levemente "solo que no me gustó que hayas pagado todo vos sola, me hubieses dicho donde querías ir y los compraba yo".

"No te preocupes por eso, mi vida" acarició su mejilla "vengo ahorrando desde hace mucho tiempo y decidí que era el momento perfecto de irnos de viaje, más para despejarnos que para otra cosa".

Su corazón se estrujó al escuchar esas palabras salir de la boca de su progenitora; su pensamiento y sus fuerzas de decirle que no... se esfumaron por completo. Con un gran dolor en el pecho abrazó a su mamá con fuerza, queriendo transmitirle su agradecimiento por el tremendo esfuerzo realizado. Luka podría esperar, su familia estaba primero; aunque su corazón ya ni siquiera latia.

"Sos mi mayor orgullo mamita, por más lugares recorriendo juntos" suspiró separándose del abrazo "bueno, voy a hacer mis valijas, por lo que veo nos vamos esta noche".

Todos asintieron, siguiendo sus pasos. En el fondo del equipaje yacía la camiseta, autografiada de Luka, la primera que utilizó el aludido tras debutar en el Milán, se sintió especial cuando su novio se la mandó creyendo que en realidad era destinada para la familia del menor; sonrió bobamente para colocarsela, era lo más cercano a Romero que tenía, además de que aún conservaba su aroma. Lanzó un 'te amo' en voz baja abrazándose a sí mismo acompañado de un 'te extraño'. Que difícil era tener pareja. Qué difícil era la distancia. Qué difícil era la vida en sí.

Recuerda las charlas con el menor, las más profundas. El mexicano no quería fingir amistad con Maestro en frente de sus suegros, mientras que Ignacio buscaba a toda costa evitar el tema en cuestión; se sentía cobarde. Ha tenido millones de oportunidades para decirles a sus padres que se autopercibía bisexual y que estaba de novio con un hombre, pero se quedaba callado y en su lugar salía con otra cosa. Luka se cansaba de esas actitudes y decidía alejarse para no pelear con él, su relación era muy linda como para terminar de ese modo: con enojo acumulado. Su idea era simple, sentirse parte del tucumano, sentir que sí algo salía mal, la casa del mayor estaría con las puertas abiertas para recibirlo y sentirse, valga la redundancia, en casa. Pero a veces sentía que estaba muy lejos de que eso se llevase a cabo.

"Amor, vamos yendo al aeropuerto" gritó su madre desde abajo "traé tus cosas así papá las guarda en el auto".

Maestro Puch bajó lentamente procurando no olvidarse absolutamente nada; ayudó a guardar las cosas necesarias en el baúl y se subió al vehículo en total silencio, sus auriculares encendidos y ojos cerrados, dispuesto a disfrutar de su propia soledad —por más personas que hubiesen alrededor—. Aquellas actitudes extrañaron a la familia completa, Nacho solía ser el chico más alegre, risueño y divertido durante los viajes largos, sin embargo actualmente parecía deprimido, triste y sin consuelo alguno. Intentaron hablar con él de todas las formas posibles pero este terminaba ignorandolos de la forma más fea posible. No lo culpen, amaba esos momentos con su equipo favorito pero realmente lo único que necesitaba ahora mismo eran los besos y abrazos de su novio.

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