"𝑇𝑎𝑙 𝑣𝑒𝑧 𝑒𝑛 𝑜𝑡𝑟𝑜 𝑢𝑛𝑖𝑣𝑒𝑟𝑠𝑜..."
Andrea Scott ; una adolescente de 17 años amable, linda y carismática que en en realidad es una chica la cual busca el amor y la atención que sus padres no le dan. Quien toda su vida se ha dedicado a...
Caminaba hacia mi casa después de un largo día en el instituto y en la biblioteca. Mi espalda dolía de estár sentada por horas, al igual que mis muñecas y mis dedos por escribir. Estaba exhausta.
Casi no he visto a mis padres en las últimas semanas. Mi padre salió de viaje de negocios. Mi madre sale a resolver asuntos de la empresa, llega en la noche y en la mañana vuelve a irse a la oficina.
Estoy acostumbrada a que mis padres no estén en casa y siendo sincera, es mejor así. Cuando están en casa solo discutimos y me insultan.
Así son las cosas...
De pronto estaba frente a la puerta de mi casa.
Al entrar, vi a mis padres sentados en la mesa. Tragué saliva y cerré la puerta detrás de mi.
-hasta que por fin llegas niña, ¿Dónde estabas?- escuché la voz firme y seria de mi padre quien se acercaba a mi. Mi piel se erizó y no podía formular una palabra.
-Estaba estudiando en la biblioteca -susurré y sentí como mis piernas y mis manos comenzaban a temblar.
-¿En la biblioteca? - dijo en un tono burlón- ¿Ahora se le llama así a la cama de un chico?.
-¿Cómo puedes pensar eso de mi? Soy tu hija - mi voz era temblorosa. Sentí asco de sus palabras.
-¿Y cómo no creerlo? Si eres una cualquiera- Soltó fríamente y dio un paso al frente.
-¿Sabes?, Debí haber convencido a tu madre de abordar cuando me dijo que estaba embarazada - comenzó a alzar la voz, sus palabras eran hirientes- así pudimos evitar tener una hija tan inútil como tu.
-Pues me hubieran hecho un gran favor, así no tendría que soportar a unos padres de mierda- grité inconscientemente, no pensé mis palabras antes de hablar.
Sentí como mi mejilla empezó a arder. Mi padre me había dado una cachetada. Coloqué rápidamente mi mano en mi mejilla y mis ojos se aguadaron.
-¡No me vuelvas a hablar así! ¡¿Entendiste?! - dijo bastante enojado mientras me gritaba - eres una mal agradecida.
-Pues es la verdad, ustedes nunca estan conmigo y cuando lo están solo me recuerdan lo idiota que soy y me hacen sentir más miserable de lo que ya soy - gritaba, ya no podía contener más las lágrimas.
Me di la vuelta y salí por la puerta y empecé a caminar rápido . No quería estár en mi casa, ni siquiera se le puede llamar así a un lugar en el que solo me humillan y me insultan.
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Caminaba por las calles, comenzaba a anochecer y el frío se hizo presente en mi piel.
Llegué a un lugar. Mi lugar.
El lugar donde podía estar sola, sin toda la mierda que me rodea, mis padres, los malos tratos, las humillaciones, ahí podía estár en paz.
Cuando llegué no pude más, me dejé caer en el pasto y me solté a llorar. Odiaba a mi padre, odiaba que pensara eso de mi.
