Parte 4

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La joven princesa, recién herida en batalla, se encontraba en reposo bajo el cuidado atento de su madre. A pesar de que la herida en su pierna no era profunda, su madre insistió en una semana de descanso para garantizar una recuperación completa.

- Me haré cargo de todo lo que necesites pero debes quedarte en la cama- Ordenó su madre.

Al día siguiente de la herida, Viserys se reunió con Los del consejo y padres para deliberar sobre el castigo que recibirían ella y Aemond. Aunque nunca se le notificó a la joven sobre la decisión, notó la ausencia de Aemond durante toda la semana. No hubo visitas ni palabras reconfortantes de quien solía ser el primero en prestarle atención.

- Madre... Aemond no lo he visto ¿está bien?

-Seguro lo verás hoy en la hora de la cena.

Llegó la noche de la cena familiar. La princesa, logro volver a ver a Aemond, se encontraba sentado con la cabeza agachada, asumió que su castigo era el silencio y la discreción, Valerya ya recuperada participaba en la velada. Sin embargo, algo extraño sucedía: Aemond, siempre el primero en dirigirle la mirada, la ignoraba por completo. No la miraba ni le prestaba atención, un comportamiento desconcertante que no pasó desapercibido para la princesa.

Al final de la cena, Alicent propuso un brindis. La princesa, feliz y sin sospechar lo que estaba por venir, levantó su copa. Fue entonces cuando Alicent reveló la sorprendente noticia.

- Brindo por el compromiso de Valerya quién se casará con Joe Lannister- Anunció.

El silencio se apoderó de la mesa, y los rostros de la familia expresaron una mezcla de asombro y confusión.

Valerya, confundida y atónita, preguntó sobre la noticia, buscando respuestas en la mirada de su madre.

- ¿De qué habla?

- Estuvimos de acuerdo con la decisión.

La confirmación de que se casaría la dejó sin palabras. Al mirar a su padre en busca de apoyo, solo encontró una desviación de la mirada al suelo.

Los hermanos de la princesa estaban furiosos, tristes y desconcertados por la situación. Helaena y Aegon reflejaban tristeza y preocupación,  Aemond permaneció en silencio, rompiendo la tradición de ser el primero en brindarle atención.

- Mi niña casándote entenderás la preocupación de tus acciones- Aclaró Viserys.

Valerya, sintiéndose traicionada por su propia familia, se levantó de la mesa sin poder articular palabra, su rostro reflejando sorpresa y miedo.

Aemond se levantó y alzó alto su copa.

-Felicidades Sobrina, espero tu matrimonio te otorgue felicidad pura- Mencionó Aemond con una sonrisa.

La joven, al recibir la felicitación de su amado por su compromiso con otro, experimentó una avalancha de emociones abrumadoras. Las lágrimas, como gotas de lluvia inevitable, caían silenciosamente por sus mejillas mientras intentaba contener el dolor que la embargaba.

La mesa, que alguna vez fue un lugar de celebración, se volvió testigo silencioso de su angustia.

Jacaerys y Lucerys, impotentes de la tragedia que se desarrollaba, compartían un sentimiento común de enojo y tristeza. Sus miradas entre sí reflejaban la conexión profunda que compartían con la joven.

Valerya tratando de ocultar la tormenta interna que la consumía, se alejaba lento para seguido salir corriendo.  Mientras sus hermanos la miraban horrorizados.

Los dos pequeños Lucerys y Joffrey salieron corriendo tras ella, y su cuñada Helaena, comprensiva, se levantó para seguirla. Jacaerys, lleno de enojo, se levantó para discutir con la esperanza de cambiar el destino de su hermana. En la habitación, Aegon se levanto mirando a Aemond.

Cásate conmigo Aemond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora