"¿Quién es esa de ahí y por qué tiene tan poco estilo?"
Mai parpadeó repetidas veces, mirando su reflejo en el espejo al darse cuenta de que era ella misma. No recordaba en lo absoluto que su cabello fuera tan largo y azabache, ni que sus ojos fueran de un brillante tono rojo. Además, ¿por qué diablos tenía cuernos sobre su cabeza, acaso era una pesadilla en la que se había convertido en una especie de demonio? Las únicas cosas que sabía bien en ese momento eran dos: aquel no era su cuerpo, y la ropa que llevaba ni siquiera combinaba. La situación en la que se encontraba era confusa y un verdadero desastre.
Hasta hacía apenas unos segundos se encontraba en su tienda de ropa, o muy pronto su antigua tienda, discutiendo con el dueño del local que quería cerrar su negocio por no llegar a pagar a tiempo el alquiler. De todas formas, sabía bien que su sueño tarde o pronto acabaría siendo un completo fracaso: no cualquiera podía ser modista y esperar a que sus diseños se convirtieran en un éxito.
"¡Y después de decirme que cerraría mi negocio, me atropelló un coche! ¡La peor muerte de todas!" continuó quejándose en voz alta sobre su patética muerte mientras buscaba en su armario alguna prenda que la convenciera. Sin embargo, nada de lo que veía terminaba por gustarle a la exigente modista que había reencarnado en el cuerpo de una completa desconocida. "Ugh, ¿por qué todo es de color rosa y verde? ¡No combina en lo absoluto con estos ojos ni el pelo!" dijo molesta, haciendo a un lado toda la ropa que tenía.
Tanto alboroto desde la habitación de la señorita Sideri llamó la atención de su criada personal, que de inmediato se acercó asustada de que algo le hubiera podido suceder de nuevo a la joven. Porque después del accidente que sufrió en su carruaje después de una visita a su futuro esposo, con quién se había prometido en contra de su voluntad ese fatídico día, había pasado cerca de una semana en cama sin despertar.
"¿¡Quién se atreve a entrar a la habitación de la señorita Mai...!?" En cuánto Becky entró a la habitación, tuvo que interrumpir sus propias palabras con un grito de sorpresa. Todo se encontraba patas arriba, sobre todo porque la ropa de la pelinegra estaba desperdigada por todos los rincones mientras cierta chica buscaba algo para ponerse que le gustara. "¡Señorita Mai... ha d-despertado!" dijo entre lágrimas.
"¿Huh?" murmuró al escuchar una voz desconocida para ella. Mai observó confundida a la empleada, una chica joven de cabello rojizo y ojos marrones que corría en dirección a ella entre sonoros llantos. "¿¡Quién demonios eres!?" preguntó confundida, apartándose en cuánto trató de abrazarla.
"¿C-cómo que quién soy...? ¡Soy yo, señorita Mai! ¡Becky!" trató de hablar algo nerviosa, pero la extraña mirada que la mayor le dirigió le decía que algo no estaba bien. Y desde luego que no estaba bien, Mai no entendía dónde estaba y por qué había poseído el cuerpo de aquella desconocida. "¡Estuvo durmiendo por una semana por un accidente de su carruaje... no me diga, no! ¿Ha perdido la memoria por un golpe en la cabeza?" mencionó atemorizada.
ESTÁS LEYENDO
¡El protagonista no, prefiero a su madre! (GL)
FanfictionReencarnar en una novela siempre es un cliché, y acabar enamorada del protagonista original también. Muchos lectores desean que eso les suceda, pero Mai piensa todo lo contrario, porque... ¿quién querría al idiota del conde cuándo su madre estaba so...