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—¿P-por qué lo hacen? —Indagó el niño algo asustado y cansado

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—¿P-por qué lo hacen? —Indagó el niño algo asustado y cansado.

—¿Por qué?, Porque es divertido —Dijo el otro para golpear nuevamente al pequeño.

El pequeño Pelinegro llegó a su casa muy golpeado y con ganas de dormir, sin embargo al entrar a su habitación y dejarse reposar en su cama no pudo ya que su cuerpo estaba tan adolorido que no podía descansar. No obstante decidió ir a tomar una ducha, tal vez así pasaría su dolor, pero aún así no se fue ya que las heridas dolían cuando el agua hacia contacto con ellas.

Al salir de la ducha se dispuso a colocar un sweeter para cubrir las heridas de los brazos y suspiró para luego bajar a cenar dónde sus padres ya se encontraban.

—¿Qué te sucedió en el rostro? —Indagó el hombre sin dejar de observar el periódico. El Pelinegro vio una oportunidad, tal vez solo así lograría librarse de toda esta situación.

—Unos muchachos mayores me golpean, solo por qué les parece diver...

—Ah, solo son juegos de chicos, debes tener más cuidado, innie —Dijo la madre...

—Pero no son juegos, ello...

—Cielo come, o se va a enfriar la comida —el niño volvió hacer silencio para comenzar a comer.

Noche tras noche, lloraba esperanzado de que en algún punto aquellos mayores lo dejarán tranquilo. Se preguntaba por qué los profesores, maestros y sus propios padres no le hacían caso, era un jodido infierno y quería acabar con el. Cortaban su cabello, lo golpean, lo mojaban, le botaban sus libros, ¿Cuando?¿Cuando? ¿Cuando acabaría su infierno?

Su año escolar al fin acabo y luego del verano pasaría a secundaria, por fin. Quizás  en este punto las personas fueran algo más seria y lo dejarían en paz, sería como comenzar de nuevo, pero nuevamente se equivocó. Incluso fue mucho peor, eran bromas más pesadas sin ninguna razón simplemente les entretenía hacer de la vida de aquel chico un jodido infierno y entonces conoció a alguien que cambiaría su vída.

—Soy Minho, deberíamos ser amigos —Habló el castaño mientras recogía a Jeongin junto a sus libros así que le sonrió.

—S-soy Jeongin —Se presentó con algo de miedo.

Había dejado de confiar en las personas, pero Minho era totalmente diferente, su vida comenzó a tornarse menos mierda, junto a la compañía de Minho, todo parecía mejorar, al fin había hecho un amigo, uno que lo quería y que a su vez le presentó a otro amigo, era algo mayor pero no le importaba, se sentía cómodo con aquellos dos chicos, fue entonces cuando aquel otro chico apareció siendo tan dulce con el Pelinegro, todo un amor. Lo trataba bonito, lo hacía sentir tan especial.

 Lo trataba bonito, lo hacía sentir tan especial

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—innie, quería preguntarte algo...

—¿Qué? Sabes que puedes decirme lo que sea —Dijo el menor con una sonrisa en sus labios.

—¿Quieres ser mi novio?

—¿Ah?

—Como escuchaste, me gustas y quiero compartir más tiempo contigo —jeongin al escuchar aquella palabras sentía su corazón latir con mucha fuerza, pero así asintió repetidas veces para luego abrazarlo —Ok, ok eso lo tomaré como un si.

Una semana.

Una semana basto para que toda aquella magia y ese supuesto amor que se tenían se acabará, ¿Por qué? Incluso aunque se esforzara, aquel pelinegro se cuestionaba si así vida sería tan miserable para siempre. Incluso ahora sentía que su corazón latía con fuerza y las lágrimas se apresuraban en salir, aún que no quisiera que doliera seguía doliendo y más si habían un montón de personas a sus alrededores burlándose a carcajadas mientras el sentía como su corazón era quebrado lentamente.

—¿En serio te lo creíste? —Dijo el chico entre carcajadas —Solo era una broma, Jeongin. ¿Crees que yo estaría con alguien como tú?

—Pero tu... —Su voz estaba por quebrarse y sentía aquel horrible dolor en pecho —¿Es mentira no? Tu me dijiste que...

—Solo fue una pequeña broma, además no te hagas el santo, se que tú y Minho follan, ¿Donde está por cierto? Cierto nunca está cuando lo necesitas, das lastima Yang Jeongin.

—Mentiroso.

—Fuiste tú quien se hizo ilusiones, no me jodas a mi, es una pena... Eres tan iluso como para creerte las primera palabras bonitas que te diga un chico —Carcajeó y sonrió una última vez antes de irse —Das pena hoy, das pena mañana y siempre darás pena.

¿Por qué?

¿Por qué alguien más debía decidir por el?

Luego de eso aquellas bromas pesadas volvieron, los golpes, las risas, ¿Por qué está vez dolía más? Simple podía observar a su primer amor reírse a carcajadas con aquellos que hacían de su vida una mierda.

Estaba cansado.

Varios días después decidió tomar una decisión precipitada, estaba cansado y solo quería que parara, tomó una soga y simplemente intentó colgarse pero Minho llegó antes de que pudiera hacer algo muy malo.

—¡Suéltame Minho! —Suplicó el menor entre lágrimas.

—No lo haré, innie, innie, tu no quieres hacer esto —habló el mayor mientras lo abrazaba con fuerza y este lloraba —Sabes que no quieres...

—Solo quiero que se acabe, minho. Estoy cansado, mi cuerpo se siente cansado y aún no logro dormir escuchando sus risas, lino... Ya no quiero —gimoteo para luego corresponder el abrazo de MinHo.

—Innie, nadie puede hacerte sentir inferior sin que tú se los permitas... —Aquella frase había bastado para que Jeongin desistiera se su fatídica decisión —¿Enserio quieres dejarlo todo?

—No quiero minho, pero también quiero que se detenga, duele mucho —Suplicó. Luego de aquella noche Minho comenzó a pasar más tiempo con Jeongin en el instituto, y aquellas personas dejaron de acercarse a Jeongin, ya que aunque no lo aceptaran minho si era algo intimidante. Y poco a poco llegaron a graduarse del bachillerato. El día de su graduación Jeongin juró que sus estudios universitarios jamás serían como fue su adolescencia y le pidió algo de ayuda a Chan.

Aquel chico de mechas se encontraba bailando sobre la tarima con todas sus fuerzas, ser deseado por los hombres se había vuelto parte del día a día de Jeongin, sin embargo aún seguia sintiéndose vacío como si algo más le faltara

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Aquel chico de mechas se encontraba bailando sobre la tarima con todas sus fuerzas, ser deseado por los hombres se había vuelto parte del día a día de Jeongin, sin embargo aún seguia sintiéndose vacío como si algo más le faltara. Fue entonces cuando sus ojos hicieron contacto con aquel rubio que llamó mucho su atención. ¿Donde lo había visto? Se cuestionó sin embargo cuando sintió la mirada del chico sobre el sonrió y siguió moviéndose.

Luego de un rato Minho lo llamó aparte para comentarle que tenía un cliente a lo que sonrió. Tomó una botella y una copa para luego dirigirse a la habitación, al entrar miró aquel rubio y sintió la satisfacción de tener a otro hombre a sus pies. Jamás pensó que aquel chico derrumbaría todas aquellas barreras que se había esforzado en construir.

—¡Jeongin! —Gritó la mujer y este la observó.

—¿Si? Debes decirme que te sucede, por eso estamos aquí —Aquella mujer de cabello rubio sonrió y este asintió.

—Cierto, comencemos.

🍒.

Perfect boy | Hyunin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora