Mi captora es un enigma. No sé quién es ni por qué me llevó. Hay una oscuridad dentro de
ella, una oscuridad que me asusta incluso cuando me atrae.
Mi nombre es Becky, y esta es mi historia.
______________________________________
"Me moldeo a su man...
"Lo siento pero te amare con tu permiso o sin él, no me importa".
_____________________________________________
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
BECKY POV
Está empezando a atardecer y con el paso del tiempo, estoy cada vez más nerviosa por la idea de volver a ver a mi secuestradora.
La novela que he estado leyendo ya no consigue distraerme, así que la dejo y comienzo a andar en círculos por la habitación.
Llevo puesta la ropa que Nam me ha dejado antes: un vestido veraniego azul que se abrocha por delante, bastante bonito. No es exactamente el estilo de ropa que me gusta, pero es mejor que un albornoz. De ropa interior hay blancas de encaje sexis y un sujetador a juego. Sospechosamente, toda la ropa me queda bien.
¿Habrá estado espiándome todo este tiempo? ¿Estudiando todo sobre mí, incluida mi talla de ropa?
Este pensamiento me revuelve el estómago.
Intento no pensar en lo que va a suceder a continuación, pero es imposible apartarlo de mi mente. No sé por qué, pero estoy segura de que vendrá a verme esta noche.
Puede que tenga todo un harén de mujeres ocultas en esta isla y que vaya visitándolas un día a la semana a cada una, como hacían los sultanes.
Aun así, presiento que llegará pronto. Lo que pasó anoche no hizo más que abrirle el apetito, por eso sé que aún no ha terminado conmigo, ni mucho menos.
Finalmente, la puerta se abre.
Camina como si toda la estancia le perteneciera. Bueno, en realidad, le pertenece.
De nuevo, me veo absorta en su belleza femenina. Podría ser modelo o estrella de cine con esas facciones. Si hubiera justicia en este mundo, sería bajita o tendría algún defecto que compensara la perfección de sus facciones.
Pero no, no tiene ninguno. Es alta y su cuerpo trabajado hace que esté perfectamente proporcionada. Recuerdo lo que es tenerla dentro y siento a la vez una molesta sacudida de excitación.
Como las otras veces, lleva unos vaqueros y una camiseta de manga corta. Una gris esta vez. Parece que le gusta la ropa sencilla, y acierta.
No necesita realzar su aspecto físico.
Me sonríe. Lo hace con esa sonrisa de ángel caído, misteriosa y seductora al mismo tiempo.
-Hola, Becky.
No sé cómo contestarle, así que le suelto lo primero que se me viene a la mente.