Lα αρυєѕтα ━ᴀɢᴜsᴛɪɴ ɢɪᴀʏ

9| Josefina

POV'S ZOE

—Ay no puedo con el dolor de cabeza, Zoe —me dijo Agustín mientras se recostaba sobre la mesa

—Yo te dije que te iba a hacer mal comer tanto —respondí

Ayer Agustín se había quedado en mi casa un rato, últimamente solía venir de vez en cuando. Mi mamá nos dio chocolates, no se de donde sacó la verdad y Agustín comió como unos ocho chocolates

—Pero eran chocolates de Bariloche, no me iba a poder resistir a eso, Liliana es una crack —dijo

Nosotros estábamos sentados en unas mesas, nos sentamos juntos y al lado de la mesa nuestra habían otras mesas, una chica castaña se sentó cerca nuestro

—¿No tenes algo para el dolor de cabeza? —me preguntó Agustín

—No ingiero pastillas, trato de no hacerlo, es antinatural —respondí

—La puta madre —puteo, yo hice una mueca y acaricié su cabeza llenas de rulos

Seguí leyendo el libro que me había traído, sentí como si alguien nos estuviese mirando, miré de reojo hacia la chica que estaba cerca nuestro y pude notar que estaba mirando de una forma poca disimulada a Agustín, el no se había dado cuenta porque seguía en la misma posición

Me parecía curioso como la chica miraba a Agustín, hasta llegó a molestarme un poco

—Necesito un mate Zoe —me dijo Agustin —¿Por que me dejaste de hacer mimos tonta?

No me había dado cuenta de que había dejado de acariciarlo y volví a poner mi mano sobre su cabeza

—¿Por que no trajiste el mate?

—Que se yo, Zoe, estaba re dormido, encima no tenemos nada ahora, me quiero pegar un tiro, me hubiese quedado durmiendo —se quejó

—Toma agua, por ahi se te pasa —le ofrecí mi botella de agua. —Voy a preguntar a Nico si tiene alguna pastilla para el dolor

Me levanté de la silla y caminé hasta la preceptoría, pregunté a la preceptora de primero y tercero si habia algo para el dolor de cabeza y me dijo que ellos no nos podían medicar. Volví al sum y me encontré a Agustín hablando con la chica, y pude notar, simplemente por la forma en que ella estaba posicionada, me dio la impresión de que quería chamuyarse a Agustín

Y eso me molestaba, pero más me molestaba que me molestara

Me senté otra vez al lado de Agustin, no dije nada, simplemente volví a leer el libro, sentí la mirada de él

—¿No había?

—¿Me ves con la pastilla? —pregunté, no lo dije enojada, simplemente neutra como si no me importara

—¿Necesitas un ibuprofeno? —preguntó la chica

Metida...

—¿Tenes? Me duele una banda la cabeza —dijo Agustín

—Ah sí, tengo —la miré de reojo y estaba buscando en su mochila —Toma