IV

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Sabe que es peligroso, incluso escandaloso, salir de los aposentos reales en plena noche sin nada más que unos pantalones y una camisa de lino mientras se dirige hacia las habitaciones asignadas.

Tiene que tomar el camino que pasa detrás de las puertas del pequeño consejo, escabulléndose por un túnel que le lleva al otro lado del castillo.

Aegon se muestra cauteloso mientras camina de puntillas detrás de la puerta del consejo, escuchando los susurros de los señores. No entiende porque debería haber una reunión a esa hora, especialmente cuando su madre y su abuelo todo ha ido bien mientras, su padre respiraba lo que le quedaba.

—No podemos estar seguros del futuro. El reino caerá en un caos total si ella se sienta en el trono...

Se detiene, con los ojos muy abiertos mientras espera escuchar lo que realmente está pasando.

—Tenemos a Aegon. Aunque es la peor opción, tiene la verdadera sangre del dragón en sus venas.

—Y tendría herederos legítimos si lo desposáramos con la princesa Helaena. La sangre Targaryen fortalecerá nuestro linaje en la sucesión.

Ya no puede oírlos. Le sudan las manos y le zumban los oídos de terror: está comprometido con su hermana, está en guerra con Rhaenyra y es coronado rey. No suena tan mal, después de todo, tendría el poder con el que nadie jamás podría soñar, como una fruta prohibida que todos anhelan y, sin embargo, la tiene en la palma de su mano.

Pero el miedo dentro de él, a la coronación, la guerra, la muerte y la sangre de su familia y de ti, le impide ceder a la tentación.

Se aleja de la puerta, corriendo por los pasillos hasta que se encuentra frente al pasadizo secreto de tus apocentos, entrando sigilosamente antes de que lo vean.

Estás durmiendo profundamente en tu cama, con una expresión pacífica en tu hermoso rostro mientras él te contempla. Le jura a los Siete que nunca antes había visto un rostro tan angelical; tan puro y elegante que tiene su corazón acelerado a kilómetros.

Se acerca y se sienta en el borde del colchón antes de acercarse para acariciar tu mejilla lentamente. ¿Cómo puede dejarte para cumplir las ambiciones de su abuelo? Nunca, nunca podrá ser el rey que el consejo quiere que sea.

—¿Aegon?–Murmuras, frotándote los ojos somnolientos.

Él te sonríe; una de esas dulces sonrisas que ha compartido innumerables veces cada vez que está en tu compañía. Tiene que pensar en algo: nunca te perderá, no cuando eres lo único que lo ha mantenido cuerdo durante meses.

"—Quieren que sea rey.

—¿Qué quién? Aegon, ¿qué estás diciendo?– Te sientas inmediatamente, jadeando cuando ves que sus ojos se llenan de lágrimas.

—El abuelo–resopla, agachando la cabeza mientras dice,     —Él-él quiere ponerme en el trono. Quiere que me case con Helaena.

—Aeg–

—No puedo– toma tus mejillas, apoyando su frente en la tuya mientras te mira a los ojos —No puedo perderte. Eres demasiado valiosa para mí. Yo... no podemos... Me encanta cómo me haces sentir. Soy demasiado malo para ti. Eres tan dulce y bonita y te adoro absolutamente...

—Amo a Hel, pero no tengo la capacidad de dejarte ser suyo– susurras contra sus labios, con los ojos llorosos sin nada más que anhelo.

—Si soy rey, toda mi familia estará en peligro; no quiero que terminen muertos por mi culpa.

—Entonces vamonos.

—¿Qué?– Pregunta con el ceño fruncido.

—Es una idea estúpida, lo sé, pero creo que esto es todo lo que podemos hacer si no deseas tomar el trono, mi príncipe.

—No príncipe, no...– murmura, —Tu Aegon, tu amor.

Mi amor podemos huir juntos a Lys. Nos casaremos a la manera de mi pueblo. Podemos tener hijos...

—¡Sí! Muchos niños y... y mucho amor y...

—¡Sí!–Te ríes de todo corazón con él, besando sus labios una vez más antes de levantarte de la cama, tirando de él de la mano hacia atrás, —No podemos dejar que el consejo elija por nosotros. Deberíamos partir ahora, encontraremos un barco que zarpe hacia Lys.

—¿Cómo puedo dejar a mi familia? N-no sé si debería…– deja caer tu mano, apartando la mirada de ti con tristeza y pena.

—Aegon… me has dicho, innumerables veces, que detestas este papel. Odias ser un príncipe...

—Y, sin embargo, no puedo dejar a mi familia sola...

—No quiero hacerte elegir, mi amor. Pero no puedo soportar verte casarte con mi mejor amiga. Te-te amo, y estar separada de ti y de todos estos correr y esconderme… ya no lo tengo en mí.

—No puedo…

   











Aegon cree que nunca ha estado tan contento como ahora; Medio borracho, desnudo como el día que nació contigo sentado en su regazo también desnudo y todo risueño. ¿Es esto felicidad?  No está seguro, pero ver tu sonrisa y tus carcajadas hace que su corazón dé un vuelco.

Por una vez en su vida, tomó la decisión correcta: dejó todo lo que había detrás en Desembarco del Rey para comenzar de nuevo contigo en Lys. Recuerda cada momento que pasó contigo en tu castillo, viendo a la gente ser tan feliz como le dijiste. Todos lo hicieron sentir como en casa, desde tus hermanos hasta tu padre. Todos lo aceptaron como suyo, dándole el amor que nunca había recibido pero que merecía de su familia.

—¿Deberíamos ir a otra ronda, mi príncipe?– Preguntas, dejando un rastro de besos por todo su pecho mientras te sientas a horcajadas sobre él otra vez, frotando todo tu coño contra su polla.

—Por supuesto– gime cuando viertes el vino en sus labios y cuello, lamiendo el líquido de su cuerpo sudoroso —Déjame estar dentro de ti otra vez para poder darte otra carga.

—¿Quieres dejarme embarazada?– Lo guías de regreso a tu entrada, hundiéndote rápidamente mientras te llena por tercera vez.

—No, mi princesa, todavía no me atrevo a compartir estas tetas con nadie.

— Bien, porque tenemos mucho tiempo por delante.


                                                 Fin.




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Créditos→ Valyrianglass.

¿Es esto felicidad? ➸ Aegon ii. TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora