Daryl entró en el bar donde pasaría otra noche de soledad y alcohol para rellenar el hueco que yacía en su alma quebrada. Esta vez y, para su suerte, el bar se encontraba relativamente vacío a excepción de una mesa llena de policías tomando cervezas y comiendo maní.
Se sentó en la barra y pidió su típico whiskey americano que solía tomar. Disfrutaba su sabor fuerte y amargo recorriendo su garganta hasta llegar a su estómago. El bartender le dió el primer vaso y al instante pidió otro. Si iba a embriagarse lo iba hacer bien. Con mucho coraje.
Las fuertes y sonoras risas provenientes de la mesa de los polizones resonaban en el lugar, opacando la música de la rocola. Daryl le lanzó una mirada de confusión al bartender y este respondió:
—Están hace ya rato. Tal vez 2 horas. —Dejó el vaso que estaba secando sobre el estante y apoyó sus codos sobre la encimera de la barra. —Ese tal Shane tiene mala fama por este lugar. Lo dejó entrar por la cuota de inspección, porque si no, no le dejaría ni asomar la nariz por aquí. —Me vió y volvió su vista a la mesa de detrás.
Daryl volteó y notó a uno que captó su atención. Llevaba puesto un sombrero y su uniforme, tal vez había salido recientemente de su turno. Al momento notó que él también lo observaba pero volvió rápidamente su vista a sus amigos. El pelinegro tomó el resto del whiskey y se dirigió hasta el baño.
Se colocó en el último urinal como era habitual de él. Al momento, oyó la entrada de alguien más y un hombre de sombrero se posicionó en el primer urinal. Daryl acabó y fue hasta el lavabo. El hombre no tardó en hacer lo mismo.
Vió por el rabillo de su ojo que él hombre lo observó por un instante. —¿Se le ofrece algo, oficial?—habló en tono burlón.
El hombre sonrió levemente y bajó su cabeza sacando su sombrero. —No estoy en servicio, pero puedes llamarme Rick. —
—Se le ofrece algo, Rick—Hizo énfasis en su nombre y mantuvo su mirada. Sacudió el agua de sus manos sobre el lavabo y tomó papel para secarlas.
Negó con su cabeza y habló. —Pensé que necesitas algo. Noté tu sutil observación allá afuera.
—Tú tampoco eres tan sutil, Rick. —Sacó un cigarrillo de su chaqueta y lo encendió.
—¿Ya entramos en confianza?—Sonrió con picardía. —¿Tú cómo te llamas?
Largó el humo contenido en su boca— Daryl.
—No te conozco. ¿Eres nuevo en el pueblo?—. Se acercó un poco a Daryl generando cierta incomodidad en él.
—No. De hecho, nací y crecí aquí. —Desvió su vista. Se sentó encima del lavabo y dio una larga calada a su cigarrillo. —Creo que si nos vieran aquí pensarían que estamos teniendo algún tipo de "cruising" o esa mierda.
El oficial sonrió con picardía a la vez que movía su cabeza de lado a lado. —Yo no hago ese tipo de cosas. Y menos con un hombre. —Volvió su vista al oficial. Detalló su rostro, sus facciones tan marcadas, la sombra de su barba recientemente afeitada, y su mandíbula fina y a la vez un poco regordeta.
—Lo siento. ¿Lo he ofendido, oficial?—arqueó una ceja a modo de juego. Rick volvió a colocarse el sombrero y extendió su mano.
—Fue un gusto conocerte, Daryl. —Estrechó su mano y salió del baño.
Daryl terminó su cigarrillo y tiró la colilla en el cesto de basura. Salió rato después y para su mala suerte los oficiales ya no estaban.
«Mierda» dijo para sus adentros.
Volvió a la barra y pidió el restante de la botella. Bebió, se embriago y se maldijo el haberlo dejado ir. Daryl no era el típico borracho que hacía desastre y generaba peleas. El alcohol solo agudizaba el profundo sentimiento de tristeza que lo acompañaba constantemente desde hacía años.
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Ramé
Fiksi PenggemarDaryl, un hombre solitario y amargado se encuentra otra noche más en un bar hinospito y de mala muerte. Ahoga sus penas con alcohol y de pronto, un hombre de sombrero bonito llama su atención. Una conexión surge y se la hace imposible ignorarla. One...