El suelo y la maleza alrededor se tiñeron de rojo cuando su –ahora característico– cuchillo de carnicero penetró en la carne suave a su disposición, rompiendo venas y nervios hasta cortar de un poderoso tajo el hueso que todas esas capas de piel y músculo estuvieron protegiendo. Andrew había aprendido afilarlo cuidadosamente (compró la mejor herramienta para ello), del mismo modo en que se había vuelto meticuloso en el arte conforme se acumulaban los asesinatos perpetrados. Así fue separando extremidad por extremidad, pieza por pieza en el cuerpo cuya alma acababan de ofrecer al demonio para así cargar el talismán de Ashley. ¿No era extraño poseer esa habilidad? Andrew todavía no estaba convencido de que pudieran fiarse de la hospitalidad demoniaca, considerando lo complicado que se hacía entregar almas a modo ritual cada vez, en cada zona nueva a la que arribaban.
Nunca se quedaban mucho tiempo en las residencias que conseguían, ya fuere en un hotel, motel o rentando algún departamento provisional. Desde la primera vez que obtuvieron identidades falsas, fueron cambiándolas cada cierto tiempo para cubrir todo rastro de su presencia en las zonas que habitaban ejecutando asesinatos. No fue fácil adaptarse a este ritmo de vida pero se volvieron más astutos al momento de intercambiar palabras con algún curioso, seleccionando entre los mismos individuos al mejor modelo para su siguiente víctima.
En un principio solía ser su hermana quien escogía el objetivo, basándose en la más mínima ofensa que tal persona le hubiese hecho a él o ella, lo que mayoritariamente se resumía en celos asesinos por algún coqueteo o roce mal disimulado. Andrew tuvo que detenerla cuando perdía los estribos, por supuesto. El hermano mayor no quería arriesgarse a que la más insignificante escena los hiciera entrar en la mira de algún policía. Y es que nunca había sido sencillo para Andrew controlarla, aunque aparentemente se estaba comportando mejor de lo que había estado jamás esos días, lo cual le hacía sospechar bastante. Ashley nunca fue comprensiva con él, siempre lo llevaba al límite, lo obligaba rozar el borde; le inquietaba mucho que últimamente ni siquiera se burlara con sus errores de la forma acida que acostumbraba.
Ahuyentando el recuento de sus vidas hasta este punto en que él fragmentaba un cuerpo en mitad del bosque, Andrew suspiró y se irguió un poco para acomodar sus huesos con movimientos circulares, relajando de esta manera sus músculos para retomar su actividad, pero el sonido de las ramas secas crujiendo lo detuvo. No sintió pánico, pues no tardó en reconocer a su hermana volviendo de su tarea asignada, guardándose la pistola en una funda que se había comprado recientemente, el cual yacía ajustado a su cinturón. Andrew trató de no quedarse mirando demasiado tiempo las pronunciadas curvas de aquel esbelto cuerpo femenino; no necesitaba una distracción en su agitada noche.
— ¿Tuviste algún problema?
—No, todo despejado —anunció ella con una sonrisa adorable. Andrew no aguantó más.
—Ven aquí —le dijo poniéndose de pie y extendiendo su mano hacia ella, quien importándole poco la sangre manchando los dedos que sujetó, se dejó atraer hacia la figura de su hermano en un abrazo, un gesto coronado con un beso sobre su frente—. Buena chica.
Ashley sonrió feliz pero no pronunció palabra. Parecía que Andrew no se estaba dando cuenta de lo increíblemente cariñoso que se estaba volviendo con ella día tras día. Ashley estaba disfrutando de sus atenciones sin señalarle el hecho ya que seguramente lo haría sentirse incómodo y volverían a ser tediosos esos momentos, justo como los posteriores a la visión definitiva de su relación, esa que para ella nunca fue olvidada. Se estaba guardando sus observaciones para una ocasión clave, después de todo ella era un depredador que sabía cuándo y dónde saltar sobre su presa. La paciencia no era su virtud preferida pero quería creer que valdría la pena.
—Ya casi termino —Andrew ronroneó contra el alborotado pero sedoso cabello negro de su hermana menor, tan fascinado y entregado al gesto como si fuera la primera vez—, en un rato podremos volver a nuestro piso a descansar.
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Hijos del Pecado
Fanfiction"El demonio era un ser insaciable. Hambriento de almas había poseído a Andrew y provocado un escenario indescriptible para la imaginación humana después de que ambos excedieran el número de rituales. Y él sintió la necesidad de al fin aceptarse y de...