La noche señalada por la reciente visión de Ashley había llegado y el gremio de cultistas terminó las preparaciones correspondientes en el centro del auditorio, del que uno de sus más importantes miembros era dueño. Los hermanos Graves habían sido invitados de honor por obvios motivos, aunque a Andrew se le notaba visiblemente inquieto, pues aquella mañana durante una espontánea siesta había vuelto a ser abordado por las mismas voces que creyó imaginaciones de su subconsciente. Y conforme se adentraba a ese espacio, algo en su interior se transformaba. Su lenguaje corporal daba entender que algo estaba mal, no dejaba de frotarse el rostro, percibiendo una inexplicable ansiedad que le imposibilitaba relajarse, sus impulsos apenas retenidos por la presencia de su hermana a quien le mentía que estaba bien cada que le preguntaba. Su estado era demasiado visible a medida que avanzaba la noche: pronunciadas ojeras, el color enfermizo de su piel, la manera en que sudaba y respiraba. Era casi como si estuviera sufriendo una mutación, tanto que no podía prestarle atención a los rezos que ofrecía el líder de culto al centro del escenario, en su lugar aquellas oraciones en latín parecían empeorar su salud por la devoción con la que todos lo repetían alzando los brazos.
—Andrew... —el toque delicado de Ashley no provocó ninguna reacción positiva en él, tal la preocupó mucho más si tal era posible—. Necesitas ir a un hospital, esto no es un simple resfriado.
Pero aunque al hermano mayor le hubiese gustado responder, el llamado del líder interrumpió su intimidad, así que pese a que Ashley se negó al principio participar si su hermano no estaba en condiciones, Andrew le insistió acceder, después de todo lo habían prometido; era parte del trato ayudar incondicionalmente a que cada pequeña invocación fuera exitosa, ya que parecía que Ashley era la única capaz de lograrlo sin tanto esfuerzo. Insegura con la idea de abandonarle, Ashley obedeció acompañar al cultista de turno hacia el escenario, tomando su lugar junto al líder mientras que Andrew dejaba caer su máscara ahora que no estaba su hermana cerca. Ni siquiera volvió a preocuparse por sostenerse de pie, necesitaba vomitar con urgencia pero el mismo malestar le impedía liberar toxinas; era demasiado. Su cabeza iba a estallar.
— ¡Oh! ¡Lord of Unknown! ¡Preséntese ante nosotros! —declamó Ashley por mera rutina.
— ¡Escuche nuestras plegarias! —le secundó Six Eyes con más entusiasmo que su Virgen Oscura, quien seguía mirando entre el público, tratando de encontrar desesperadamente la silueta de su hermano.
—Sal, sal de donde quiera que estés —canturreó Ashley cuando se rindió de encontrar a la figura de Andrew ante sus infructuosos intentos, decidida a terminar el ritual, pues suponía que entre más pronto tuvieran resultados más pronto podría marcharse con su hermano para que recibiera atención médica y después ayudarlo a descansar. Estaba dispuesta a mimarlo toda la noche sin descanso si eso bastaba para facilitar su futura recuperación.
Y después de unos segundos recitando al unísono las palabras articuladas por la Virgen Oscura del culto, sucedió la tan esperada manifestación, impresionando a los novatos, maravillando a los integrantes veteranos y aterrando a los pobres encadenados que ofrecerían como sacrificio. Ashley ni siquiera pudo mostrarse entusiasmada con la presencia del demonio más grande que hubiese visto nunca, a este punto había hablado con demasiados en sueños, sin mencionar su primera invocación exitosa con Lord of Unknown y el motivo de que fuesen perseguidos por Six Eyes para convertirla en el mesías. Por un breve momento sólo se preguntó qué esperaban de ella estas criaturas infernales, pues en lo que a ella respectaba no necesitaba más que sus visiones clarividentes para esquivar problemas, ninguna otra cosa. Ya lo tenía todo; tenía a Andrew.
— ¡Mi señor! ¡Ha aparecido! —exclamó el líder de culto absolutamente complacido, dejando relucir la sonrisa más maniaca que Ashley conociera, pero por costumbre se mantuvo aburrida.
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Hijos del Pecado
Fanfiction"El demonio era un ser insaciable. Hambriento de almas había poseído a Andrew y provocado un escenario indescriptible para la imaginación humana después de que ambos excedieran el número de rituales. Y él sintió la necesidad de al fin aceptarse y de...