III

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Hacía frío, para ella no importaban los cuerpos compactados en un mismo círculo ni el fuego de las antorchas, mucho menos la pesada túnica que vestía, no lograba percibir o generar suficiente calor. La única parte que se mantenía cálida y familiar era la mano a la que se aferraba. Andrew miraba al frente, atento a la celebración demoniaca pero su agarre era fuerte como si temiera que en cualquier momento pudieran intentar separarlos. La sensación le recordó al pasado, cuando de niños se desplazaban por la calle tomados de la mano de esta misma forma, sólo que la mano de Andrew se había vuelto masculina, sus dedos largos y más fuertes, contrastando con su propia mano escuálida y pequeña. ¿En qué momento fue que empezaron a cambiar tanto? Ashley raras veces llegaba a sentirse melancólica, tan enfocada en alejar a todos los ladrones de su hermano. Ella jamás había descansado, así que nunca tuvo tiempo de ver más allá de su querida posesión. ¿Quién dijo que los enfermos como ella no eran capaces de amar? Estaba convencida de que amaba a Andrew, a su retorcida manera. Sólo que como cualquier amor había evolucionado, se había convertido en algo tan grande que su vida no tendría sentido sin él a su lado.

Nadie valía tanto como Andrew, ni siquiera la humanidad entera.

Un fuerte apretón la incitó prestar atención al estado general de su hermano nuevamente, notando que éste se sostenía la frente y se doblaba como si sintiera mucho dolor mientras las conjuraciones de Six Eyes continuaban de forma ininterrumpida. Cuando el aspecto de Andrew había empeorado la primera vez que el demonio lo poseyó, también había sucedido durante los rezos en latín, así que Ashley no tardó en suponer que estaba relacionado. Todos podían decir que su cabeza era hueca y que no tomaba en cuenta nada importante, pero cuando se trataba de Andrew ella no perdía detalle de lo que podría aquejarle, ya no, no desde que entendió que le correspondía participar si quería que su relación funcione siempre.

Tiró de la mano de Andrew y lo guío fuera del círculo, tomándose la libertad de inclusive insultar a los cultistas que no le concedían espacio para pasar. Atrajo miradas extrañadas y otras indiferentes pero al final consiguió sacar a su hermano de la aglomeración sin perder de vista a los hombres cuyas túnicas lucían un color rojo más similar a la sangre, después de todo eran ellos los encargados de vigilar que nadie se fugara en plena invocación, de lo contrario la armonía establecida podría romperse y nadie estaba dispuesto a intentarlo dos veces.

—Andrew, dime qué sientes —exigió saber con toda la tranquilidad que fue capaz de reunir en ese momento, sin soltarlo y usando su mano libre para levantar su rostro e inspeccionarlo, comenzando a frotarle el cabello por debajo de la capa.

—Mi cabeza... duele... todo da vueltas —jadeó cubriéndose los ojos—. Los escucho... ellos...

— ¿Qué dicen?

—Gritos... todos al mismo tiempo. No puedo...

— ¡Haz un esfuerzo, Andrew! ¿¡Qué dicen!? —Pero antes de que Andrew pudiera darle una respuesta, dos cultistas de alto rango se detuvieron frente a ellos, lo cual logró irritar a la hermana menor, quien les dedicó una mirada feroz en cuanto estos mencionaron que ya era hora de que ella hiciera su trabajo—. Lo haré, pero esta vez me llevaré a mi hermano.

—No puede hacer eso, señorita. Romperá el flujo natural del ritual.

—Yo soy la Virgen Oscura, yo decido cuál es el maldito flujo que se debe seguir —espetó.

Y sin esperar respuesta comenzó andar hacia el escenario de piedra sin soltar a su hermano, el cual no dejaba de gemir con dolor. Ashley no estaba segura de que su voz le estuviera llegando pero aun así trató de consolarle, diciéndole que aquello terminaría pronto, que sin importar lo que pasara, ellos estarían bien y se irían juntos abandonando los cadáveres de todos aquellos bastardos que los habían obligado a todo eso. Serían nuevamente sólo ellos dos como debía ser, sólo tenía que resistir un poco más. Andrew no respondió pero apretó su mano y Ashley decidió que por el momento eso le bastaba como contestación. Cuando estuvo delante de los fieles no se separó de él y usó su único brazo disponible para llamar a Lord of Unknown.

Hijos del PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora