[En las sombras de la despedida, Berr observa impotente mientras la mujer de sus sueños, Selena, camina hacia el altar para unirse a otro hombre. Los momentos que alguna vez pintaron un futuro juntos y que ahora se desvanecen como copos de nieve a la llegada de la primavera.]
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Ella está a ahí. Vestida con un hermoso vestido blanco ondeando con la brisa de una nueva vida. Aunque nuestro amor fue intenso, el destino nos llevó en caminos diferentes, y ahora, en medio de este lugar. En la ceremonia de tu boda, siento un profundo dolor al verte jurar amor a otro hombre y que no sea yo.
Tu me habías prometido que íbamos a estar juntos por siempre, me prometiste que jamás me dejarías solo, me repetías una y otra vez lo mucho que me amabas.
—Estamos todos aquí reunidos para ver unirse a esta hermosa pareja en nombre de Dios y el espíritu Santo.
La voz del obispo se escuchaba por todo el pasillo, todos lucían muy felices por tu matrimonio... Incluyendote a ti. Aún no podía creer lo que estaba viendo.
Hace menos de un mes me juraste que te casarías conmigo, querías que ambos nos unieramos en matrimonio justamente navidad ya que era tu fecha favorito del año. Me dolió cuando me llegó la noticia de tu boda por parte de terceras personas, hubiera sido menos doloroso que tú vinieras y me dijeras en la cara que te casarías y que nunca me habías amado de verdad.
Fue tan fácil para ti echar todo lo nuestro a la basura, todo lo que siempre quise fuiste tú. Todos nuestros momentos felices junto... ¿Se han perdido de verdad?
— ¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin que nada ni nadie los presione?
Cada palabra que salía de la boca del sacerdote era como un cuchillo que me mataba internamente.
—Sí, Padre, venimos libremente.
Mientras avanzaba la ceremonia mis pensamientos no me dejaban de perturbar. ¿Por qué hacías esto Selena? ¿Por qué no dijiste la verdad? ¿Por qué me hiciste eso a mí aún sabiendo cuánto te amaba? ¿Solo me utilizaste?
Cuando tú y yo nos conocimos. Hace ya más de dos años. Justamente en la noche de navidad, ambos nos encontrábamos en una fiesta, yo me encontraba con mis amigos y tú estabas cerca de un rincón del lugar, lucias tan deprimida. Me preocupe en el instante en el que te vi, a pesar de no conocerte, sentí la necesidad de ayudarte por alguna razón inexplicable.
—Hola, disculpa la pregunta pero... ¿Te encuentras bien? Desde lejos vi que lucias algo mal.
