Cápitulo 1

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"Deja que tus lagrimas recorran silenciosamente tus mejillas, deja que tus dolores recorran cada parte de tu tersa piel. Deja que te duela, deja que te queme."

.

Los gritos insensatos y estruendosos no paraban de escucharse. Papá culpaba a mamá por ser tan irresponsable con su "querida hija menor", mientras ella acotaba en todo momento que la culpa se debía a sus constantes escenas de alcohólico empedernido. Por mi parte, yo decía que era un 50% de culpa dividida.

Sus falsos intentos de crianza fueron tan mediocres que ahora preferían lamentarse a base de insultos y ofensas.

Observé atentamente como mi mamá lanzaba un portaretrato a la cara de su marido. ¡Qué buena puntería! Me sentía de película, esto era mejor que los efectos en 3D, solo faltaban las palomitas.

Tapé mis oídos en cuanto mi papá profirió un insulto hastiado de todo el drama montado por mi progenitora.

- ¡Acepta que no supiste como criarla! Solo mírala, da pena a simple vista.

Me miré de arriba hacia abajo. ¿Qué tenía? ¿Había engordado más?

- Lo sabía. No debí comerme esas verduras. - comenté, olvidando por completo que tenía a mis padres discutiendo enfrente de mí.

- ¿Lo ves? Habla estupideces, si le hubieras dedicado el tiempo necesario a inculcarle valores, ella no sería lo que es hoy en día. Y los vecinos no se burlarían de nosotros.

Ahí está. Papá solo estaba preocupado por los comentarios y las opiniones ajenas. Él simplemente no soportaba el hecho que sus queridos allegados lo llamaran "El padre de la enferma mental". Lo que él desconocía era que todo este rumor, no había sido mi culpa. Pero reitero una vez más, aquí mi palabra no tiene puesto.

- ¿Van a seguir discutiendo? A este paso nos quedaremos sin portraretratos y platos. Traten de mantener viva esta casa, ¿sí? - sonreí con falsedad.

Mamá me miró confundida.

- ¿Acaso no sien...

- Olvídalo. No pierdas el tiempo preguntándole algo de lo cual ya sabemos la respuesta.

Enarqué una ceja. Si sabían la respuesta, ¿por qué seguían discutiendo?

-Los dejo para que hablen a solas. - murmuré mientras caminaba tranquilamente por los pasillos.

A lo lejos pude escuchar como susurraban un "Tenemos que llevarla al psicólogo".

¡Qué dramáticos! Yo no estaba loca, ni lo estaré. Simplemente estoy cansada de luchar contra algo que no tiene remedio. Ellos querían que siguiera llorando por cualquier problema que surgiera en la casa como lo hacía en mi niñez. Debían aprender que ya había crecido, para bien o para mal esto era lo que tenían como hija.

La hija que ellos moldearon a sus críticas y órdenes. Esto es lo que tenían por "orgullo".

Me adentré en mi cuarto y me dejé car en la cama. Miré a la nada, mientras aún escuchaba su griterío. Ahora papá murmuraba sobre llevarme con una nutricionista y eliminar los espejos y balanzas de mi cuarto.

¿Dejarás que hagan eso, cerdito?

Por supuesto que no. No pretendo dejar que acaben con mi vida en un abrir y cerrar de ojos.

¿Qué has comido? Luces más gorda

Me levanté de un salto de la cama y me paré enfrente del espejo. Los rollos de mi piel se escurrían por la blusa holgada que llevaba. Mi cara mostraba a una joven de pómulos gordos con una grande papada.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2015 ⏰

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The Diary of June ShawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora