Desearía tanto irme a recostarme en mi cama, con un libro en la mano derecha, un té en mi mano izquierda, la cortina de mi ventana la cual da al balcón, abierta, un incienso de pino el cual daría un aroma espectacular al cuarto, y música jazz de fondo.
Pensaría a profundidad en lo que plasmo Stephen Kink en cada una de sus páginas, preguntándome por qué el decidió darle ese giro a la historia. Seria perfecto, pero solo queda acabar con mi sueño y dejar de fantasear con un lugar tranquilo. Tengo que concentrarme en estudiar, ya que últimamente no me logro concentrar en ninguna clase, talvez el culpable sea el insomnio que me visita cada noche sin falta, puntual, aunque no sea a una hora exacta, creo que me vigila, ya que siempre llega justo cuando me recuesto y pienso que todo va a estar bien y, entonces, solo entonces, empieza a atacarme con sus preguntas incomodas como: ¿fue lo correcto? ¿pudiste hacer más? ¿de verdad ese es todo tu esfuerzo? ¿vale la pena? ¿enserio son tus amigos? ¿mereces lo que tienes? Es todo, como siempre el insomnio hace su movida y deja en jaque mate al sueño, haciéndolo retirar con la poca dignidad que le queda.
Intranquila empiezo a cuestionar todo y el insomnio se sienta en la silla de mi escritorio a burlarse, me mira con burla y superioridad, es irritante, exasperante y un poco de adjetivos que terminen en "ante". No puedo evitar sentirme insuficiente conmigo misma, por no tener la valentía de echarlo de mi vida cual alimaña sucia y traicionera. El muy sínico fingió ser mi amigo el cual me acompañaba hasta tarde, pero no, solo era parte de su engaño para poder jugar conmigo.
Lamento enormemente haber insultado al sueño con esa frase "lo único que me quitas es tiempo" le grite sin piedad como cual verdugo sin escrúpulos.
Mierda, son tantos sentimientos encontrados que no se a cuál hacerle caso, es exasperante no poder controlarme, ¿y si el insomnio tenía razón? ¿merezco lo que tengo?... suspiro y si, ya es de mañana. Antes de que el insomnio salga de mi casa me da una mirada de burla, pero también es una mirada sádica.
Me levanto con un ánimo nefasto e incontrolable, pero tengo que poner buena cara. Vuelvo a suspirar al levantarme de la cama, salgo de mi habitación con una disposición nefasta. Sonrío como una hipócrita para que nadie me haga la pregunta más desagradable de todas ¿Cómo estás? Mal, horrible, devastada, con cansancio y sin ánimos.
En el colegio parece que todos notan mi drástico cambio de ánimo y es que siempre me muestro alegre, pero ya son muchos años aguantando esta infame depresión.
¿algún día cambiara?
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el mundo a través de mis ojos
Randomno todos tenemos los mismos problemas no todos vemos el mundo de la misma forma nuestras lagrimas son diferentes nuestro mundo es diferente