I just ride...

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Shoko le había solicitado a Geto una sola tarea.

"Ve por la motocicleta y tráela al colegio."

La joven sabía que Geto había aprendido ilegalmente a conducir debido a que no contaba con licencia, pero cuando ella fue asignada a una misión al norte de Tokio, su única opción fue solicitar ayuda a la persona más acertada de su grado.

Aunque la joven no consideró que la persona menos acertada iba a estar con él.

"¿En verdad no te cobrarán?" Gojo le preguntó a Geto mientras ambos caminaban hacia el taller mecánico donde Shoko llevaba su motocicleta a mantenimiento.

"Shoko me confirmó que ya estaba todo cubierto," Suguru comentó antes de observar a su alrededor.

El par caminó alrededor de 20 minutos desde el colegio hacia el taller debido a que todos los asistentes se encontraban ocupados con diferentes cosas, además les había parecido absurdo tomar un taxi hacia el lugar de destino porque era casi imposible que pasaran por esa zona.

"Me parece grandioso como el colegio puede cubrir estos costos adicionales... ¿Sería conveniente pedir un auto? Tendríamos más autoridad y podríamos ir a donde quisiéramos a la hora que sea." Gojo indagó.

El mayor solo se quedó callado como si le diera los momentos de la duda al otro.

"Es cierto, los mayores son muy fastidiosos que lo rechazaran," Gojo siguió antes de bostezar y estirar sus brazos, agotado con el tema. "De cualquier manera, no me gustaría estar dependiendo de ellos para siempre. Necesitamos que nos enseñen a manejar y esas cosas, al final uno no sabe qué se debe hacer en caso de una emergencia."

"Lo dices como si no pudieras moverte de un lado a otro con tu infinito," Suguru se quejó sarcásticamente pero luego soltó una risa. "Aunque sería gracioso ver volar a un idiota por la ciudad."

Gojo sonrió irónicamente. "Sin duda no te has visto volar por ahí con tus sucias maldiciones, es igual de gracioso saber que podrías caerte en cualquier instante."

Un externo no entendería porque ambos lados se contestaban tóxica pero alegremente.

Lo que ambos tenían era incomprensible para otros.

Había momentos en los cuales compartían su única neurona para establecer un plan o compartir una opinión; pero luego tenían momentos en los cuales sus personalidades chocaban y creaban un caos.

Teniendo a Shoko a su lado, esa dinámica no cambiaba.

Era como si ellos iban a un ritmo diferente al de los demás, inclusive los alumnos de primer grado tenían problemas al no poder seguir su dinámica.

"Ah, es ese de allá," Satoru apuntó hacia un taller a lado de la carretera.

"Iré adentro, asegúrate de no hacer nada," Suguru anunció antes de entrar al local.

Satoru soltó un resoplido antes de quedarse contra uno de los postes de luz, analizando las diversas motocicletas que se encontraban afuera del lugar.

"Está un poco descuidado." Gojo pensó.

El joven no había mostrado interés en las motos; incluso, tenía más intención en conseguir un auto propio pero sabía que no solo el personal de la escuela no le dejaría, sino también su clan estaría en contra de ello.

Su clan solía oponerse a todo.

No fiestas, no contacto con gente ajena al mundo de la hechicería, no relacionarse con clanes que tengan mala reputación y, sobre todo, no tener parejas.

Un viaje corto en la mente del hombre más poderosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora