Hola, soy Jack

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Imaginen, queridos lectores, un relato que se sumerge en las entrelazadas capas de la mente de un joven llamado Kenichi. Sí, Kenichi no es solo un nombre, es una brújula perdida en un mar de identidades. Es un viaje a través de las sombras del Trastorno de Identidad Disociativo (TID), y hoy les ofrezco una ventana a ese tumultuoso mundo.

En mi escritura, he optado por el lunfardo argentino, esa lengua vibrante y franca que añade un matiz auténtico a los diálogos. Kenichi nos habla sin rodeos, sin explicaciones, solo compartiendo su día a día, sus voces y sus silencios.

Los guiones bajos "_", ahí están las claves para entender las distintas voces que cohabitan en su mente. Es un juego de luces y sombras, un ballet caótico que revela las múltiples identidades que pueblan su mundo interno.

A través de Kenichi, les presento la trama en presente, tejiendo acciones, lugares y momentos con la intensidad de un lienzo que cambia constantemente. Es un fluir en el tiempo, donde cada instante es un fragmento de una realidad en constante metamorfosis.

Imaginen las letras así, como ventanas a esos diálogos internos, mensajes de texto, lugares y acciones que definen su existencia. Un rompecabezas narrativo que se ensambla y desmonta con la misma facilidad con la que cambia el viento.

En cuanto a la elección de Kenichi de no buscar ayuda profesional, esta decisión se presenta sutilmente, pero con impacto. Es un eco de la resistencia a la búsqueda de ayuda, una decisión que añade otra capa a la complejidad de su historia que luego les explicaré.

Ah, pero les advierto, queridos lectores, que este viaje no es para los corazones débiles. Las palabras peyorativas, la agresión sexual, las drogas, la violencia verbal, el lenguaje sexual, las escenas de sexo, los intentos de suicidio y las muertes son las sombras que danzan en este relato. Una advertencia franca, para que sepan que lo que les espera es un torbellino emocional.

Va a parecer medio infantil al principio, pero miren que él es tan solo un adolescente.

En resumen, les invito a sumergirse en la narrativa de Kenichi. Es un cuadro vivo de la complejidad del TID, con la autenticidad del lunfardo argentino y la advertencia de las emociones crudas que se desatan en sus páginas. Un viaje que explora las fronteras de la mente y la lucha de un joven por encontrar su propia voz en un universo de caos y silencio.

YoSoyJack

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