Jennie sabía solo dos cosas de la madre de su bebé, que se llamaba Lisa y que era la alfa más caliente que una omega soltera de 21 años podría haberse cruzado en una noche de verano.
Ahora tenía 24, estaba sola con una dulce niña llamada Eunchae y u...
Jennie estaba en ese momento del mes en que debería tener su celo de no ser por los supresores, lo que equivalía a ser una bola sensible que no hacía más que comer, dormir y jugar con Eunchae cuando no estaba llorando.
Realmente intentaba ser una adulta y recomponerse frente a Eunchae, porque la pequeña no tenía la culpa de que su madre sea una maldita dependiente de una alfa que le había dado un céntimo de atención, pero no ayudaba en nada que cada media hora su hija pregunté por la alfa que súbitamente desapareció y dejo de contestar los mensajes.
¿La había cansado acaso? ¿Habían sido demasiado los mensajes a diario? La alfa seguramente solo estaba haciendo amable con ellas los primeros días en el pueblo y se había dado cuenta de que no valían la pena.
Mentira. Eunchae era una persona que siempre valía la pena conocer, pero Jennie sabía que ella podía llegar a ser insoportable y ese debía haber sido el dilema de la alfa.
Pero su… la alfa le había regalado flores...
Flores que ahora decoraban su mesa y que emocionaban y hacían doler el corazón de Jennie cada vez que las veía, frescas y perfumadas como el día en que Lisa se las obsequio junto al regalo de Eunchae, otro recuerdo de como había alejado a la alfa.
Eunchae llevaba a Mimi, la conejita, a todas partes, comía en la mesa con ellas, dormía en la cama y Jennie la había convencido de que los conejos no necesitaban bañarse como los humanos cuando había intentado meterla en la bañera y que si llegaba a ensuciarse mucho la misma le prepararía un baño especial para conejos (la lavadora).
La cachorra preguntaba a cada rato cuando iría Lisa a jugar con ellas, con el pretexto de que Lisa, ella y Mimi habían acordado una bunny fiesta del té, que era cierto porque Jennie había sido invitada. Pero Lisa había desaparecido en el aire.
¿Por qué le prometería cosas a su... a la cachorra si no las cumpliría?
Sería que... pero no era posible, o si Jennie había sido una ilusa, pero Lisa no podía saberlo... o si...
¿Y si se había enterado y odiaba profundamente a Jennie?
Oh dios tenía que hablar con ella, necesitaba oír su verdad y que luego la odie todo lo que quiera y la despache de su vida, pero Lisa debía saberlo de su parte y culparla a ella y solo a ella, Eunchae no tenía la culpa de la estupidez de su mamá y no debía perder a su madre alfa por esta.
Si tan solo hubiera sido más inteligente y no tan egoísta tal vez Lisa se hubiera enterado por ella y no por quién sabe dónde, aunque lo más probable es que fuera deducción propia de solo comparar sus facciones con las de Eunchae.
¿Y si la rubia que la había seguido era su novia y Lisa había estado tonteando con ellas? Eso tendría sentido aún cuando le dolía mucho pensarlo.
No, Jennie había visto sus fotos y eran demasiado parecidas, debían ser parientes.
¿Y si esa pariente le había abierto los ojos a Lisa y advertido de que no se metiera con ella? Jennie no había hecho nada malo pero no tenía idea como podría reaccionar la familia de Lisa ante ella.
Tenía la tendencia de arruinar familias, ¿La familia de Lisa desconfiaría de ella? No la conocían, no podían juzgarla por redes sociales pero la alfa le había contado que era la única alfa en su familia y desde que su padre se había ido, ella estaba a cargo, así que no le sorprendería de que desconfiaran de ella considerando que...
Ya estaba pensando bobadas, como si Lisa le prestará atención real, ella solo era una antigua conocida y la mamá de Eunchae, la cachorra del cual Lisa se hizo amiga y ese sería su puesto para siempre, ni más ni menos.
ㅡMami, ¿Estás bien? ㅡla voz de Eunchae la interrumpió, la niña fruncía la nariz y Jennie se dió cuenta del aroma a angustia en el aire.
No, no estaba bien, pero igual sonrió a su bebé.
ㅡ¿Me das un abrazo, bebé? Estoy bien pero quiero un abrazo para sentirme mejor ㅡpidió, suspirando cuando su cachorra corrió a sus brazos.
Trepada en su regazo con su carita en su cuello, rodeándola con sus bracitos, Eunchae comenzó a mecerse encima suyo, sus manitos en su cabello la acariciaban con cada movimiento, estaba imitando tiernamente la nana con la que ella la ayudaba a dormir. Jennie la abrazó con fuerza y se dejó mimar.
ㅡ¿Quieres que me acueste contigo así puedes descansar, mami? ㅡquiso reír al oírla pero una especie de sollozo salió de su boca.
¿Qué había hecho bien en su vida para merecer a Eunchae?
ㅡSi, cielo, ¿Quieres dormir un rato conmigo? Prometo llevarte por un helado luego ㅡEunchae acepto, pero algo le decía que hubiera dicho que si sin el helado.
Pronto estuvieron acurrucadas en la cama grande, su cachorra abrazaba su costado y se durmió antes que ella, su respiración suave y sus suspiros risueños le sirvieron como somniferos y pronto estuvo sumida en un mundo dónde no le importaba la realidad y dónde junta a ellas había una alfa mimándolas.
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