capitulo 2: Sello roto

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Aurora loué

Cuando baje por las escaleras note que Fulgrim, el hombre a quien había enviado a realizar el encargo a baja ciudad no estaba esperándome, en su lugar estaban dos personas de las que desconocia su identidad, pero si sabía una cosa. Eran de baja ciudad, sus ropas los delatan, esa tela arapienta y color crema sucio.

Odio baja ciudad, si de algo estoy convensida es de que no debería existir un lugar así, en cierto modo, me compadezco de los que viven ahí, no son culpables de vivir en un reino fallido.

Me detube a mitad de las escaleras y descanse mis brasos en los barandales.

-¿por que ustedes vinieron a entregar lo que pedi?-ambos estaban tranquilos con mi pregunta, era obvio que sería lo primero que aclararian.

-el noblecillo quiso llevarse el encargo.-el chico saco el sello familiar y lo levanto por encima de su hombro para qur lo viera.

Baje los escalones que me faltaban y me acerque a ellos, los invite a pasar al comedor y me siguieron sin protestas , se mostraron más obedientes de lo que esperaba de los bajos ciudadanos, quizás los rumores de sus actitudes violentas eran exageraciones de los nobles, no, creer eso sería pecar de inocencia.

-por favor siéntense y acompañen me a comer, mientras me gustaria saber más de el inconveniente que han tenido- obedecieron, se sentaron juntos y esperaron a que preguntara, para mi sorpresa se mostraron incómodos en los asientos, intentaban no ensuciarlos, no dañarlos.-no se preocupen por las sillas, traten las como a las de su hogar- su incomodidad no bajo. De echo diría que mi intento por tranquilizar los tuvo el efecto contrario

-bien, díganme ¿les gustaría comer algo en particular?- esta vez la mujer fue la que se adelanto a responderme- carne, oh y alcohol o como lo que tengan aqui-el chico miro a su acompañante, se nota el disgusto en el pedido de su colega.

-cualquier cosa esta bien para mi- el chico se quedó callado.

- se los traerán enseguida, por favor sean pacientes, mientras tanto por favor cuéntenme todo lo que hicieron para realizar el pedido que solicite.

El chico volvió a responderme, me parecía curioso que el llevara la rienda de la conversación con migo, a primera vista parecía que la mujer que ahora se encontraba bebiendo algo de vino rojo era la hablaría.

Terminaron de contar su historia, di la orden de que registraran el carruaje y la comida nos llegó.

Ambos eran de ciudad baja, se notaba en sus prendas. y ahora, en su forma de comer, la mujer parecía querer acabar la comida como si alguien fuera a quitársela, además de pedir botalla de vino tras otra, su compañero se quejaba y le decía que dejara de beber pero siempre le era respondido con un " nuestra invitada no se ha quejado de mis peticiones", a lo que le daba la razón. En cambio el chico comió de manera más calmada, aunque igualmente no era ni remotamente educado en la mesa, pedía agua a diferencia de la mujer, pero con mas incomodidad.

Uno de mis empleados se acercó a mí para confirmar que fulgrim estaba inconsciente y atado.

-bien creo que estoy satisfecha con lo que me han contado, les agradezco que me concedieran mi pedido lo mejor que pudieron-extendí la mano para que me dieran el sello de mi familia. Pero ninguno se movió.

-aprecio su atención pero...

-el pago va antes de la entrega- interrumpió la mujer, es la primera vez en todo nuestro encuentro que la veo con una actitud tan seria, claro, para ellos el dinero es lo primero, y lo último.

-claro, lo siento no soy frecuente en solicitar estos servicios - una de mis empleadas les da una bolsa llena de monedas- adicionalmente les daré un extra por los inconvenientes- otro empleado les dio una bolsa con un tercio del tamaño del de la primera, ambos tomaron las bolsas y esta vez el muchacho extendió su mano con el sello.

-díganle a su jefe que le agradezco el pedido, además que mañana sabrá mi siguiente solicitud, ¿puedo hacerles una última pregunta?-el chico asintió -¿puedo pedir que ustedes sean los encargados de mi siguiente petición?.

-yo y el niño podemos ser solicitados, pero no será barato, no lo parece pero este pequeñín es un muy buen "encargado"- la mujer revolvió el pelo de el chico y el la ignoro, ¿tal vez sean hermanos?.-solo tiene que decircelo a Astian- dijo el muchacho.

Ambos se marcharon y me quedé sola de nuevo. Mire un momento lo solitario que se miraba mi hogar, quizás antes no era así, pero de eso hace mucho.

Subí las largas escaleras hasta mi habitación y entré, la luz del día estaba comenzando a ser más tenue, me pregunté cuanto tiempo debía tomar para prepararme para lo que venía. Y si la preparación serviría de algo, me causaba terror pensar que no valdría nada mi intento de enmendar las cosas. Que todo lo que estubiera planeando no fuera más que "los sueños de una joven que no sabe cómo funciona el mundo", como decía mi padre

Después de pensarlo un buen tiempo decidí que debería seguir mi instinto como solía decir mi padre, antaño un hombre que consideraba justo y noble, pero ahora solo puedo verlo como un cruel hipócrita. Mire el sello de mi familia, un árbol tallado finamente en una medalla de oro y bordes color azul.

Representaba los verdes que alguna vez tuvimos con el pueblo, "un juramento" como decía mi padre, una muestra de compromiso para con nuestro pueblo, y también una responsabilidad ineludible.

Me acosté con el sello en mis manos, jugando con el mientras la diosa nox me concedía el descanso, cuando estaba cediendo ante su cancion me di cuenta que en la parte de atras del sello, a espaldas de su pomposa figura se encontraba agrietado, a cualquier otro familiar de la casa Lue le habria escandalizado este echo, a mi me pareció adecuado.

Olvidado: La Corona Y La MontañaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora