Único.

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Jimin estaba preparando los últimos pedidos, habían sigo muchos más que el mes pasado. Y la realidad es que no le molestaba, mucho más dinero para él, para la tienda para la universidad.

Desde que el castaño tiene memoria, a vivido rodeado de dulces, su abuela había abierto su dulceria, esto fue heredado por su madre y ahora que Jimin era adulto muy pronto también sería suyo.

Ahora había un toque especial. La dulceria Park tenía algo diferente a las demás, solo los integrantes de aquella familia tenían el secreto de hacer unos dulces particulares.

Antes solo los vendían el día de San Valentín, pero la economía estaba complicada, y Jimin tomo la decisión de vender solo un día al mes.

¿Que tenían esos dichosos dulces? Que ha decir verdad volvía loca a la gente.

Fácil.

Eran bombones de amor.

Una receta en dónde muchos alegan que despertaba el amor entre parejas, amigos, familia, o querer estar con alguien a qué tanto deseas.

No siempre tenía que ser algo sexual eso estaba claro, pero mayormente ese era el destinatario.

Jimin empacó la última cajita de bombones, la cello con un hermoso moño rojo, y escribió algunas notas que le pedían sus clientes.

"Espero que te guste, deseo que me respondas, te estaré esperando.

Atte:Hana"

El castaño hizo una mueca, había a veces que la gente se denigraba mucho por una pizca de amor.

—Hijo, ¿terminaste?— su madre se aproximó hacia el joven. El chico sonrió cansado.

—Si madre.

—Genial, mañana los entregamos. Ve a dormir es muy tarde y tienes universidad. — su madre lo beso en la frente.

Eran las tres de la mañana, realmente Jimin tenía que dormir, más que nada porque tenía clases a las nueve.

Genial estaría como un zombie.





        ——————

Realmente la vida lo odiaba, se había dormido, eso significaba que tardaría en hacer las entregas y llegaría más que tarde a la universidad.

Jimin se cambió rápido, tomonlaa cajas que pudo entragar ese día, llamo a su madre para avisarle si podía avisar que las entregas las harían a la tarde.

Sin pensarlo dos veces se fue corriendo hacia su destino, por suerte los trenes que tenía que tomar llegaron rápido, era un tiempo record Jimin tardó media hora en llegar mayormente le tomaba una hora, mucho mejor.

Subió las escaleras apresurando se a llegar a la clase, cruzo el pasillo casi corriendo, lo que no se espero es que se chocará un pobre joven que también venía desconcentrado.

A Jimin se le cayó las cajitas de bombones que había llevado, no los había guardado en su mochila por si se arruinan.

El chico gimió por el golpe recibido y Jimin hizo lo mismo.

El joven levantó la mirada con el celo fruncido y miro al castaño.

—¡¡¡Lo siento.!!! — expreso Jimin un poco avergonzado. El joven lo miro y sonrió.

—Esta bien, tranquilo, es culpa de los dos— declaró tranquilo, ayidona Jimin a juntar las cajitas.

—Gracias que amable. — susurro.

Mr.Candy [KM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora