El cariño de una persona puede ser definido de muchas maneras.
Pero ¿El cariño que sentía Izuku por Bakugo? ¿Eso era normal?, Bakugo crío a Izuku, y desde cierta edad lo ve de una manera totalmente diferente.
Izuku arde en un intenso enojo cuando ve...
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Bakugo vivió los últimos 10 años de su vida en completa miseria, su padre se dedicó a las apuestas que al final solo le traían bastantes deudas que el menor hijo se encargaba de pagar.
Por suerte esas deudas no pasaban de los 200 dólares.
No había nadie que lo apoyara, Katsuki no conocía a los demás integrantes de su familia y la única persona que le daba el cariño que necesitaba un niño, era su madre, pero lamentablemente falleció cuando Bakugo tenía 7 años.
Era una completa tortura tener que sobrevivir con su padre en esa casa, si es que se le puede decir así.
Sin embargo no todo estaba perdido, hace unos 2 años había llegado una cálida familia a su vecindario, para Katsuki se había convertido en un hábito cenar con esa familia de 3 personas, y jugar con su pequeño hijo.
Katsuki aceptaba con mucho gusto, aunque aprendió a ser una persona reservada le gustaba mucho cuando el pequeño niño de esa familia lo abrazaba como si fuera la única cosa en el mundo.
Cuando estaba con ellos su miseria solo se esfumaba en el aire.
Creyó que su mala suerte había terminado al conocer a esa familia, pero lo único que paso fue recibir la noticia de que esos amables señores habían muerto.
«¿Yo lo hice...?»
Pensamientos negativos invaden cada vez su mente, cada instante, cada minuto, cada segundo, no soportaba pensar el hecho de que su desgracia hizo que también otros pagarán.
«Yo no quería...»
No podía tener nada bueno porque de inmediato se lo quitaban, ¿Encerio su mala suerte era tanta?, su ánimos de vivir se fueron con el viento.
Todo en su vida estaba mal.
"Niño levántate"
Katsuki sintió un toque en su hombro que al instante se convirtió en movimientos bruscos, sin mucho ánimo Katsuki miro a su padre con desagrado.
"Ve y compra alcohol, hoy vendrán mis amigos"
El padre lo vio como a un simple insecto, y le echó dinero en la cara, como si fuera un simple empleado.
A Katsuki no le agrado eso, si ese viejo tenía dinero significa que volvió a sacar un préstamo de quién sabe dónde.
"¿De dónde sacaste esto?"
Su voz sonaba bastante ronca, como si estuviera enfermo.
"Lo gane en una apuesta, deja de hacer preguntas y apúrate"
Katsuki no dijo nada, estuvo tranquilo al escuchar su respuesta, se paró y estiró sus prendas, si es que se le puede llamar así a una tela casi transparente.
Toda su casa olía a alcohol y ni hablar de la cocina que estaba hecha un caos, toda la casa estaba hecha un caos, su vida era un caos total.
Se colocó un saco que la familia Midoriya le había regalado junto con unos zapatos que tenía bien guardados, se apresuró a la salida y dejo atrás aquella casa que tanto odiaba.
Se detuvo un instante en la casa de sus vecinos fallecidos, vio como solo había una anciana junto con el pequeño Deku y los preparativos de una despedida, era extraño que solo hubieran dos personas y que el pequeño estuviera ahí...
Pensó que toda la familia había fallecido, pero no, el pequeño brócoli que tanto quería estaba frente a él.
¿Era una alucinación?
Se acercó lentamente hasta que Izuku se percató de su presencia, el pequeño niño de cabello verde y unas adorables pecas corrió a los brazos del rubio.
"Deku, Deku, Deku"
Seguía repitiendo una y otra vez Bakugo abrazándolo muy fuerte, eso no podía ser una alucinación.
Bakugo lo recibió feliz soltando lágrimas que tenía acumuladas desde hace un rato, el pequeño abrazo del niño hizo que el malestar de Katsuki se fuera como si nunca hubiera estado allí, sentía todo su cuerpo libre y lleno de paz.
"Mi p-papa, Kacchan, mi m-mama ya no estan"
Izuku apenas podía hablar, sus lágrimas fluían como una cascada y un nudo inquebrantable se hizo en su garganta dejandolo casi incapaz de decir algo sin tartamudear.
Katsuki solo lo abrazo acurrucando al niño para que se calmara dándole palmaditas en la espalda, pronto su mirada se dirigió a la señora con canas que estaba al lado de Izuku antes.
La anciana se acercó hasta quedar frente a Katsuki.
"Veo que te llevas bien con el niño."
Su voz era bastante amable y cariñosa.
"Sus padres me dijeron de un joven como tú, cabello rubio y ojos como el rubí"
Katsuki se quedó en silencio sin decir nada esperando a que la señora continuará.
"Ella dejó esto mucho antes del accidente, me lo dió para guardarlo y ahora te pertenece."
Katsuki le echó un vistazo a las hojas que sujetaba la señora, documentos que indicaban que la casa de los señores Midoriya eran para Bakugo.
"¿Un testamento?"
Por primera vez hablo el rubio.
"Si, ella también dejó esto."
Le entrego una carta, no pudo sostenerla, sus manos estaban ocupadas con Izuku, la señora lo puso en uno de los bolsillos de su chaqueta y subió a un coche de color negro y se fue.
Se fue sin decir nada más.
"¡Espere! ¡Tiene que llevarse a Deku!"
Grito fuerte, sin embargo la señora no volteo ni una sola vez, Katsuki quiso alcanzarla pero había algo que lo impedía.
Su pequeño brócoli.
No podía correr así, pero tampoco quería que la señora se vaya ¿Con quién se quedaría Deku?, él no podía darle una buena vida a Izuku.
De inmediato aparto a Izuku y lo dejo en el suelo dispuesto a correr detrás de la señora.
"¿Tu también me dejaras solo?"
Fue lo que lo detuvo, el pequeño niño de 11 años empezó a gritar implorando que no lo abandonará como lo hicieron sus padres.
Bakugo quedó más roto de lo que ya estaba y perdió de vista a la señora, todo era un desastre.
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