Josuke atravesó la puerta, siendo iluminado por una luz roja y negra que lo dejó momentáneamente cegado. Cuando abrió los ojos, se encontró en un panorama de rojo intenso con llamas danzantes a su alrededor. Sorprendido, murmuró para sí mismo, "¿En dónde me he metido?"
Al intentar regresar, notó con enfado que la puerta había desaparecido. Con resignación, se dijo a sí mismo, "Lo que me faltaba, la puerta desapareció. Bien, ahora tendré que buscar información de dónde rayos me encuentro."
Josuke caminó por el lugar, rodeado de esqueletos que parecían tener distintas actitudes hacia lo que sucedía. Observó con cautela, preguntándose a quién podría dirigirse para obtener respuestas. En su camino, vio una banca cercana y se sentó sin prestar mucha atención a un esqueleto que estaba a su lado.
El esqueleto, con tono neutral, le preguntó: "¿Eres humano?" Josuke, sorprendido por la interacción, respondió amistosamente. "Sí, lo soy. ¿Por qué la pregunta?" El esqueleto, desinteresado, contestó: "Por nada, solo que es raro ver a uno en el infierno."
Josuke, intrigado, saltó de su asiento y preguntó incrédulo: "¡¿Cómo que estoy en el infierno?!" El esqueleto, sorprendido por la ingenuidad, explicó: "Humano, ¿cómo no te diste cuenta de eso? Atravesaste una puerta roja con extraños pentagramas, y ahora estás aquí."
Josuke, con cara entristecida, admitió: "Bueno, no tengo conocimiento sobre eso." El esqueleto sugirió: "Si buscas información, ve a Pandemonica la demonio cansada. Ella es la que da indicaciones aquí en el infierno. Tal vez te ayude."
Recuperando la esperanza, Josuke comenzó a caminar, pero al darse la vuelta, el esqueleto ya no estaba. Lamentándose por no haberle preguntado más, se resignó y pensó: "Bueno, tocará hacerlo a la antigua, leer o buscar más indicaciones."
Josuke continuó su búsqueda en el infierno, expresando su agotamiento con un suspiro. "Argh... ¿dónde estará esa tal Pandemonica? Ya estoy cansado." Mientras caminaba, notó cosas que antes le habían pasado desapercibidas: casas destruidas, una fila de esqueletos y un árbol. Su atención se centró en la fila de esqueletos, y al verla, exclamó: "¡Espera, ¿una fila de esqueletos?!"
En la distancia, diviso una oficina de tamaño medio con un cartel que decía "Servicio al Cliente Infernal: Pandemonica". Yosuke se emocionó al verlo y murmuró, "Por fin", mientras se dirigía hacia la fila de esqueletos para esperar su turno.
Cambiando de perspectiva, nos adentramos en la oficina donde Pandemonica, una demonia cansada, respondía preguntas aparentemente absurdas de esqueletos que ingresaban en fila. Al escuchar la pregunta de uno de ellos sobre comida, Pandemonica, visiblemente molesta, le dijo: "Ya se lo dije, señor, aquí no vendemos comida." El esqueleto, algo decepcionado, abandonó la oficina, dejando a Pandemonica frotándose las sienes con cansancio. Murmuró para sí misma, "Tranquila, aguanta un poco más, ya casi es tu descanso."
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