ɪ. ᴏɴ ᴍʏ ᴏᴡɴ

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22 de Junio, 2021

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22 de Junio, 2021

Nahuel suspiró con cansancio mientras usaba su llave para entrar al departamento. Cristian esperaba de brazos cruzados apoyado contra la pared

Ambos estaban molestos, de ese tipo de molestia que se genera cuando alguien que queres mucho empieza a descuidarse y hacer cosas que sabes que pueden lastimarlo. Era preocupación disfrazada de molestia.

Nahuel abrió la puerta, pero la cadena de hierro que la trababa desde adentro no le permitió asomarse más de quince centímetros.

- La que me faltaba. - Dijo Cristian rodando los ojos y obligando a su amigo a hacerse a un lado. - ¡LISANDRO!

El morocho empezó a golpear la puerta con fuerza y a gritar fuertemente, no iba a parar hasta que el gualeyo abra la puerta.

- ¡LISANDRO, HIJO DE PUTA! ¡VENÍ A ABRIRME!

Nahuel lo miraba con cautela, no le gustaba que Cristian grite tanto pero sabía que pedirle que se calme era como echar leña al fuego.

Los golpes incesantes del cordobés eran martillazos en la cabeza del falso rubio, el cual intentaba cubrir el ruido con la almohada sobre su cabeza, mientras que la pelirroja que descansaba a su lado corría asustada en un intento de encontrar toda la ropa que estaba esparcida por el cuarto.

Cristian daba miedo cuando estaba furioso, y estar en un departamento desconocido, con un hombre desconocido y con dos hombres del tamaño de los cordobeses golpeando la puerta no era una situación que le diera tranquilidad a la chica.

Se vistió rápidamente y se acercó a la puerta, sin siquiera perder tiempo en despedirse de aquel con quien había compartido todo tipo de fluidos horas antes.

Cristian cesó los golpes al verla acercarse, no sabía que el chico tenía compañía, no quería asustarla. Dio un paso atrás mientras miraba a Nahuel, los dos tenían la misma cara de desaprobación.

Ella cerró la puerta y quitó la traba, antes de volver a abrirla con rapidez, haciendo que su cabello baile en el aire. Le faltaba un poco el aliento, quizás por el susto, quizás por la rapidez con la que se había vestido para huir.

- Hola, buen día. - Dijo Nahuel con su mejor cara en un intento de no traumarla incluso más. Cristian se hizo a un lado para dejarla pasar por el estrecho pasillo.

Ella no respondió, solo los miró asustada y emprendió camino escaleras abajo, tan rápido como sus cortas piernas se lo permitieron.

El morocho la persiguió con la mirada todo el trayecto, quizás en otro contexto habría felicitado a su amigo por acostarse con una mujer como esa, pero ahora estaba tan molesto que iba a hacer exactamente lo contrario.

Nahuel entró primero, de los tres era el más sensato. Si fuera por Cristian, haría entrar en razón a su amigo a los golpes.

- Licha... - Dijo el embalseño una vez que llegó a la habitación.

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2023 ⏰

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SOUR - Lisandro MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora