unico

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charles y oscar habían sido amigos durante años, se conocieron poco antes de entrar a la universidad y su amistad perduró hasta ahora, en el último año de ambos en la misma.

les encantaba salir por las tardes con el resto de sus amigos y hacer lo que cualquier tipo de universitarios como ellos harían. aunque claro, no cualquier universitario estaría hechizado por la madre de uno de sus mejores amigos. max verstappen, la madre de oscar, era una de las vistas más deliciosas que charles había tenido en sus veinte años. al principio se había sentido incorrecto gustar de la madre de su mejor amigo, pero con el tiempo descubrió que ésta era una reacción natural en cualquier hombre que conociera a max. y cualquiera que le vea estaría de acuerdo con él. sobre todo, por lo mucho que su cuerpo fascinaba, tenía piernas largas y estilizadas, un trasero respingado y grande que atribuía a sus anchas caderas y cintura delgada y marcada, lo finalizaba con unos pechos grandes y redondos que dejaban a la vista unos pezones rosas y suaves cada vez que max se paseaba por la casa con solo una blusa delgada y shorts cortos, dejando a charles con un bulto entre sus pantalones y el deseo de morder, lamer y chupar aquellos senos que lo volvían loco.

él sabía que era incorrecto, querer follarse a la madre de su mejor amigo, quien además le llevaba muchos años de edad era incorrecto, pero joder que él lo deseaba tanto. había encontrado esa fascinación desde que cumplió quince años y sus hormonas habían empezado a alborotarse. así que era una especie de premio-castigo cuándo tenía que reunirse en casa de oscar como el día de hoy.

tocó por milésima vez a la puerta, maldiciendo que oscar no haya mandado a arreglar el timbre todavía, habían quedado en reunirse a las tres de la tarde, ya eran las tres y quince y nadie salía a recibirlo aún.

— ese estúpido seguramente se quedó dormido de nuevo — maldijo entre dientes.

escuchó los pasos bajando por las escaleras y soltó un bufido alejándose de la puerta, miró sus zapatos mientras esperaba hasta que escuchó una voz recibirlo.

— charles.

el mencionado levantó la cabeza encontrándose a primera estancia con unas claras y descubiertas piernas, max llevaba solo una camiseta blanca que le llegaba hasta los muslos y dejaba a la vista sus pezones gracias a la transparencia de la tela.

— oh cielo, pasa. ¿llevas mucho rato esperando?

el llamado de max lo hizo salir de sus pensamientos y pronto fue jalado dentro de la casa, sintiendo luego como el delgado cuerpo del mayor se pegaba al suyo en un abrazo cariñoso.

los pechos de max quedaron bajo la vista de un pobre y joven hormonal como charles mientras sentía como la mami de su amigo tomaba sus manos y las posaba ligeramente en su cintura.

— lo siento tanto, cielo. estaba en la planta de arriba descansando y no te escuché — se disculpó pasando delicadamente su dedo por la mejilla de charles.

lo cierto era que más que estar descansado en realidad max se encontraba metiendo y sacando de su coño un vibrador rosa imaginándose que era la polla del caliente y sexi mejor amigo de su hijo, charles.

— n-no se preocupe, señor max...

— ya te he dicho que me llames sólo max, cariño —murmuró mientras se movía ligeramente hacia adelante —o en todo caso, mami.

charles asintió mansamente antes de que max se alejara de él con una sonrisa.

— oscar no está, salió hace como media hora y dijo que iría a buscar unos libros al colegio, debe llegar como a las seis calculo yo.

charles gruñó en su interior —me dijo que nos reuniríamos a estudiar hoy a las tres, lamento mucho haberle molestado m-max d-digo, mami.

max sonrió mordiéndose el labio y negó — no me molestas, por el contrario, no sabes cuando me alegra tenerte aquí para mi.

𝐦𝐚𝐦𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora