A pocos metros de aquel lugar de matanza, las dos gemelas rubias persiguen curiosas a un encantador animal volador, al que el "hombre lucecitas" había apodado un dragoncito.
La fatiga se apodera un poco más rápido de una de las gemelas que de la otra, quien realiza un último esfuerzo para tocar la cola del animal, desencadenando un estallido de luces multicolores.
Inicialmente asustadas, se preocupan por lo que le dirán al hombre lucecitas, pero al contemplar las hermosas luces, comprenden que ese era el propósito del dragoncito.
Con el misterioso animal ahora alcanzado, surge la incertidumbre sobre cómo regresar al lugar donde se encuentran Kaho-san y el hombre lucecitas. Mientras se plantean esta pregunta, las luces se congregan en un punto y forman una línea que se extiende hacia atrás de ellas.
Aunque las pequeñas desconocen el significado de esta línea luminosa, tienen la corazonada de que las guiará de vuelta a Kaho-san.
Después de caminar un rato, siguiendo aquella linea y su sentir, las rubias llegan donde estaba Kaho y la encuentran acostada en el suelo sin moverse.
Su preocupación por la misma se multiplica de manera explosiva, y corren hacia ella con inquietud. Tratando de despertar a Kaho con lágrimas en los ojos, las niñas tratan de moverla bruscamente, sin embargo, su fuerza es tan débil que no logran gran cosa.
Una de las gemelas se cuestiona sobre el paradero de los hombres malos que las asustaban. Así, escanea el entorno con su mirada y solo divisa al hombre lucecitas cerca de ellas.
A cierta distancia del mismo, nota tres pequeños montículos de polvo, pero no repone mucha atención en los mismos.
Sin considerar los detalles, la otra pequeña le grita a su hermana que la ayude a despertar a Kaho. La rubia, de manera obediente, imita las acciones de su hermana en un esfuerzo por revivir a su amada doctora.
Mientras tanto, Issei, sentado en paralelo a la pelinegra, empieza a sentir una ligera compasión al observar la situación, consciente de que las niñas no lograrán despertar a esa mujer.
• Tranquilas, ella está bien. Solo está dormida, despertara en algunos días. - Dice el castaño llamando la atención de las gemelas, quienes aún lloran.
• Pe-Pe-Pero... Kaho-san... Ella es muy especial para mí... Y-Y-Y - Sin poder terminar su frase, una se las rubias toma la mano de Kaho y poniéndola en su rostro recuerda la primera vez que la acarició, esperando que esto la despierte con aquello que siente en su corazón.
La otra pequeña solo llora y asiente con su cabeza mientras sigue intentando despertar a la pelinegra.
• Si... Entiendo el sentimiento, niñita... - Diciendo esto el castaño solo puede recordar a sus amadas esposas o, tal vez, ahora... exesposas. - Pero, ahora que su amada doctora no puede cuidarlas, van a estar conmigo. Y no se preocupen por ella, estará con nosotros y ustedes mismas la cuidarán. - Diciendo esto, Issei se levanta de su lugar y se acerca a ellas con pasos rápidos.
Las rubias, intimidadas, cierran sus ojos y abrazan fuertemente el cuerpo de Kaho, temblando de miedo empezando a recordar las escenas de asesinato que presenciaron.
Notando este gesto, el castaño comprende el por qué le temen, pero decide que eso ahora no es importante. Decidiendo que es momento de actuar, quita la barrera y escucha algunos gritos masculinos amenazantes cerca del lugar.
Rápidamente, el castaño se acerca a las tres mujeres y formula un círculo mágico de transferencia que desarrolló hace un par de decadas para su uso personal, mejorado en estos últimos años.
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Un Dragón Caído (DxD)
FanfictionDespués que se alcanza una paz para todas las facciones, Hyoudou Issei se convierte en el Gran Mao Amon, El demonio de la Ira, siendo un buen gobernante para el Inframundo, un gran esposo y padre. Sin embargo, un par de siglos después, Issei ya no...