🍼 Capitulo nueve

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La pareja estaba preocupada por su pequeño hijo, Seongmin cada vez que lo dejaban en la escuela era como una guerra pues el cachorro lloraba y se aferraba a uno de sus padres rogando para que no lo obliguen a entrar. La preocupación crecía en su pecho, ya no sabían que hacer.

—Minnie—El cachorrito levantó la vista de su dibujo y observó a su mami—En la escuela... ¿hay algún niño que te moleste?

—No, mami.

—Entonces... ¿por qué no te gusta ir a la escuela?

—Porque no—Respondió seco—¿Puedo ir al nido?

Jungwon suspiró—Sí, amor.

El omega vio como el pequeño cachorro caminó a paso tranquilo hasta el nido y como se acostaba tapándose con las mantas que tenían su olor y el de su alfa. Soltando otro suspiro volvió a la cocina y comenzó a preparar la cena con la preocupación instalada en su pecho.

Mañana Seongmin volvería a la escuela y ya sabía lo que iba a suceder; su hijo aferrándose a él o a Riki llorando para que no lo dejen, los padres de los demás cachorros observándolos con pena o como si fuesen malos padres, su alfa y él irían al trabajo con dolor de cabeza.

La noche llegó, el alfa dejó al pequeño cachorro dormido en su cama, al llegar a su propia habitación vio al omega sentado en la cama observando un punto fijo perdido en sus pensamientos. Se sentó a su lado y lo abrazó por los hombros hasta atraerlo a su pecho.

—Sé que estas preocupado. Pronto sabremos que le pasa, amor.

—No lo entiendo, Kiki... Según la maestra todo esta bien, ningún niño lo molesta y las citas con el psicólogo van bien. No quiero a mi cachorrito triste.

—Llegaremos al fondo de esto—Promete dejando un beso en su marca de nacimiento.

En ese instante el celular de Jungwon sonó sobre la mesa de noche, se separó un poco del alfa y tomó su teléfono viendo el mensaje que Heeseung le había mandado.

—Hee dice que nos encontremos en la entrada de la escuela de Seongmin a las nueve—Le hace saber a su alfa.

—¿Te dijo para qué?

—No, pero me dijo que era importante...

[🍼]

La mañana siguiente la pareja se encontraba alistándose para encontrarse con sus amigos, Seongmin estaba sentado en el sillón junto a Sunoo quien se ofreció a cuidarlo en el tiempo que no estén.

—Ya nos vamos, MinHee. Pórtate bien con tío Sunoo, ¿bien?

—Sí, mami—El cachorrito bajó del sillón y dejó un beso en la mejilla de sus padres.

—Nos vemos en un rato, mi vida—Dice el alfa antes de salir del departamento con su omega.

—¡Adiós, Sunwoo!

Una vez quedaron solos, Sunoo observó a su sobrino con una sonrisa.

—¿Quieres helado para desayunar?

—¡Sí!—Exclama saliendo corriendo hasta la cocina.

—No le digas a tus papis.

La pareja estacionó el auto frente a la escuela de su cachorro donde Heeseung y Jake los estaban esperando. Ambos se notaban inquietos. Bajaron del vehículo y se acercaron a sus amigos.

—Hola, chicos—Saluda el alfa.

—Hola, que bueno que ya llegaron—Murmura Heeseung rascándose la nuca, nervioso.

Cuidando a Nishimura SeongminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora