El Sucesor

II

Máximo García

Miro por la ventana, hacia el patio. Veo a mi mujer, María, leyendo un libro sentada en una silla al lado del árbol, nuestro árbol. Recuerdo que cuando era muy chico corría por toda este gran verde y jugaba en el columpio. También recuerdo que no tenía amigos, la única que estuvo a mi lado desde pequeños fue María, mi María.

Luego levanto poco a poco la vista, veo las raíces, el tronco, las ramas, la copa, todo hasta llegar a la cima del árbol. Recuerdo que mi padre me dijo que cuando él era pequeño era muy pequeño, que apenas podía mantenerse erguido. Nos quedamos justo en esta ventana a observar todo el paisaje. "En algún momento todo esto será tuyo. Esta casa, este poder, este rango, esta familia se ha construido de generación en generación y llegará el día en el que tú heredes todo esto. Quizás te resulte difícil y tengas que tomar decisiones difíciles, pero confío que harás todo lo posible por mantenernos a flote." Esas palabras de mi padre me quedaron hasta el día de hoy, ahora tendré que decírselas a Francisco.

Pero lo que me inquieta ¿Por qué tarda tanto? Seguramente ya se ha despertado ¿Será que le sucedió algo más anoche o solo fue lo que me dijo Exequiel hace un momento? No lo sé, pero ese tonto está en graves problemas si no aparece.

-¿Quiere que lo busque, Señor?- Preguntó Exequiel, tratando de abrir la puerta.

-No, déjalo. Él vendrá, él sabe muy bien que tiene que verme.-Le respondo- Y por favor, deja la puerta abierta.

Exequiel hace lo que le pide. Es un tipo delgado, de uno ochenta, con un poco de canas en ese pelo oscuro. Serio, casi nunca habla, a menos que lo conozcas. De traje, con una corbata, saco y pantalón negros, al igual que todos los hombres que custodian esta casa. En su mano derecha tiene un anillo cuadrado de oro, un símbolo de lealtad y caballerosidad por todos estos años de servicio.

Mientras recuerdo todos nuestros planes, conflictos, luchas, viajes y negocios agarro una etiqueta de cigarrillos que estaba en la mesa. Los abro y empiezo a fumar. Veo el reloj en mi muñeca derecha: ya casi son las doce. Espero que venga porque si no viene ese mocoso estará en graves problemas.

Escucho a alguien subir las escaleras, es mi hijo. Entra a la pieza. Le ordeno a Exequiel que nos deje solos a puertas cerradas.

-¿Por qué tardaste tanto?

-Me desperté tarde, Señor. Tuve un accidente en la cocina, la nueva empleada me...

-Eso no me importa- Lo interrumpo mientras le doy una aspirada al pucho- Escuché que anoche fuiste a un bar y que bebiste de lo que es debido ¿Es correcto?

-Sí.

-Entiendo. También escuché que casi golpeas al hijo de Antonio Rodríguez ¿Es correcto?- Le pregunto mientras solo baja la cabeza- Contesta.

-Sí Señor.- Trata de mirarme a los ojos- Lo siento.

-¡No, no te disculpes! No es solo un "lo siento" ¿Tienes alguna idea de lo que casi puedes provocar por tus estupideces? Nosotros tenemos buenas relaciones con los Rodríguez. Entrar en conflicto solo porque un hijo le dió una paliza en plena borrachera a otro hijo de otra familia sería demasiado estúpido y sin sentido. Tuviste suerte de que Exequiel estuvo contigo y te trajo hasta aquí.- Veo su rostro, sus ojos están un poco rojizos.-¿Algo más hiciste anoche?

-No Señor, simplemente eso.

-¿No tomaste o consumiste algo?- Si es lo segundo sabes muy bien que no debes hacer eso. Nosotros vendemos, no consumimos ¿De acuerdo?

-Sí.

-Sé que eres un buen chico, por eso te crié. Haces un buen trabajo y haces lo que te ordeno pero todavía tienes mucho que aprender. Sé más cuidadoso en lo que tengas que hacer. No volveré a tolerar este tipo de comportamientos ¿Está claro?

-Sí.

-¡¿Está claro?!

-¡Sí Señor!

Me doy la vuelta y observo la entrada de la mansión custodiada por mis guardias -A las cuatro vendrán los Bonnet a hablar de negocios, en la tercera habitación a la izquierda. Debes estar formal, no faltes.- Escucho que me responde, me saluda y luego se va. Termino mi cigarro, apreciando este día gris. Tiro la colilla en el basurero y bajo para almorzar.

Muchas gracias por leer.

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Saludos y nos vemos luego. Hasta la próxima.