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Xiao dijo que puedes llamarlo por su nombre cuando lo necesites. Y técnicamente si lo necesitabas ahora.
Mientras intentabas complacerte en tus sábanas, su nombre salía de tus labios varias veces. Estabas imaginando como te mordería el cuello, como lo besarías tan dulcemente.
Igualmente, seguiste tratando de deshacerte de ese pensamiento sobre él.
En algún lugar de Liyue, Xiao terminó de lidiar con los monstruos. Pero una preocupación inmediata lo invadió en su mente cuando escucha pronunciar su nombre en una voz familiar.
De ti.
No duda en aparecer donde te encuentras, desenvainando su arma. Escanea el área, confundido sobre como se encuentra en una de las habitaciónes del Wangshu Inn.
Pero una vez que se da vuelta, se encuentra con un espectáculo.
Te vio en la cama, con las piernas abiertas, la mano entre ellas y el rostro sondojado. Sus ojos se abrieron darse cuenta de la situación.
"¡Xiao-!" Detienes tus movimientos rápidamente y le devuelves la mirada. Bueno, si, esto era lo que querías pero no puedes negar que fue bastante incómodo.
La cara del Adeptus se calienta mientras intenta respirar. ¿Estabas diciendo su nombre? ¿Mientras te tocas?
Respiró profundamente cuando rápidamente se acercó a ti, subiéndose en la cama. ¿Dejarás qué...? ¿Dejarás qué te ayude? Después de todo, lo llamaste.
Estás parpadeando mientras él se coloca entre tus muslos.
"¿Puedo...?" Xiao comienza a hablar, pero se detiene, observando como abres las piernas un poco más, lo que hace que rompa el contacto visual.
"Si." Susurras, respondiendo a su pregunta incompleta. "Por favor."
El Adeptus no pierde el tiempo, se quita uno de sus guantes y mete sus dedos en tu mojado coño. ¿Tan necesitada estás? ¿Para él? ¿De él?
Xiao te mira por un momento antes de inclinarse y poner su lengua en tu hinchado clítoris. Tu cabeza cae hacia atrás mientras se te escapa un fuerte gemido.
Por culpa del ritmo de su lengua y dedos, tus ojos se vuelven nublados mientras más gimes y te retuerces por él.
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