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Dios, cuanto te deseaba Heizou, tus muslos afelpados se aplastaban mientras gemias locamente.
Como tu falda dejaba al descubierto tus bragas que dejaban ver tu trasero cuando saltabas del susto.
Eras demasiado inocente, quería romperte la cabeza. Quería que babearas mientras él te come, golpeando sin cesar mientras tu mente está nublada por él y solo él.
"hm... ¿Por qué no vamos a mi habitación?" Tus ojos brillaron en respuesta. "¡Esta bien, Zou!" Al entrar a su habitación, Heizou no pudo evitar poner una sonrisa arrogante, fuiste demasiado ingenua.
Él cerró la puerta, para que nadie pueda salir ni entrar. Cuando te das vuelta hacia el, de repente te empuja hacia la cama.
"¿Pensaste qué no me daría cuenta? ¿Cómo te lamías los labios y apretabas los muslos de esa manera? Puta." Empezó a arrancarte la ropa en un segundo.
"¿Zou-? ¡Mi ropa!" Te quejaste de la sensación del frío rozando tu piel. Mientras que Heizou hundía sus manos en tus bragas frotando tu sensible clítoris.
"¿Por qué te preocupas por tu ropa? ¿No querías que te la arrancara en cuanto entraste a mi casa?" Lamió sus dedos y te atrajó a un beso profundo que te dejó babeando.
Te quitó las bragas mientras su lengua se encargaba de tu coño empapado de flujos, chupando tu clítoris palpitante, haciendo que arquearas tu espalda tirando de su cabello mientras el lamia más tu coño.
"Haaah- espera... ¡Me voy a correr! ¡Heizoi, para-! ¡Me-" Cuando el orgasmo golpea tu cuerpo, echas la cabeza hacia atrás y sacas la lengua mientras tus piernas comienzan a temblar.
"Ngh- Ahh..~♡" Heizou inserta un dedo dentro de tus viscosas paredes hinchadas haciéndote gritar de placer.
Empujaba hacia adentro y hacia afuera. "¡Porfavor-! ¡Para!" Lagrimas brotaban de tus ojos, básicamente llorando por estar abrumada por el placer.
El orgasmo te golpea una vez más, gritaste, gemiste, gemiste tanto que juraste que alguien te escucho gemir.
La sonrisa de Heizou plantada al verte chorrear por toda su cara, mirándote babeando, con la lengua colgando, los ojos mirando hacia arriba formando corazones como pupilas, respirando con dificultad...
Dios, eras realmente un espectáculo, lamió sus labios mientras se desnudaba, sacudiendo su polla antes de entrar a tu mojado agujero.
Al recuperar la cordura, pudiste ver su expresión arrogante mientras empujaba su polla dentro de ti. Podrías decir que viste las estrellas.
¡Kyaah! Ngh- ¡Porfavor!" Estabas parloteando ruidos incoherentes, mientras te quejabas y llorabas como un bebé.
"Te voy a-... Te voy a llenar hasta que tengas a mis hijos" Dijo gimiendo en tu oído, tocando tu suave seno y pellizcando tu pezón hinchado.
Llenándote por completo con su semilla, te dijo; "Buena chica, mi buena chica. Eres solo mía." Sentiste su polla endurecerse de nuevo, empezaste a quejarte otra vez, siendo golpeada sin cesar.
Eres una llorona, aún que su llorona.
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