"El amor y la justicia son los pilares que sostienen un mundo equilibrado, donde la compasión y la rectitud se entrelazan para construir un futuro lleno de armonía y respeto."
Portada realizada por divaloli
La molesta alarma no paraba de sonar, tanto tiempo y aún no me acostumbraba a despertar tan temprano, despertando perezosamente me levanté de la caliente y cómoda cama para sumergirme en mi rutina diaria. Una ducha bien caliente, preparar mi café, vestirme y peinarme para salir al trabajo. Mi nombre es Beatrice Visconti , tengo 25 años, soy abogada en uno de los bufetes más prestigiosos de toda Italia. Vivía sola en una enorme casa, mis padres vivían en otro estado con mis hermanas. Una vida social bastante privada por mi trabajo, conocía a muchas personas pero salía poco y tenía pocos amigos. Soy una mujer independiente, muy organizada, solitaria, me gusta leer y cocinar, de estatura media, cabello derizado largo hasta el final de mi espalda, de buen cuerpo gracias al gym y de bastante carácter. Ojos color café, pestañas largas, labios carnosos, me gustaba mirarme al espejo y alagarme yo misma. Salí de casa en mi auto mientras las notas musicales de Bruno Mars hacían retumbar el coche. Llegue al trabajo y estacione el coche, dirigiéndome con pasos firmes hasta el despacho donde nos reunimos diariamente para repartir los casos, ya todos estaban en sus respectivos puestos.
- Buen día - dije al entrar por las enormes puertas.
- Buen día Beatrice, llegando tarde como siempre - dijo la presidente y me apresure al sentarme sin responder al regaño que indirectamente me habían dado. - Ya todos tienen sus casos, Bea tú irás a la cárcel que ahí te solicito un recluso, quiere que seas tú quien lo defienda.
- De quién se trata ? - pregunte intrigada por el hecho de que me halla llamado a mi específicamente.
- No tenemos datos específicos, solo sabemos que es un hombre que está metido en problemas de droga y solicito tu defensa.
- Bien, nos vemos luego. - dije saliendo nuevamente para conducir hasta la cárcel. No había mucha distancia así que el viaje no demoró mucho, con paso firme me dirigí hasta la recepción donde el oficial de guardia ya sabía quién me esperaba. Dos sargentos me llevaron por unos largos pasillos que me hicieron ponerme alerta, sin demostrar mied, en vez de guiarme hasta la sala de visitas me llevaron hasta una celda que había alejada de todas las demás, dentro un hombre que solo veía su silueta debido a la poca iluminación, abrieron las rejas para dejarme entrar y luego se marcharon dejándome ahí encerrada con esa bestia, o al menos eso es lo que parecía.
- Abogada - pronuncio el hombre con un perfecto acento italiano que puso mis pelos de punta, al darse la vuelta pude detallar un poco más su rostro, ojos grises, cejas perfectas, pestañas largas, labios perfectos, cuerpo atlético, de estatura demasiado alta.
- Buen día - dije algo nerviosa - Cual es su nombre? - pregunte aún dudando.
- Tome asiento, sería muy descortés atenderla de pie.
- Estoy bien así, gracias - no muy contento con mi respuesta me observo de arriba a abajo, con una mirada penetrante que me gritaba que era peligroso.
- No le pregunté, le ordené que se sentara. - dijo ya enojado, entonces unos rayos de luz que entraron por las pequeñas percianas me permitieron ver completamente su rostro, se trataba de Simón Salvatore, líder de la mafia siciliana, delitos de tráfico de niños, drogas, asesinatos ... Claro que no podía defender a este criminal, tan solo por el hecho de acabar con la vida de cientos de niños, yo defendía la ley, no apoyaba a criminales.
- Vittorio Albani - dije su nombre sorprendida y una sonrisa ladeada apareció en su rostro, parecía psicópata, mis instintos me dijeron que corriera de ahí pero eso no sería profesional.
- El mismo, quiero que me saques de este sitio. - dijo con asco, refiriéndose a la celda donde se encontraba.
- Me temo que no podré tomar este caso, te asignarán un abogado por oficio.
- Creo que en ningún momento te pregunté si podías - dijo pausadamente mientras se acercaba a mi, hasta dejar mi espalda contra la pared, me pareció que oliera tan bien a pesar de estar encerrado aquí y no demore mucho en sacar cuentas de que este criminal tenía privilegios aquí adentro a pesar de merecer vivir en un acantilado. - Quiero que me saques de aquí y punto.
- No puedo defender a un asesino, ni a un hombre que utiliza a niños para sus cochinadas, este es el lugar al que perteneces. - dije mirándolo a los ojos aún estando muy cerca de el. Pude notar que mis palabras movieron algo dentro de el, juraría que tuvo un momento de debilidad, aunque rápidamente volvió a ponerse su armadura de hombre fuerte y no logré terminar de descifrar lo que sintió.
- Te puedes arrepentir de tus palabras - dijo acercándose aún más, rozo su nariz por mi cuello, me quedé muy quieta el miedo estaba empezando a apoderarse de mi, instintivamente puse mis manos sobre su pecho para intentar separarme de el pero el puso las suyas en mi cintura, asegurando que saldría de ahí cuando el quisiera.
- Déjame ir por favor - dije con voz temblorosa tratando de parecer calmada, pero estas palabras solo hiciera que se pegará más a mi pudiendo sentir todo su cuerpo junto al mío.
- Mirame a los ojos- ordenó, dude por un momento pero luego temí a desobedecerlo. Me vas a sacar de aquí - esta vez lo dijo con una voz más suave, mirandome fijamente a los ojos, casi logra convencerme pero mi trabajo no me permitía defender a alguien como el. Todos sabían que era muy buena abogada, he ganado cientos de casos en toda Italia, pero a él, no podía ayudarlo aunque en el fondo sentía que quería hacerlo.
- Lo siento - dije sin dejar de mirarlo a los ojos, mi voz apenas se escuchaba.- No puedo hacerlo. - nos quedamos en silencio por unos minutos, el con sus manos en mi cintura, yo con mis manos en su pecho, nuestras miradas juntándose, nuestras bocas se acercaban, el destilaba irá, yo miedo, quería salir corriendo de ahí y a la misma vez quería saber que pasaría si me quedaba ahí. Simón siguió acercando su rostro al mío hasta robarme un beso, lleno de ira, de rabia, su agarre en mi cintura se hizo más fuerte a punto de pensar que me partiría a la mitad, yo solo me quedé quieta, sin moverme, esperando que parara. Bajo una mano hasta mi pierna, la acarició agresivamente hasta dejarla acariciando mis gluteos. La cosa iba empeorando y ya estaba poniéndome ansiosa, el miedo me estaba traicionando, o eso creía, Simón era uno de los hombres más guapos de toda Italia y temía a no poder resistirme a el.
- Vittorio sueltame ya - dije autoritaria después de coger valor, se separó de mi con cuidado y dio solamente un paso atrás. - En tu vida vuelvas a acercarte a mi.
- Pensé que te había gustado. - dijo y realmente ahora mismo no sabía si era, arrogancia, si estaba triste, si nunca lo habían rechazado solo sabía que si no salía de ahí en cuanto antes iba a colapsar.
- Pensaste mal - dije y me apresure a salir de ahí. No había guardias en todo el recorrido y apresure aún más el paso por temor a que me siguiera, ya en la salida pude respirar, sentía que me asfixiaba. Por fin, entre en mi auto y le envié un mail a mi jefa, explicándole todo lo sucedido sin detalles y diciéndole que me iría a casa a descansar.
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Nada más llegar a casa tome una ducha para liberar tensión, me puse un pijama bastante indesente ya que no saldría más de casa y me puse a preparar la cena. Me gustaba mucho la cocina así que me puse a preparar comida como para unas 10 personas cuando vivía sola y nadie venía a visitarme, a veces me sentía tan sola, mis padres nunca me llamaban, nunca venían a visitarme, les daba igual como podría estar. Comencé a hacer unos Spaguettis y luego pizza, esa era mi comida favorita y ya me especializada en ello. Estuve horas cocinando, luego de terminar prepare la mesita que se encontraba frente al televisor y puse una película. Ya sentada me estaba relajando así que empecé a comer mientras veía la tele. Una sensación de que alguien me observaba empezó a recorrer mi cuerpo pensé que de seguro era por lo sucedido hoy pero un poco después una voz a mi lado que me hizo saltar del susto me confirmó que no estaba equivocada.
- Que haces aquí ? Como entraste ? - tome rápido el teléfono para llamar a la policía pero fue más ágil que yo y termino tumbandolo al suelo.
- Beatrice, pensaste que sería difícil, tienes familia en el extranjero, dos hermanas más pequeñas que tú que ahora mismo corren peligro si no decides sacarme de la cárcel.
- Estas loco ! Sal de mi casa ahora mismo.
- Y si no lo hago que ! - los nervios ya estaban acabando conmigo y estaba a punto de colapsar. Me fui encima de el y comencé a golpearlo inútilmente en el pecho .
- salte de aquí, déjame en paz ! - le grité pero él ni siquiera se inmutó.
- cocinas toda esa comida solo para ti ? - dijo con burla
- que te importa imbecil ?! Solo vete
- de acuerdo, que conste que no me daré por vencido. - lo vi caminar hasta la puerta y no conocía las emociones que estaban acaparando mi cuerpo. Lo vi caminar por el jardín para marcharse y salí corriendo de casa hasta tratar de alcanzarlo.
- Vittorio ! - le llamé a lo que el se giró sorprendido - Quieres quedarte a cenar ?
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~... Y ahí me encontraba yo, sentada cenando junto a un criminal.
- Vittorio, que cargos tienes ? - pregunte
- Llegaron a mi Mansion con una orden de arresto, yo no soy santo, pero jamás en mi vida le he hecho daño a un niño, ni a una mujer. No pude elegir la vida que iba a vivir, pero jamás arrastraría a alguien a ella.
- me quieres decir que no han presentado ninguna prueba para tenerte encerrado ?
- si.
- espero que te halla gustado la cena, vuelve a donde tienes que estar. - me miró confundido por lo que le dije pero se levantó sin más y se fue sin siquiera mirarme, dándole un tirón a la puerta. Necesitaba pensar en indagar más sobre este caso. Sé que no eran horas pero llame a mi jefa.
Bea que sucede a estas horas - dijo preocupada al otro lado de la línea.
- Claudia perdón por molestarte tan tarde, solo que he estado investigando y creo que voy a tomar el caso de Simón. - hubo un silencio del otro lado por unos minutos que casi me desespera y cuando estaba a punto de arrepentirme Claudia dijo : Harás lo correcto. Me fui a dormir ya más tranquila sabiendo que al día siguiente me esperarían muchas cosas nuevas, descubriría cosas que pondrían mi vida en peligro y mis actos tendrían grandes consecuencias.///////////////////////////////////////////////////////////////////////
Si les gusto el primer capítulo dejen su voto. Nos vemos en siguiente episodio.
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Entre el amor y la justicia.
RomanceEl amor es la muerte del deber... Y a veces el deber, es la muerte del amor.