Fantasmas del Pasado II

4 0 0
                                    

_ La una de la mañana...

Murmuré frotando mis ojos con algo de molestia, hace horas que intentaba dormir pero sin éxito alguno simplemente daba vueltas en la cama. Aunque no me perdería de gran cosa ya que estaría despertando de nuevo por una pesadilla; el no dormir se había vuelto casi parte de la rutina, lo que llevó a que con el tiempo unas marcas oscuras se formaran bajo mis ojos, lo que daba una tonalidad lúgubre a mi rostro como si de un tatuaje se tratase, algo que no desaparecería con tan sólo una noche de sueño, más bien debería de ser como una semana en un coma profundo para poder así recuperar aquella vitalidad que la vida me robó con el paso de los años.

Muchos pensamientos inundaban mi mente, recuerdos e ideas, como si a estas horas de la mañana tuviera la suficiente energía como para hacer mil cosas o más; incorporandome en la cama observo de reojo a Eros quien plácidamente yacía en su quinto sueño tal vez, todo estirado y panza arriba en un costado de la cama.

_ Quisiera ser un gato, o al menos tener ese superpoder de dormir en cualquier lado.

Murmuré lo suficientemente bajo para no despertarlo, aunque estoy segura que no se despertaría ni si golpeara dos sartenes juntas una y otra vez. Al encender la luz de la mesa de noche observo con algo de desagrado el desorden de mi habitación, cuya limpieza había pospuesto en repetidas ocasiones debido a la constante excusa de "luego lo hago" o "no, tengo que estudiar, ahora no tengo tiempo", no soy desorganizada con respecto a la limpieza solo es que algunas veces no encuentro el interés requerido para poder centrarme en eso.

El suelo frio bajo mis pies provocó un fuerte sentimiento de nostalgia al salir de la habitación, el único fin que tenía era el de sentarme frente al televisor y colocar una música o algo que me ayude a conciliar el sueño, tal vez esto era un castigo Divino por no haber honrado a los Dioses en tantos años, tal vez Hipnos está molesto conmigo por alguna razón o simplemente le da muy igual mi existencia y es mi propia mente la que no me deja descansar.
Había prometido no hacerlo más, pero realmente era inevitable en ciertos momentos era lo único que me dejaba en cierta forma relajarme pero obviamente entendía el porque, tomé un cigarrillo de los que escondía en mi librero antes de sentarme y lo encendí, aquel aroma del tabaco ardiendo cerca de mí rostro, relajaba casi en su totalidad mis músculos y por un segundo sentía como mi mente callaba y era realmente algo liberador para alguien que constantemente era atormentada por sus fantasmas del pasado.

A pesar de todo lo que estaba haciendo para encontrar un simple momento de relajación, sabía que algo no andaba bien. Desde ese primer momento donde tuve aquel presentimiento hasta ahora, había algo que no me permitía salir de ese estado de alerta.
Con el tabaco entre los labios, y un pequeño esfuerzo logré levantarme lo suficientemente despacio como para no marearme y caminando lentente hacia la ventana volví a confirmar la sospecha que me carcomía la cabeza.

_ No ha vuelto, es la primera vez en dos años que se va por tanto tiempo.

Se podría considerar que soy alguien precavida, siempre armada y con una amplia variedad con relación a los objetos que podría usar para atacar a quien sea que se proclame como un posible problema para mi supervivencia. En este caso es cuestionable, solo mi curiosidad y mis propios pensamientos se están interponiendo con mi supervivencia o minimamente una no tan placentera noche de sueño.
Deslizando la punta de los dedos por la fría empuñadura metálica de una daga de unos 45 cm, decido que esta sería la protección ideal, muy exagerado dirán, para alguien que solo debe caminar unos 100 metros pero quien sabe lo que me espera afuera y lo que debería de hacer, hasta ahora no conozco la identidad de quien me acecha tan pacientemente pero no muy profesionalmente de su parte debido a que no se esfuerza mucho por ocultar sus intenciones.
Pero resulta curioso que tras dos años de paciente vigilancia, haya desaparecido siquiera sin dejar resto..

_ Aunque sea se hubiera despedido, que grosero.

Murmuré, tomando firmemente la funda del arma mientras abría la puerta principal.
El viento caliente y seco de la ciudad golpeó con fuerza mi rostro, aquel calor sofocante del día a día se hacía presente desde muy tempranas horas en la mañana. Lo cual me dió a considerar la real necesidad de salir, ya que realmente odiaba esta temperatura, con una última calada lancé lo que quedaba del tabaco a una pila de arena frente al departamento para luego continuar con mi "misión"

Sin zapatos y con un pijama, aparte con un arma en la mano cualquiera diría que estoy loca por salir en estas condiciones pero realmente no tenía planeado tardar demasiado. Con pasos largos y confiados me aproxime hasta el lugar donde el susodicho observaba y no encontré nada, algunas luces iluminaban parcialmente la calle pero más aún la luz de la luna.

Todo parecía más una pérdida de tiempo que algo productivo, hasta que al dirigir la mirada al suelo algo llamó mi atención, algo brillante oculto entre las hojas y la arena.
Al agacharme para tener una mejor visión una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, y casi de manera inmediata miles de preguntas surcaron por mi mente como una estampida.

_ Que querrán ahora...

Era un denario, aquella dorada y brillante moneda muy difícil de no reconocer...bueno, al menos para alguien ya familiarizado.
Decidí guardarla, ya que obviamente algo debía significar o para algo la habrá dejado allí; una vez hecho eso nuevente con un paso rápido decido regresar, tanto silencio resultaba un poco incomodo al menos para alguien que está constantemente alerta.
Hasta que justo antes de cerrar la puerta, un objeto oscuro a la distancia frente a la casa vecina llamó mi atención, dos puntos brillantes se hicieron presentes como dos bolas de fuego diminutas así como los ojos de un felino al ser cegados por una luz.
Rápidamente mis músculos se tensaron lo que llevó a que de forma refleja llevase con rapidez la mano hacia la empuñadura del arma, al abrir la puerta en su totalidad nuevamente aquello ya había desaparecido.

Una milésima de segundo fue suficiente para dudar de mi propia sanidad mental, acaso lo había imaginado o realmente estaba ahí...
Es mejor dejar las cosas como están, si quisiera atacarme lo habría hecho lo que fuese eso solo observaba, pero la duda es ¿por cuanto tiempo estuvo observando?
Cierro la puerta y por seguridad propia decido colocar unas botellas detrás en cualquier caso me avisaría si ese algo decidiera atacar, con la daga de compañía vuelvo a la habitación para intentar nuevamente hacer las pases con Hipnos y al menos intentar descansar, al llegar veo a un Eros somnoliento y posiblemente molesto estimándose sobre el mullido colchón para luego acomodarse nuevamente y continuar con su sueño.

_ Buenas noches gordo...

Dejo un rápido beso en la cabeza del felino y me acuesto casi inmediatamente a su lado, a lo que rápidamente y sin previo aviso como si fuera por arte de magia caigo en un profundo sueño.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 26, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La vida de alguien no muy importanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora