• Aimez-moi lentement - Kookgi [Único]

Unico

       La vida, nuestro bien más preciado, revela su verdadero propósito en el viaje mismo, no en el destino final. A pesar de comprender esta premisa, Yoongi se encontraba perplejo ante la sucesión ininterrumpida de desgracias, contrastando con un pasado en el que lo tenía todo.

Recuerda con dolor cómo su pareja lo cortejó, entregándose sin sospechar que este acto desencadenaría eventos que destruirían su futuro. Las consecuencias fueron devastadoras: el video íntimo circuló entre padres y profesores, enfrentándose a miradas religiosas y acusaciones que lo llevaron a ser expulsado de su hogar al revelarse su embarazo y homosexualidad.

Después de que sus padres y Jimin le dieran la espalda, parecía estar solo, aunque vivía en un departamento proporcionado por la familia de Jimin, quienes esperaban el nacimiento del bebé para realizar pruebas de paternidad. Aun así, la sombra de la intolerancia persistía, considerando al bebé como la cruz de la familia Park y un error para la comunidad arraigada en prejuicios.

La llegada de su hijo a sus brazos fue un bálsamo, iluminando su vida con facciones y mejillas rosadas. Aunque esto le infundió esperanzas de superación, la falta de educación formal y un título profesional lo dejaban sin la oportunidad de brindarle a su hijo todo lo que merecía.

Jimin, a regañadientes, lo ayudó a conseguir trabajo en un salón de belleza de propiedad familiar, aunque las tareas de limpieza y organización se veían ensombrecidas por la obligación de llevar a su hijo, generando tensiones con clientes y la dueña.

Cuando su hijo creció lo suficiente, las pruebas de paternidad revelaron la manipulación, un recuerdo fresco de unas pocas horas antes, que persiste como una herida abierta en su memoria.

      [Memories]

    — Los papeles han llegado, me alegra saber este resultado antes que ustedes, ahora hijo mío, ve los papeles ahora necesitamos que te des cuenta de la verdad — Aquella mujer sonreía en autosuficiencia al igual que su esposo. Jimin sostenía los papeles que estaban en el sobre viendo aquella papelería alterada con una enorme sonrisa en su rostro.

    Le tiró aquellos papeles al pelinegro a la cara mientras se reía con triunfo — Al parecer no es mi hijo, espero abandones el adepartamento en el que vives ahora mismo, debería demandarte por difamación, ni siquiera soy gay.

    Yoongi miraba aquellos papeles con incredulidad, sabía que esos papeles estában mal, que el era virgen hasta que le entrego todo a aquel rubio y sabía muy en el fondo que era para salvar la reputación del mismo, que aquello debía ser planeado simplemente para destruirlo, por haber rechazado a la hermana del rubio que  hace tiempo atrás hablaron con sus padres para comprometerlo, porque por alguna razón era igual o peor que sus padres y no acepto su negativa.

    — Lo siento querido, creo que ahora...no te queremos aquí en la familia Park siendo la aberración que eres con ese bastardo que cargas contigo. — Hablo aquella mujer siendo cruel, destrozando más el mundo del pelinegro.

    — No queremos sangre ajena en la familia.—Hablo el esposo siendo borde con sus palabras.

    — No podemos permitir que la descendencia de nuestra familia esté contaminada. ¡Imagínate! —Entro en aquel despacho la joven igual rubia como su hermano abrazando al mismo mientras se regocijaban frente suyo.

    — Quien iba a pensar que casi que caso con un sucio doncel, eres tan aberrante Min, doncel y homosexual, te dije que pagarias— podía sentir las uñas de rose lastimar sus mejillas mientras está sostenía su cara.

    La sala de reuniones resonaba con un tenso silencio, interrumpido solo por las palabras hirientes que dejaban una marca indeleble en el corazón de Yoongi. La humillación se tornaba palpable en el ambiente, y la situación se volvía aún más desgarradora con cada frase venenosa.