-¡No queda mucho tiempo!
La voz del hombre sonó preocupado, habían estado corriendo por varias horas junto a su esposa quien mantenía a su bebé en brazos tapándola del frio. Se encontraban en el reino vecino ¿Cómo lo sabían? Habían logrado pasar por el rio junto a su cascada que cae hacia arriba, pero al ser invierno, esta se encontraba congelada.
-¿Por qué corren?
-¡Dejen de hacer ruido!
Las pocas plantas despiertas la nieve comenzaron a quejarse y hablar entre ellas al ver a la pareja correr frenéticamente. Al brincar sobre un gran tronco con escarcha en el suelo el movimiento ocasiono que el bebé comenzara a quejarse por el movimiento tan brusco.
-No, no, no ahora no –susurro la madre desesperada dejando que comenzara a jugar con su mano llenándola de baba.
La pequeña familia se detuvo rápidamente para esconderse detrás de un gran árbol rogando ser lo más discretos posibles al presenciar como una luz azul alumbraba la oscura noche y pasaba rápidamente frente al árbol donde se escondían. Aquella extraña luz parecía buscarlos meticulosamente en ese lugar, logrando que el matrimonio cerrara sus ojos con fuerzas esperando lo peor. Cosa que jamás paso, al pasar el tiempo y no sentir nada ambos decidieron abrir los ojos, notando como el oscuro y helado bosque se encontraba en plena oscuridad nuevamente.
-Deprisa, ya casi llegamos –susurro el hombre tomando la mano de su esposa comenzando a correr.
Aunque la viene caía sin parar, la mujer pudo notar como los grandes árboles eran remplazados poco a poco por grandes arbustos, algo que le pareció extraño. Estaba a punto de decirle a su marido, pero aquella luz azul apareció a pocos metros detrás de ellos generando pánico en ambos, los había encontrado. El hombre se detuvo bruscamente.
-¡Corre y no mires atrás!
La mujer de capucha lo miro incrédula.
-¡Ni pienses que te dejare! Yo también...
-¡El juramento! –le recordó el hombre- No lo olvides.
Fue entonces que comenzó a correr en dirección opuesta, estaba dirigiéndose a pelear. La fémina quiso correr detrás de el con lágrimas en sus ojos, no podía perderlo a él también, pero el sonido de la pequeña criatura en sus brazos la hizo detenerse. Unos ojos azules cual cielo despejado, tan puros e inocentes la observaban con cariño, no podía, no haría que tuviera el mismo destino que ellos. Así que con un gran nudo en su garganta comenzó su andar nuevamente, sin mirar hacia atrás.
A pesar de limpiar las lágrimas cada vez que salían, eso no le impidió no ver como ahora ya no había rastro de los árboles del bosque, ahora solamente había grandes y pequeños arbustos con variedad de flores en ellas. Eso la desconcertó nuevamente.
Pero sus dudas fueron resueltas al instante.
Un gran castillo gris con poca nieve sobre el y con un abundante jardín de rosas junto a un piso de cuadros blancos y negros se encontraba justo a pocos metros de ella. La mujer mirada desconcertada el lugar, no se suponía que llegarían a este lugar, debía de ser un error, pero justo cuando estaba a punto de tomar otro camino una pequeña luz llamo su atención.
-No...
Una pequeña línea de luz rosa se elevaba hasta desaparecer por completo en el cielo. Se había ido ¿ahora que se supone que haría? Se preguntó. Lastimosamente, no tuvo tiempo de pensarlo al ver aquella luz azul rondando cercas de ella. Eso la hizo correr nuevamente, pero esta vez hacia un destino fijo. Agradecía internamente que el jardín no tenía grandes arbustos como los que se había encontrado afuera, así que podía ver con más precisión hacia donde se dirigía.
Ya no tenía tiempo.
Se encontraba justo en medio del gran jardín, lugar donde podía verse un gran circulo de rosas en medio esta con escarcha, dándole una apariencia más bella, así que con mucho cuidado coloco a su bebé en medio estas. Una risa provino de la criatura y eso la hizo soltar una lágrima.
-Que el día sea tu guía y la noche tu consuelo de nuestra ausencia, ya que entre los tallos me iré y entre las flores te quedaras –un pequeño beso fue depositado en la frente del infante que, al tener a su madre cerca no dudo en tocar su mejilla. Una lagrima resbalo por esta- te amamos, mi niña.
Se alejó como pudo, pero al estar varios metros lejos volteo hacia atrás, donde un llanto desconsolado e insistente no se hizo esperar. Con un movimiento de sus manos un brillo desprendió de estas y sin dudar, lanzo aquella energía sobre el suelo logrando ocasionar que las raíces y tallos de los árboles y arbustos dieran un ligero brillo. Sin más que hacer, se marchó. Aquel suceso no pasó desapercibido por los reyes del castillo puesto que, aquel extraño resplandor de su jardín logro llegar hasta su ventana sin esperar mucho corrieron hacia afuera en busca de lo que ocurría.
-¿Tu hiciste esto, cariño? –pregunto la reina con fascinación.
-Lastimosamente no –respondió adentrándose más al jardín- pero sin duda es muy bello.
Un llanto los hizo mirar hacia delante y apresuraron su andar para saciar su curiosidad.
-Cariño... ¿acaso eso es...?
-Un bebé.
Pasaron unos segundos antes de que la reina reaccionara y comenzara a correr hacia el infante que, rápidamente acuno en sus brazos tratando de cesar su llanto.
-Ya, ya dulzura –arrullo la reina con delicadeza- ¿Quién sería tan cruel en dejarla aquí?
Al escuchar el arrullo la bebé comenzó a cerrar sus ojos con cansancio hasta quedar completamente dormida. Eso hizo sonreir a la reina. Sin embargo, algo rápidamente capto la atención de ambos reyes. Un símbolo desvaneciéndose de una flor en la frente de la infante, eso hizo que se miraran entre ellos con tristeza.
-Cariño...
-Vayamos adentro, la noche fría no es bueno para ella –dijo el rey apacible ayudando a su esposa a levantarse, comenzando a dirigirse nuevamente hacía el castillo.
La joven reina no paraba de meser con cariño a la recien llegada en sus brazos que se encontraba descansando en paz, daba la ilusion de que al fin habia podido lograr dormir despues de un largo tiempo.
-¿No te parece hermosa? Es una linda florecilla –comento la reina con dulzura estrechándola más.
El rey asintió con gusto.
-Bienvenida a tu nuevo hogar, Camelia.
ESTÁS LEYENDO
Crazy Lovers - || El sombrero x CC ||
Fanfikce¿Y sabes en que se parecen la cordura y la locura? Durante una noche nevada llegó para quedarse para siempre. Camelia se convirtió en la hermana adoptiva de la reina Roja y Blanca cuando ellas tenían tan solo 6 años. La joven de ojos azules era un t...