Capítulo 23. Parte 2.

118 8 0
                                    

[Este capítulo igual tiene un poco de contenido (+18). Así que, si no te gusta o te incomoda, puedes dejar de leer luego de este símbolo "Ⓢ" . Espero les guste]

♥ ♥ ♥

Suddenly, I'm a fiend and you're all I need
(De repente soy un demonio y tú eres todo lo que necesito)-Never Be the Same. Camila cabello.



Billy

—¿Qué haces?—pregunto a Marcos. Está recogiendo algunas cosas de su antigua habitación que se encuentran en el suelo.

—Limpio—dice acomodándolas perfectamente sobre su mesita de noche.

Ya sé lo que hacía, a lo que me refiero es, ¿por qué lo hace? Realmente todo estaba ordenado, él se había encargado de eso en toda la noche, pero aún así seguía reacomodando todo nuevamente, moviendo las cosas de un lugar a otro hasta que considerara que se veían bien ahí. Yo lo miraba desde la cama, parecía algo inquieto, y eso a la vez me inquietaba a mí.

Intente ayudarlo a recoger, pero quizo hacerlo solo.

—Ya está todo ordenado, ven a acostarte conmigo—digo en otro intento por hacerlo parar.

—No está perfecto

—No tiene que estar perfecto, esta bien así

—No, yo... tengo que limpiarlo—se dirige al baño de su habitación y luego lo veo salir con un balde de agua en su mano y jabón en la otra. Arroja el agua sin pensarlo sobre el tapete nuevo que acababa de colocar en el suelo. Miro algo confundido como también tira el jabón sobre este y luego comienza a regarlo con sus propias manos, haciendo un puto desastre.

Me incorporo en la cama sin comprender. Él restriega la alfombra blanca con desesperación, estaba literalmente nueva. ¿Qué intentaba limpiar?

—¿Marcos, qué...?

—Tengo que limpiarla, aún está sucia

—No está...

—La manche, pero la estoy limpiando, no te preocupes

¿Qué no me preocupe? Lo único que me preocupaba era su actitud.

Me levanto de la cama y me acerco a él. Por la manera tan fuerte en la que esta frotando la alfombra con sus manos, estas ya estaban tomando un tono rojizo. Estaba lastimándose y ni siquiera parecía importarle.

Me acuclilló a su lado y coloco ambas manos sobre las suyas, deteniéndolo con un poco de fuerza para que pueda sentirme. Su cuerpo entero se paraliza. Sus ojos miran fijamente nuestra unión, parece perdido por un momento, pero luego me da la sensación de que vuelve a la realidad y nota lo que ha hecho. Solo que, sigue igual, mirando todo sin decir ni una palabra.

—¿Qué sucede?—pregunto algo bajo.

—Nada—intenta levantarse, pero sostengo sus manos con más fuerza, logrando que gire su rostro y me mire a los ojos. Sus pupilas están algo dilatadas y veo en su mirada tantas emociones negativas que me quedo aturdido por un momento.

—Algo te esta inquietando—murmuro en medio del silencio.

Sus ojos están fijos en los míos, pero se siente cómo si no estuviera viéndome realmente, cómo si solo me mirara, pero su mente estuviera en otra parte.

—Este lugar no me trae buenos recuerdos—dice con la mirada aún perdida—. Pero estoy bien, no tienes de qué preocuparte

Pero lo hacía, no importaba cuantas veces decía que estaba bien, que no pasaba nada, que él sabía controlarlo, yo estaba seguro de que no era cierto, de que solo fingía porque no quería mostrarse vulnerable ante nada, ante nadie.

Como un rehén (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora